Capitulo 1 pt 6: Son inexistentes

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El dolor en mi hombro había desaparecido, así como la herida se convirtió en tierra cuando me atreví a bañarme. Al final no tenía nada.

Veo como el agua cae en la ducha, pienso en lo que pasó, era la primera vez que se acercaban tanto a mí, y me herían. Sabían cómo adentrarme a su mundo. ¿Cómo lo supieron? No tengo lapso viviendo aquí. Lo peor es saber que esas flores tienen tanto tiempo en este lugar. Al parecer, la decoración nunca cambió, lo que confirma que un aterrador suceso perfilaba aun en este hotel. Las épocas cambian, pero aquí la historia se repite. Solo sé que hubo un compartir en ese cuarto u otro, se escucharon niños o un hombre haciendo la voz de un pequeñín, pero esas figuras formas no tenían. No comprendo. Luego, un estallido y veo a una silueta colgando del techo. No vi de donde se mecía porque el techo no tenía una viga a la vista. Alguien murió ahorcado, y la inesperada visita en el ascensor parece confirmar que hay más que una persona colgando. A pesar de que no soy curiosa, pues es el miedo lo que me detiene, lo que mas me interesa es completar una historia.

Al salir, busco la tela más calidad en esta habitación, me acuesto en el sofá. Observo los fuertes tonos rojos de la habitación, su estilo barroco llama mi atención. 

—No han robado nada —Beatrice entra a la habitación con un paso apurado dejando papeles en el escritorio de Hank

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—No han robado nada —Beatrice entra a la habitación con un paso apurado dejando papeles en el escritorio de Hank.

—¿Quién lo ha confirmado? —pregunta mi padre mientras también atendía una de sus famosas llamadas.

—Dicen que parecía como si estuvieran buscando algo, pero no se llevaron nada. Sissi fue a confirmar, y no faltaba nada —continua Beatrice.

—¿Has tenido algún problema con alguien? —empieza la interrogación.

—No —respondo medio dormida.

—Esto es una locura, ahora tenemos que pagar todo, ¡tu suite! —cruza sus brazos— Sissi, vamos, levántate niña. Hay cosas que hacer.

—No tienes que pagarla, tengo dinero.

—¿El limpiar las calles te da para vivir?

—Al menos es algo justo.

—No, señorita. No me harás sentir culpable. Algún día entenderás —Hank engancha la llamada.

Quedamos en silencio mirando la puerta que se pronuncia con cada golpe.

Decido abrir mientras que Hank y Beatrice tomaban un respiro. Abro y me encuentro con un serio Richard acompañado de una mujer.

—¿Qué ocurre, Richard?

—Sissi, ¿se encuentra el Sr. Irazoky?

—¿Qué sucede? —Hank atiende su llamado.

—Sr. Irazoky, soy Lauren, la gerente del hotel, he venido tan rápido en cuanto he sabido lo sucedido. Queremos que nos acompañe a la oficina para hablar con usted.

El último cuerpo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora