"DOLORES DE MOMENTO"

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CAPITULO 5

"DOLORES DE MOMENTO"

Quizás era una persona muy testaruda, quizás me costaba reconocer muchas cosas, algunas más que otras, era alguien impaciente y ansioso, combinación muy mala para un capitán, solo si eres el mejor como yo.

Un mes transcurrió desde que nos enteramos ser transportadores de una enfermedad tan mortal como la gripe, la mayoría de mis hombres muertos en vida, agonizantes y la mayoría de esclavos en las mismas precarias condiciones, amigos sufriendo la enfermedad con desesperación, y no sabía qué hacer.

Una lluvia muy leve había comenzado, el barco se mecía con tranquilidad y la brisa era fresca, pero muy mortal para los enfermos, caminaba de aquí para allá atendiéndolos que me olvide del mapa por unos días concentrándome en la tripulación, me gustara o no era lo que se debía de hacer, la comida comenzó a escasear y el agua se agotaba, me sentí más presionado, lo único peor que podría pasar es que la lluvia se volviera un torrencial, los enfermos fueron llevados por su seguridad adentro de las habitaciones de cocina o intendencia, incluso habían vuelto a usar mi camarote como enfermería.

Decidí tomarme un descanso, no por voluntad propia sino por la de los mis compañeros que aún seguían en pie y ayudando a los auxiliados, mi cuerpo estaba fatigado y solo por voluntad seguía de pie, temía enfermar y dejar de ser de utilidad, en mi caso ser una carga no sería lo mejor, nunca me ha gustado ser uno de esos capitanes abusivos que solo engordaban en el camarote mientras explotaba a sus marinos con trabajos pesados, una de las pocas cosas que le agradecía al capitán Kallahan fue enseñarme a no abusar de mi cargo y verme siempre como alguien humilde y merecedor de mi puesto.

Tosí en seco, me asuste por un momento, no había sangre, me alivie, tuberculosis sería una maldición más para este barco.

Respire profundo, estaba desolado con la autoestima por los suelos, no habíamos avanzado mucho y ahora en pésimas condiciones nos encontrábamos varados en el mar. Estaba sentado sobre un barril fuera del camarote descansando, la lluvia no me alcanzaba así que estaría bien por un tiempo, mi mente divagaba y contaba las esperanzas para alentarme, mi abdomen dolía horrible justo en la herida, termine quitándome la camisa y admirando el vendaje manchado de sangre nuevamente, decidí destapar la herida y un hedor leve pero molesto me recibió, una sustancia viscosa y verdosa salía de ella, imagine que eso se debía al sobre esfuerzo que aplique estos días, me queje mirando al cielo, esperando que la lluvia se detuviera para poder ir a la cocina por unas hierbas, no soy muy bueno con las sanaciones, esa área le correspondía a Honey Lemon, pero sin ella aquí esto estaba sin control.

Mi equipo justo en estos momentos se está esforzando por no morir, me sentí impotente e inútil, y sin importarme la lluvia camine directo a la cocina, que de igual forma que mi camarote estaba infestado de pacientes.

Fue cuando lo vi. Caminaba hacia mi dirección con un frasco en manos, me dio mucha curiosidad ver a la pequeña furia caminar por la cubierta, ignore muchas cosas en ese momento, del porque Miguel estaba fuera de su celda, o si se estaba exponiendo demasiado a la enfermedad, e incluso si no llevaba nada para cubrirse de la lluvia paso a segundo plano cuando me entrego el frasco y no pude evitar mirarlo extraño.

–Anda, te hará bien– Dijo mostrando su hoyuelo.

– ¿Qué es esto? – Pregunte con desconfianza, destape el frasco donde mi nariz percibió un fuerte olor a pomada –Aght, apesta– dije con acción de entregárselo, a lo que él se negó ofendido.

–Acéptalo, es para tu herida, te hará sentir mejor– Dijo en forma de mandato, lo cual me pareció arrogante, ya que yo era el único que daba las órdenes en este barco.

Naufragio De TempestadesWhere stories live. Discover now