¡Desesperación!

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Hola gente hermosa, perdón por haber tardado tanto en actualizar, la verdad es que no estaba segura de si seguir la historia sobretodo porqué he estado muy ocupada. Pero al ver que hay gente que realmente le esta gustando mi historia, me he dado cuento que no lo puedo dejar a medias. Por lo tanto aquí me tenéis otra vez. 

Espero que disfrutéis de este capítulo.

PD: Quiero agradecer especialmente a Yukiko-sensei por hacerme la nueva porta, eres un sol, has sido una de las personas que me han animado a seguir con mi historia.

¡MUCHAS GRACIAS! ^_^

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Las luces de las calles de Tokyo me ciegan, son demasiado brillantes a diferencia de mi estado de animo. Me duele el estomago por culpa del miedo y la incertidumbre.
"Por favor Karma, tienes que estar bien..." rezo internamente. Mi mente divaga imaginando una situación peor que la anterior, solo viéndolo en persona podré calmarme. De repente, siento la cálida palma de la mano de Gakuhō-san encima de mi mano diestra. A la vez, me percato de la mirada con cierta preocupación de la bella mujer, la cual ahora hace de conductora.

- No te preocupes, antes de que te despertaras mis hombres me habían informado que la operación fue bien. Según los médicos, para esta hora ya tendría que estar despierto. - me explica el padre de Karma con una voz relajada intentando apaciguar mis miedos. A pesar de sus esfuerzos, no sirve de mucho, pero exteriormente intento aparentar que sí ha funcionado para no hacerle sentir mal.

Le devuelvo una sonrisa como agradecimiento, pero tengo claro que solo podré calmar mi corazón desbocado, el cual en cualquier momento saldrá por mi boca, viéndolo en persona con su típica sonrisa ladina. Creo que esta es la segunda vez que siento tanto miedo y angustia en toda mi vida. Anteriormente fue cuando mi madre enloqueció por primera vez, ya que fue tan repentino, ni yo ni mi progenitor supimos como reaccionar. Por lo tanto, pude ver con mis propios inocentes ojos azules, todas las fases de odio y locura de alguien. Por suerte solo fueron gritos y desvaríos por parte de ella, no llegando a ponerme la mano encima. Pero todavía hoy, puedo recordar mi pequeño cuerpo inmóvil y tembloroso mientras observaba con detalle la cara de locura de mi madre. Esta es la segunda vez en sentir tal temor, pensar que con tan solo un paso en falso puedes llegar a perder a la persona que te complementa y te hace querer vivir, deja a uno sin aliento y fuerzas. El camino hacia el hospital se me hace eterno a pesar del poco transito, no puede evitar rememorar los momentos que he pasado con Karma des de que lo conocí. El pecho me duele, en mi cabeza retumba un pitido constante que me produce punzadas de dolor. Me repito mil veces que él estará bien, tal y como me ha dicho su padre, pero es muy difícil aceptarlo. Sin darme cuenta, el viaje en coche que apenas tardó vente minutos pero que para mí me pareció horas, llega a su destino. En situaciones normales me quedaría impresionado por la gran arquitectura del edificio, ya que mas que un hospital parece un hotel de lujo. Pero mi preocupación es mayor en comparación a la curiosidad banal por un edifico. Un hombre vestido con un traje formal negro, de cabello y ojos azabache nos espera en la entrada. Nos hace un reverencia de cuarenta y cinco grados con el cuerpo tenso, puede percibir el miedo, la culpa y la rabia emanando de su cuerpo. Gakuhō-san se le acerca sin ninguna expresión en particular, haciendo que el cuerpo tenso del contrario se contraiga un poco con nerviosismo.

- Fujimoto, guíanos hasta la habitación de Karma, luego ya tendrás tiempo de darme un reporte detallado de lo que ha pasado. - ordena mientras le pone una mano en el hombro indicándole que se puede incorporar de la reverencia. El toque en el hombro es algo casual, sin ninguna presión adicional, haciendo que el joven hombre se relaje ligeramente.

- ¡Sí, señor! - sin más preámbulos nos guía el camino.

A medida que nos vamos acercando, mayor son los latidos de mi corazón, tengo la impresión de que en cualquier momento me saldrá del pecho. Inconscientemente acelero el ritmo incitando a los demás hacer lo mismo. Para llegar a nuestro destino cogemos el elevador ya que la habitación se encuentra en el ultimo piso. No tardamos en llegar delante de una puerta en donde hay parado dos personas vestidas igual que el hombre llamado Fujimoto. Por sus características parecen un varón y una mujer de nacionalidad china. Al vernos nos hacen una reverencia y nos dejan pasar sin decir una solo palabra. Los latidos desenfrenados aumenta a niveles insospechados al ver la mano de Gakuhō-san posarse en el pomo de la puerta, con un ligero movimiento de muñeca la abre, dejándome entrever una pequeña parte del interior de la habitación, ya que su gran figura me tapa el campo de visión. Pero el obstáculo visual no dura demasiado, lo veo adentrándose en la habitación dejándome ver su contenido. Por un segundo me quedo congelado observando lo que tanto me ha estado angustiando todo este tiempo. Puedo ver a la persona que me ha cambiado la vida acostado en una cama de sabanas blancas, su espalda esta apoyado en el cabezal quedando medio sentado, con un montón de papeles esparcidos en su regazo. Su atención pasa de los blanquecinos papeles a la entrada de su habitación. Por un momento él también se queda unos segundos congelado cuando entra en contacto con mis ojos. Siento una fuerte punzada de dolor en el corazón al verlo con una tez pálida y sin vida, incluso me parece como si su pelo del color de las llamas mas ardientes ya no tuviesen la vitalidad que suelen tener. Sus labios siempre tiernos, ahora se ven agrietados y secos como una hoja marchita de otoño. Las lagrimas se me empiezan a acumular en los ojos, evitando que pueda seguir viendo con detalle el estado de Karma. Pero todavía siguen lo suficientemente despejados como para percibir esa afilada aguja clavada en sus venas y conectada a un tubo que le transfiere un liquido con las sustancias que su cuerpo necesita. Salgo del estupor cuando lo veo alzar el brazo derecho hacia mi dirección, con su típica sonrisa traviesa me indica que me acerca a él. Sin pensar, el cuerpo se mueve antes que la mente, cuando me doy cuenta ya lo estoy abrazando con desesperación. A pesar de que tengo su cuerpo entre mis pequeños brazos temblorosos, todavía dudo de si esto es real.

Un profesor travieso y un chico 1/2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora