Capitulo 2 pt 3: La puerta ha sido abierta

34 9 0
                                    

Al llegar al segundo nivel, Vakó continúa hablando con Beatrice y Hank sobre las ultimas reparaciones y de distintos objetos que vendrán pronto a la residencia, para así recuperar el ambiente del siglo 19. Ignoro las especificaciones y miro por encima algunos cuartos que yacen abiertos, todos incluso, iluminan el gran pasillo. En eso, me fijo en dos sirvientas hablar entre sí por el pasillo mientras llevan una canasta llena de sábanas. Una entra a un cuarto y la otra joven, de cabello castaño se dirige a otra habitación con unas pocas sábanas en sus manos. Abre el cerrojo y cierra la puerta a sus espaldas. La otra sirvienta, al notar que se encontraba sola, decide salir de la habitación a buscar a la compañera de cabello castaño, y en su rostro demuestra confusión. Mira hacia los lados buscándola, inclusive, busca en otra habitación, menos en la que la vi entrar. Me parece curioso que no haya abierto aquella habitación, pero la ignoro cuando escucho el llamado de Hank.

—¿Qué te parece?

—Le falta trabajo, como pulir la madera. No sabría decirte.

—Sissi —Hank llama mi atención para que de una contestación concreta.

—Si, es enorme. Está bien, ¿Veremos todas las habitaciones?

—Habría que tomarnos un día para verlas todas, mientras tanto, en este nivel se encuentra la suya y la de sus padres, Srta. Sissi —a mitad del pasillo nos detuvimos, y presenta mi habitación, frente a la puerta donde la sirvienta se había encerrado.

La sirvienta estaba en mi habitación acomodando la cama, y limpiando la mesilla de noche. Mi cuarto se ve caluroso con tanta tela. El grupito de adultos sigue caminando sin parar de hablar. Me distancio de ellos para atreverme a hablarle a la sirvienta.

—¿No viniste acompañada de otra chica? —pregunto.

—Si. Debió haber bajado sin haberme dicho o no la escuché —acomoda las almohadas y abre un poco la ventana—. ¿Es usted Sissi Irazoky? —me mira de arriba para abajo con disimulo.

—Si. ¿Estarán por mucho tiempo?

—Solo cuando Hank decida que todos nos vayamos —contesta.

¿Hank? ¿Y esa confianza?

Entiendo. Oye, vi que verificaste en los cuartos cercanos, menos en el de al frente —miro a la puerta y la señalo por poco tiempo—. La vi entrar a esa habitación. Debe estar ahí todavía, no la he visto salir —me resulta incómoda la manera en que ella me mira. Sus ojos estaban muy abiertos, busca a su alrededor las toallas y las pone en la canasta.

—Lo he recordado, Srta. Irazoky. Ella me dijo que vendría en un momento, que tonta soy, se me había olvidado. Debe haber subido hace un rato, iré a decirle que ya hemos terminado en esta área —noto el nerviosismo.

—Estuve en este pasillo y no la he visto salir, tal vez necesite ayuda —me dirijo hasta la puerta para abrir. Solo quiero ser amable con ellas, ya que comenzare a ser parte de ellas.

—Srta. Irazoky —dice con voz entrecortada.

—Esa puerta esta cerrada —escucho una voz autoritaria al final del pasillo, era Vakó fulminando con la mirada mi acto de querer abrirla. Me asuste ante su actitud.

—¿Cómo está cerrada si acabo de ver...?

—Es por seguridad. El techo está podrido, y como bien sabe Hank, los materiales para la reconstrucción de esta habitación llegarán muy pronto.

—Ah, ¿esa es la que tiene otro tipo de madera y acabados?

—Exactamente.

¿Estoy confundida? Bueno, er nos hemos tardado tanto aquí arriba que no me fije que la luz del sol ya comenzaba a ocultarse. Tal vez entró al otro cuarto y no la vi bajar. 

—Debo recordarles que hay algunas habitaciones que se mantendrán cerradas por seguridad —me mira para que comprenda el mensaje—, mientras tanto la mayor parte de la casa se encuentra en buenas condiciones. Ahora, le hago entrega de las copias, las llaves originales la tienen la oficina, Sr. Irazoky —le entrega el ruidoso llavero—. La Sra. White tiene copia de todas los llavines de la vivienda por si ocurre alguna situación, pueden mostrar su confianza en ella, siempre estará en el primer nivel para lo que ustedes necesiten —lleva sus manos en dirección hacia la espalda baja—. No dude en llamarme, Hank. Siempre esperamos una llamada suya —se marcha como si estuviese agotado de estar aquí, con esa amargura que solo a él le queda bien.

¿Me está diciendo que la vivienda es segura, pero que algunas habitaciones tienen su techo podrido? Si se llega a caer el techo de una de esas habitaciones, morimos del susto por el escándalo, y eso no se vería bien en la prensa. "Al caerse el techo de la conocida propiedad de la familia Irazoky, estos mueren del susto."  Imagínense, toda una vida saliendo ilesos de los oscuros senderos que mi padre nos ha obligado tomar para que un techo colapse y nos mate. De verdad, se me hace divertido pensarlo. Por otro lado, es una pena que la casa pierda historia al no tener los materiales originales. Aunque, mejor que pierda un poco de originalidad a que la casa caiga sobre uno.  

Me dirijo a la cocina, aprovecho a sentarme en la silla mal ubicada en la cocina. La Sra. Jones se encontraba usando la estufa, si cocina u horneaba algo, no lo sabía.

—Imagino que todos los sirvientes se estarán yendo. Ya es tarde, un buen momento para descansar y comer algo —dice al verme.

—Sobre eso, puedo encargarme de mi comida.

—La Sra. Irazoky me platicó sobre tu estilo de vida —sonríe—, igual he cambiado los cuchillos por abrazos —con el cuchillo corta las papas.

—Me reconforta saber eso.

—¿Sabes? Sería buena idea estrenar la casa comiendo en ella —me dice confiada.

Una pesadez envolvía mis párpados y su voz se hacía cada vez lejana.

—Entonces, ¿qué ha cocinado? —pregunto despertando al choque de la cuchara en el sartén.

—Es mi deber estar a su disposición, pero la oscuridad debajo de sus ojos la delatan de no haber dormido lo suficiente.

—Puedo esperar.

—Vaya y descanse —me anima—, sé que debí haber cocinado temprano, pero creíamos que venían en dos semanas, así que me disculpo por eso.

—Bien. Iré a tomar una siesta, en cuanto la comida... —no procesaba lo que decía— puedes levantarme —interrumpo borracha del sueño. 

Sin pensarlo, caí a la cama hundiéndome en el sueño. Abro los ojos con pesadez al escuchar un corre y corre, veo una figura en la única parte de la habitación donde la luz de la lámpara no lograba alumbrar, pero que al rato salen dos niños, que se quedaron mirándome al pie de la cama. Ignoro quienes pudieran ser.

 Ignoro quienes pudieran ser

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


El último cuerpo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora