Capítulo 3

45 3 0
                                    

          Cuando despertó, sintió un fuerte dolor de cabeza, como era de esperarse, Sindier estaba en la costa de lo que parecía una isla desolada, llena de abundante flora y fauna que estaba repleta en pájaros y cangrejos pequeños. Al tener la autoestima baja se detuvo en la arena fría, y decidió investigar las dimensiones de la isla, donde se encontraba, vislumbró el horizonte, evitando el sol abrasador.

          De repente, Sindier comenzó a caminar por la costa, buscando comida principalmente, para su sorpresa un rayo descendió directamente al agua en la costa de la isla, sorprendiéndolo, y también comenzando a llover. Después de unas pocas horas Sindier estaba en una cueva junto a una colina, con una mirada frustrada, mientras miraba la lluvia que caía sobre las hojas de los árboles.

          Mientras que él miraba la isla desde la cueva, una voz agria se hace oír en su oreja, viniendo del fondo de la cueva.

—Toda la vida perecerá—susurró una voz inquietante similar a la de Oskar.

          Esto hizo que Sindier se perturbara, haciéndolo pensar que había alguien detrás de él mirándolo, y giro hacia el interior de la cueva, mientras miraba la oscuridad, donde parecía que la voz provenía de allí. Después de esa desagradable experiencia, dejó de llover, y de repente se escuchó un ruido estremecedor desde el otro lado de la isla.

          Sindier se apresuró a descubrir la causa del ruido. Sus ojos reflejaron una vista de asombro y luego de curiosidad, que fue causada por el descubrimiento de una grieta misteriosa, en la jungla de la costa, yacía en esta hendidura.

          Su profundidad era alarmante porque se basaba en un gran riesgo, en comparación con lo que estaban en la isla, su curiosidad explotó, pero al ver que la grieta se abrió, de manera que se derrumbaba y parecía un sumidero alargado y lleno de arena pura.

—¡¿Que esta pasando?!—exclamó Sindier mientras estaba alarmado por lo que parecía ser un terremoto producido por la gigantesca grieta.

          Sus expectativas se desbordaron cuando vio desde una colina en la isla, como la grieta se abría a través de la costa, derrumbándose así misma hasta colapsar.

—¿Será el libro responsable de esta calamidad?—se preguntó Sindier mientras observaba el fenómeno espectacular.

          La única salida era abandonar la isla, esa fue la primera idea que se le vino a la mente al sentarse en esa colina, y en el reflejo de sus ojos había una inmensa preocupación por la inquietud de conocer su paradero. Entonces, el crepúsculo de la puesta del sol se vuelve más evidente, lo obligan a cerrar los ojos.

          Su sueño fue interrumpido por un temblor aun mayor que el anterior, y por ello corrió hacia la cueva.

          Sindier se apresuró a la cueva y allí no se vio afectado por el colapso, por lo que decidió pasar la noche en ese lugar, que estaba en la punta y también en lo que quedaba de la isla. A la mañana siguiente, decidió emprender el viaje para construir una balsa, mientras una figura se asomó a la costa, desde lejos parecía un pobre moribundo, debido a su exagerado zigzagueo sobre la arena.

          Sindier se precipitó a correr a la playa para llegar allí, notando un hombre alto que estaba dando vueltas, antes de que, el ambiente se hubiera puesto pesado, ya que el moribundo carecía de los ojos y tenia en cambio cuencas que eran visibles a simple vista. Para su sorpresa, el hombre comenzó a murmurar y seguir a Sindier lentamente, perturbado por su andar, Sindier decidió moverse lejos de él en la medida de lo posible, por dos razones, su paseo inquietante, que le hizo ver más asustado a sí mismo y la cara sin vida, y su falta de ojos era una preocupación pequeña en comparación con las anteriores razones.

          Esto ocurrió debido a que el hombre tenía una actitud agresiva que por esto Sindier se oculta detrás de una roca al pie del acantilado, provista de un tamaño relativamente grande, mientras que él estaba detrás de ella con una sensación de frío muy fuerte, haciendo un gran esfuerzo para mirar hacia fuera por medio de una de las malformaciones de la piedra, en busca de cualquier señal de su paradero, y el ambiente era lo suficientemente tenso para que el corazón de Sindier retumbara.

          En un acto de descuido, deja la roca mirando alrededor, vislumbrando por el paradero del viril, y este fue donde él creía que lo estaba siguiendo. Para su sorpresa, encuentra el cuerpo sin vida que cayo con la cabeza casi decapitada. Los zapatos desgastados de Sindier, se mancharon con la sangre de ese misterioso viril, desafortunadamente su cuello estaba casi cercenado. Mientras los fluidos viscosos y rojizos bañaban las rocas y se extendían hacia el mar. Sindier supo que estaba paralizado ante el acto más extraño que hubiera presenciar.

          Al tratar de agarrar el cuerpo para enterrarlo con dignidad, resbala con las rocas de la costa bañadas con la sangre fresca, que le hace permanecer a un lado del cuerpo. Por ende, la cara de Sindier cae al lado del cuello casi cortado por la mitad, y el pudo también, ver gusanos salientes de su esófago terminando por fugarse en la avertura del cadáver. Además de dejar a Sindier con náuseas, también se da cuenta de que algo empieza a emerger de la persona, lo que parecía el libro.

          Con gran valor decide sacar el libro con sus manos, desde el abdomen del cuerpo en una presunta descomposición, con sus manos manchadas de sangre logra sacar el libro, su cubierta estaba recubierta con trozos de carne, y de forma rápida se estaban deslizando los restos de carne y la sangre empezaron a caer por el lomo hasta el suelo.

          Habiendo Sindier enterrado el cuerpo en una pila de rocas con una cruz, dónde estaría la cabeza, en la colina se deja admirar el sol ocultándose de la presunta noche próxima, su aliento se escapaba por bocanadas y una vez más se prepara mentalmente para cualquier adversidad que se pueda enfrentar en el futuro, pensando en el esplendor del sol en el horizonte.

El Libro MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora