¡Revelación!

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Vale, lectores hermosos, sé que he tardado una eternidad en actualizar y no tengo excusa. La verdad es que he tenido tiempo, pero no la motivación. Hace poco he vuelto ha animarme a escribir porqué he visto que había gente que seguía leyendo el fanfic y dejando comentarios, haciendo que las ganas de escribir volvieran. Así que gracias y siento la demora.

¡Espero que disfrutéis del capítulo!

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Cuando empecé a salir con Karma sabía que tarde o temprano conocería a su familia, pero ni en mis más salvajes sueños me hubiera imaginado que me encontraría con uno de ellos en una situación tan comprometedora.

Con el deseo de querer fundirme como un helado en medio del verano, me visto con ropas que Karma me presta y con la vergüenza grabada en mi rostro, los dos vamos al comedor. Allí, en el salón, se encuentra la bella mujer sentada de forma elegante mientras se toma un té. Dicha imagen le queda muy bien teniendo en cuento el tipo de ropa que lleva. Al vernos, inmediatamente se levante y se dirige hacia la puerta en donde nos encontramos de pie. Abraza con mimo a su hijo, y él le corresponde el gesto. Al ver una muestra de efecto tan dulce pero a la vez tan natural entre madre e hijo, no puedo evitar que una punzada de envidia se clave en mi corazón.

"Ah... así que esto es ser una madre y un hijo". Ahora que lo pienso, creo que jamás tuve este tipo de acercamiento con la mía, por lo menos no de forma tan sincera y pura.

Mis divagaciones se ven interrumpidas por un cálido apretón. Al principio al estar tan absorto en mis pensamientos, no me percato de lo que sucede hasta que percibo la dulce fragancia de la mujer adulta. Por ese motivo no le correspondo su muestra de efecto de inmediato, pero al volver a la realidad el cuerpo se mueve solo y envuelvo mis extremidades en su delgada cintura. Al igual que Karma, el abrazo de ella me transmite mucha calidez.

- Con que tú eres el famoso Nagisa. – comenta ella mientras se separa.

- ¿Eh? – me sorprende su comentario. - ¿Me conoce? – le pregunto entre extrañado y sorprendido.

- Bueno, este niño de aquí me ha contado un poco de ti. – señala a Karma con la mirada. No puedo evitar sorprenderme.

¿Karma les ha hablado de mí a su familia? Una especia de sensación de burbujeo se forma en mi estómago por la felicidad. ¡No me lo puedo creer, les ha hablado de mí! Y por la reacción de su madre, quiere decir que me acepta, ¿no?

- Querrás decir que me amenazaste para que te lo contara. – refuta a su madre.

- Oh vamos, no seas exagerado. Si te morías por contarnos sobre él.

- ¡¿Ha?! ¡¿M-morirme de ganas?! – exclama con un sonrojo Karma. Me sorprende mucho verlo así de nervioso, es la primera vez que veo a alguien capaz de sacarle a Karma algo más que una sonrisa traviesa. La bella mujer pasa de él y se me acerca al oído, como si quisiera contarme un secreto, aunque por el volumen de su voz no lo parece ya que Karma puede escuchar perfectamente lo que me dice.

- ¿Sabes qué? Él lo quiere negar, pero cuando me estaba hablando de ti no paraba de sonreír como un bobo y decirme mil maravillas de ti. Uf... si es que te ponía en un pedestal, y cuando empezaba no paraba, al final me dejo con una curiosidad de conocerte que no veas. – me explica mientras mira la reacción de su hijo, al cual su rostro ya le empieza a salir humo de lo rojo que se encuentra.

Aún y así yo no digo nada, me quedo impactado por lo que ella me rebela. ¿Karma sonriendo de forma boba mientras habla de mí? ¿Es eso posible?

Él con la cara como un tomate está a punto de contestar a su madre, pero yo lo interrumpo sin darme cuenta.

- ¿Es eso cierto? – le pregunto mientras le miró fijamente a los ojos. Él se sorprende por mi repentina intromisión, ya que desde que entramos en el comedor no había dicho prácticamente nada. - ¿Es eso cierto? – le vuelvo a preguntar.

Un profesor travieso y un chico 1/2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora