Después de un Largo Día de Trabajo

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Salí de mi oficina a las 3 como cada día de la maldita semana después de haber entregado hoy  37 informes y 8 presentaciones sobre el amor en la sociedad y de como afecta nuestra forma de actuar. En conclusión, un auténtico rollo que me tengo que tragar, únicamente para ganarme un sueldo de 900 euros al mes. Una basura.

Me dirigí hacia la estación de metro más cercana y compré la entrada correspondiente a mi tren, bajé las escaleras y me senté en uno de los bancos blancos esperando a mi querido tren. Gracias a aquello pude fijarme en los carteles de anuncios que colgaban de las asquerosas paredes que me rodeaban. Uno era de un Circo con animales y acróbatas, nada nuevo. Otro sobre el parque de atracciones de la ciudad y sus descuentos. Pero el que mas me llamó la atención fue uno de la policía donde informaba que se tuviera cuidado con la gente que te rodea en sitios públicos ya que pueden ser peligrosos. Quise leer más de aquel cartel, pero justo el metro sonó desde lo profundo del túnel para hacer entender que se acercaba.

Pronto apareció todo él por el túnel dejando ver todo lo blanco que el era. Todo el mundo se juntó a mi para ser el primero en subir al Metro, pero yo no sería el que perdiera aquella lucha así que nadando entre la gente, pude ponerme delante del todo.

De pronto una extraña sensación me invadió el cuerpo de pies a cabeza, era como nervios, o mejor dicho miedo. Algo dentro de mis sabía que no debía subir a aquel tren pero debido a la impaciencia de la multitud que me empujaba para entrar, acabé dentro casi sin darme cuenta.

Cerré los ojos, no quería ver nada de lo que me rodeaba, ni a nadie. Sin embargo noté como alguien se acercaba a mi oído derecho y me susurró:

- Acaba conmigo... Por favor...

Yo asustado abrí los ojos al instante, pero nada ni nadie parecía haber sido el culpable ya que los que me rodeaban eran una niña de unos 14 años, lo que parecía su madre, un anciano y un hombre mudo que ya había visto mas veces por allí. Por lo que nadie podía haber sido el culpable, debido a que la voz era de un chico joven al que le pondría 22 años. Su voz era similar a la mía, formada, pero todavía no era grave como la de un hombre de 40. Podría haber sido mi propia cabeza pero por alguna razón, aquella hipótesis la descartaba. Además había sentido perfectamente su aliento frío en mi oreja.    

Pasaron unos minutos cuando otra vez sentí que algo andaba mal, otra vez notaba aquella sensación de miedo y pánico, pero esta vez aún más fuerte. Esta vez sentí como un frío y delgado dedo bajaba por mi espalda, era como si pudiera traspasar mi camisa blanca y tocar directamente mi piel. Por alguna razón aquello me excitaba, y sin querer parece que algo ahí abajo empezó a despertarse, me tapé con mi cartera negra  e intenté hacer como que nada ocurría, pero entre el terror que sentía y lo excitado que me sentía, no podía moverme con normalidad.

Gracias a Dios, el metro por fin llegó a mi parada y sin pensármelo dos veces bajé corriendo de allí huyendo de lo que quiera que fuera aquello. Por desgracia mi erección no me permitía correr lo rápido que quería, por lo que entré en el baño y me encerré en uno de los retretes secundarios. Me senté en el váter y me baje los pantalones, nunca me había sentido tan excitado como aquella vez. Mientras me tocaba, pude imaginarme aquellas manos frías pasando por mi espalda y me sentía cada vez mejor, yo no paraba de gemir aunque no quisiera ya que era un lugar público, pero no pude aguantarme. Seguí imaginándome aquella voz y aquellas manos hasta que me corrí encima de mi pantalón, y me sentí mejor al instante. Sin embargo quería con todas mis ganas volver a sentir aquella sensación extraña y excitante que me había ocurrido. Necesitaba volver a sentirle, aunque fuese una vez más. De pronto el miedo que tenía se esfumó y por alguna razón me sentía mejor que nunca.

Me encaminé con paso ligero a mi casa, abrí la puerta, tiré mi carpeta; mis zapatos y mi corbata al suelo y me senté en el sofá a ver la televisión. En ese preciso instante recordé el cartel de la Policía advirtiendo sobre la gente que te rodea, así que encendí mi portátil rojo emperatriz y busqué por Internet.

Me metí en la página principal de la Policía y busqué sobré el cartel. Leí en voz alta:

- Se advierte a los transeúntes que tengan precaución con las personas que les rodean en la calle, comercios y sobretodo en el metro ya que se han recogido informes sobre un individuo que anda molestando a la gente, tocando, susurrando o incluso robando objetos personales que sin razón luego vuelven a su dueño. Por desgracia no se sabe quien puede ser ya que cuando actúa rápidamente se camufla entre la multitud y es imposible identificarle. Si usted ha experimentado este suceso, por favor contacte con nosotros a este número. Se hará lo posible por detener a esta persona lo antes posible. Gracias.

Nunca me sentí tan identificado con un artículo nunca, era justo lo que me había sucedido y era mi oportunidad para hacer algo bueno para la comunidad. Pero por otra parte no quería que aquello parase, necesitaba sentir aquella sensación de nuevo, por lo que esa vez decidí dejarlo pasar. 

Luego busque algún artículo sobre sucesos parecidos a los míos que le habían sucedido a la gente de mi ciudad. Había muchos similares a lo que me sucedió, susurro,sensaciones, pero ninguno que redactara que le habían tocado la espalda o algo parecido. Por un momento me sentí especial por haber sido el único en experimentarlo, pero a la vez asustado de pensar que a lo mejor yo había sido elegido para algo en específico y no sabía para que.

 ¿Acaso esa presencia quería algo precisamente de mi?


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Hasta aquí mi nueva historia, espero que os esté gustando, si tenéis alguna sugerencia o duda aquí estoy para todo. Se que en esta parte no hay mucho Yaoi (chico x chico), pero todavía falta mucho por narrar así que estaros tranquilos. Xao genteeee <3 <3. Soñad con Yaoiiii.

El Metro de las 3:30 (Klance, Yaoi Hard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora