Capítulo 6

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          Sindier se quedó perturbado, y a donde girará el cuello veía un mar de sangre y restos humanos en todas partes, él vislumbraba el horror absoluto inclusive se veían restos de personas dispersados por todas partes, sobre techos, el suelo, y para completar ya no existía el hotel, es mas donde estaba era el único lugar intacto, este desastre era tan atroz que le mareo haciendo que expulsara vomito y se quedara arrodillado.

          Y para colmo un alarido desgarrante se percibió detrás de él, mientras quita la mirada de la destrucción del huracán, el grito venia de la habitación donde encontró al ente oscuro, mientras empujaba la puerta lentamente, del otro lado estaba el mismo ser oscuro, con que se encontró, pero con una mirada penetrante mirando por el entre cerrado, a Sindier expresando dolor y llorando, esto genero que le cerrara la puerta.

          Sorprendido decide intentar otra cosa, Sindier trata ver el interior del cuarto por un orificio de la pared, al asomarse lo inquieta que no allá nada ahí adentro, al mirar para dirigirse a la puerta, ve que el ente esta parado justo mirándolo inquietantemente, Sindier se cae de espaldas mientras trata de alejarse de el, pasándole por al lado de los cuerpos. 

—No puedes ayudarlos, esto se lo ganaron ellos—dicé una voz distorsionada proveniente de al frente de el, haciéndole pensar que es el ente.

—¿A que t-te refieres?—dijo Sindier tartamudeando, asustado mientras se levantaba.

—Yo soy el odio, la ira, el conflicto, y también la muerte de la humanidad completamente personificada—pronunció de nuevo el ente amenazante con una voz más normal.

—¿Me mataras también?—pregunto Sindier mientras veía que se le desprendía una capa de piel rojiza, y caía como ceniza del ente dejando en su paso a...Oskar, asustando a Sindier por la acción de la entidad.

—¿Porque tomaste esa forma?—volvió a preguntar Sindier.

—Para que no fuera muy inquietante para ti, decidí transformarme en tu amigo, además lo siento—dijo el ente, mientras reía al señalar el campo de masacre.

—¿No tienes moral verdad?—exclamó Sindier asiéndolo ver como una "mala persona".

—¡Ellos no tenia opción, y era lo justo!—dijó el ente vociferando a Sindier alarmando lo.

—¿Como que era lo justo?—exclamó Sindier señalando hacia la multitud muerta en la plaza, dejando claro la consecuencia.

—Dentro de aproximadamente 1086 años, la humanidad acabara con todo el planeta en una interminable guerra, aunque quiero que esto suceda, mis hermanos me obligan a detenerlo, y como soy el único que puede viajar en el tiempo, volví acá para detenerlo, matando a todos los humanos responsables—dijo el ente explicándole de forma rápida y con una voz agria a Sindier, el cual  no tubo respuesta quedándose casi  catatonico por toda esa información.

          Mientras que al Oskar falso, sus ojos se iluminaron de rojizo, y a ambos empezó a recorrerlos una especie de sangre emergente del piso que también hizo que el suelo los comenzara a tragar, Sindier se desmayo ante esto. Así ambos son fueron arrastrados al interior de la tierra por brazos y garras, llevándolos a un lugar lejano.

—Y eso se llama, usar el camino del infierno—susurro Oskar al emerger del suelo con Sindier inconsciente aun.

          Luego de recobrar la conciencia, Sindier se levanta del suelo de un bosque, donde se encontraba acostado sobre un árbol de abedul, junto a algo inesperado que seria el libro del karma, este se asusta, lo diferente que había notado, era que tenia un hombre con túnica negra y unos ojos inquietantes en la portada. Además se caracterizaba que tenia candado, la cual la llave sorprendió a Sindier, porque estaba en su muñeca derecha, el se dio cuenta de que la llave tenia características de partes humanas, como huesos, carne, y sangre recubriéndolo.

—¿Donde estoy, y que acaba de pasar?—se preguntó así mismo, mientras caminaba con el libro y la llave, por el bosque desolado.

          Cuando divagaba vio una montaña, la cual que estaba a un kilómetro, este decidió ir, pero le incomodaba una presencia siguiéndolo desde el árbol donde deserto, con el rabillo de sus ojos a la izquierda vio una figura negra ocultándose en los arboles, al voltear no había nada allí. Ya de por si Sindier se encontraba con dudas y preguntas que el no podía responder, lo único que le sorprendía era el encuentro que tubo con esa criatura, con esa aparición demoníaca, que al parecer se sentía su presencia acosándolo.

          Mientras se encontraba en un fuerte rustico de ramas, el tenia la característica duda de si, un libro podía tener ese poder, esa colosal destrucción en su mano, como era posible aquella, situación así, cuando miraba la cascada de unos tres metros de altura, a la puerta de su refugio improvisado.

          Al quedarse levemente dormido, empieza a ver imágenes abrumadoras, y futuristas, veía una sala gigante con personas sentadas en circulo,en sillas, y banderas de sus países, también tenían en sus nombres presidentes de diferentes países, luego alguien vestido de negro, entra a la sala matando a todos y crea un alboroto, el cuarto se baña de sangre y ruido, una conglomeración entra a la sala y le dispara en la cabeza al hombre. Ahí se crea pánico, en las calles yacen muchedumbres quemando pilas de cuerpos, también guerra en las calles, maquinas caminado, y finalmente una bomba nuclear arrasa con la mitad del planeta, además varias mas acaban con la vida en la superficie.

          Sindier por ende se levantó asustado al ver el terrorífico futuro que yace a la humanidad, haciendo que se golpeara por accidente la cabeza.

—¡Demonios!—exclama al golpearse contra el tronco del árbol, que le servía como apoyo para la tienda tosca.

          Al notar el amanecer decide seguir, caminado por el bosque en su amanecer, mientras caminaba se daba cuenta de una escabrosa presencia otra vez, pero en este caso esta tan cerca, que le respira en la, este salta de pánico, al no ver nada se asusta, y para colmo oye ladridos a la distancia, que lo obligan a correr, cuanto más corría, aun más los oía.

          Mientras corría empezaba a vislumbrar, en los arboles, cabezas clavadas en las ramas, las bases llenas de sangre, y extremidades recubriendo el suelo.

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