Capítulo 15

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—Y recuerda Sindier, soy mas poderoso de lo que tu piensas, y mas generoso contigo—dijo súbitamente Karma con su saco fino, alejando así su palma de la otra, y asiendo aparecer un cigarrillo de la nada, sacando también bocanadas de espeso humo, además de quedarse mirando a Sindier desde el otro extremo del lugar.

          Como acto seguido, Sindier cae al suelo, respirando rápido y acelerado ante lo sucedido, Karma lo miraba desde arriba mientras fumaba su tabaco entre sus dedos, con unos ojos de desprecio hacia Sindier. Cuantas mas bocanadas de humo surgían de Karma, Sindier se levantaba mas sobre los hombros de Karma, luego el protagonista camina lentamente hacia el pasillo donde llego allí, sin mirar los ojos de Karma, después este lo detiene posando-le la mano sobre su casi polvoroso hombro.

—Por favor, solo espera un momento en este lugar, y no hagas un maldito alboroto,¿Quieres?—dijo Karma con su brazo firme sobre el hombro derecho de Sindier, que este respondió en seguir caminando.

          Mas adelante se pudo apreciar a el protagonista saliendo de un obscuro callejón, que llevaba hacia la calle, este dejando atrás a karma que atravesó literalmente una pared y desapareció. Las agallas de Sindier se le veían evidentemente en sus pupilas de un color parecido al morado, y sus marcas en equis, casi desvanecidas y tapadas por sus prendas. Y allí se aventuro Sindier con  precaución por un sitio conglomerado tanto de gente como por tiendas, el su intento de deslizarse por entre las personas, solo lograba golpes con el enjambre de personas.

          El al cruzar la multitud de trance-untes des preocupados, se encamina hacia un edificio empobrecido a un kilómetro de allí, mientras pasaba por la acera con su sombrero de vaquero beige, camisa blanca, con pantalones negros formales y zapatos con suela delgada, siente algo inusual en el ambiente, al levantar la mirada un poco, estaba al lado de un hospital que lo único que se podía entender era:"Hospital Dr.Shima", de-repente un sentimiento, comenzó a recorrerlo e incomodarle, como acto seguido este decidió seguir escudriñándose por la calle, ya no tan conglomerada.

          Al llegar al lugar acordado, su aire de pelea empezó a desaparecer y pensó que por fin descansaría de los años de increíble aventura y hallazgos extraños, esta idea se vio inútil al pasar por el portal de la entrada del mismo, empobrecido por la decadencia de la zona comerciante, osease, por la carencia de orden o pulcritud, o al menos eso era lo que pensó Sindier al cruzar el mismo.

—Necesito una habitación—pronunció el protagonista minuciosamente al hombre detrás del mostrador.

          De repente justo en el instante al filo de la palabra todo se detuvo cuando un ruido proveniente de la puerta se izo protagonista, eran unos hombres vestidos de negro, con una vestimenta larga como si fuese el pantalón unido con la camisa, que esta se hacia arrastrar por el piso deliberadamente, de lo largo que era, al parecer solo un pliegue tocaba el suelo. Lo mas inquietante de ello no eran sus gafas redondas , también oscuras para el sol, sino que los tres miraban fijamente a Sindier como si lo estuviesen buscándolo desde ya hacia tiempo. El enfrentamiento de miradas duro poco, por que los hombres vestidos de ropa alargada y obscura se encimaron sobre el protagonista.

          Esto hizo una respuesta al instante, de que Sindier hullera de ese lugar, hacia el interior del hotel. Una turba de personas blancas con vestimenta obscura, y gafas, lo comenzó a perseguir, lo primero que se le ocurrió al protagonista fue, usar su "poder", haciendo que con un movimiento de su mano izquierda, aventar hacia sus perseguidores, una jarra con agua y flores, a unos metros de el, lo que satisfactoriamente, tumbo a uno de ellos. Al cruzar en una bifurcación de pasillos, decidió ir al lado derecho y ocultarse en una habitación abierta y vacía.

—¿Que querrán?—dijo susurrad-amente al aire, pensando ademas en las similitudes que tenían con "La orden del Arcángel Gabriel", las cuales eran nulas.

          Unos pasos agitados se podían apreciar en el oriental y desolado pasillo, que rápidamente Sindier asimilo con sus perseguidores, lo cual respondió, con una huida eficaz hacia una ventana de la habitación blanca. Se detuvo en la ventana entre abierta, cuando oyó una voz tranquila y tersa, proveniente de su espalda, en la entrada de la habitación.

—¿Crees que escaparas por ahí, Sindier?—mascullo aquella voz, esto genero que Sindier mirase por su hombro y así vislumbro a un hombre, con ropa formal y lentes obscuros.

—¿Quien es usted?,¿Que busca?—menciono Sindier con señales de empezar a alterarse.

—Solo digamos que mi tiempo aquí se agota—dice el hombre, mientras este se sentaba en una silla de la recamara, y se sacaba de su bolsillo en su saco, un sobre beige, y señalando con el a Sindier, el cual se veía desconfiado.

—¿Que es esto?—expresó Sindier, mientras agarraba rápidamente el sobre, con una mano, y lo sostenía analizando la lo que decía en su lengua materna:

Para Sindier Coverfield. No te queda tiempo. No abrir hasta el 6 de agosto de 1945, a las 8 en punto de la mañana.

—Esto dejara varios cabos sueltos, pero tu seras el responsable—mencionó el hombre sin darle cierta explicación a Sindier, el cual le afloro en su mente una duda.

—¿A que se refiere?—preguntó Sindier antes de quedarse perplejo de que el hombre con vestimenta obscura y gafas de sol, desapareciese de la nada sin generar ruido alguno.

          Con sumo cuidado, Sindier se aventuro a mirar por afuera de la habitación, viendo de un lado a otro el corredor fantasmal, este miro de nuevo la carta y la deposito dentro de su bolsillo izquierdo de adelante del pantalón. Por siguiente, el protagonista con mas preguntas que respuestas, se condujo así mismo por las calles en medio del ocaso de la casi concurrida ciudad urbana, mientras este buscaba un sitio para descansar.

          Sindier se deslizo por un angosto callejón, que al cruzar no tenia salida, el cual se recostó deliberadamente y allí con sus iris de color morado, se puso como de entre los periódicos, de los cuales uno que se podía vislumbrar sobre su cabeza decía un anuncio con respecto a una bomba que caería allí en Hiroshima. Algo un tanto raro porque era de un día en el futuro.

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