El sueño de mi padre

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Después de todo aquello, seguí mi camino en el tren hasta que este llegó a su estación. No pude quitarme todo lo que había pasado de la cabeza, era como si se hubiera incrustado cada detalle de él en mi cabeza, sobretodo su nombre. Lance. Era como si ese nombre le llamase instantáneamente.

Salí de la boca de la estación del Metro y me encaminé hacia el hospital rápidamente. Miré mi teléfono:

" 10 LLAMADAS PERDIDAS DE MAMA"

"¿Qué habrá pasado?" -Pensé en ese momento.

Llamé directamente a mi madre. Suponía que me llamaba porque algo malo había ocurrido. Mientras caminaba, hablaba con ella

-¿Mama?

-Cariño, Dios... ¿te encuentras bien?

-Sí mama, perfectamente, ¿por?

-Acaban de publicar que el metro número 6 ha tenido un accidente.

-¿¡QUEEEEEE?!, eso no ha pasado, de hecho hace 2 minutos que estaba ahí dentro.

- Bueno cariño, mientras estés bien, me vale.

-Espérame Mamá, voy hacia allí, y guarda la noticia.

-Claro.

Los dos finalizamos la llamada. 

QUE COJONES. Acabo de bajar de ese tren, nada ha pasado. Bueno, nada, ejem...  Pero nada comparado con un accidente. ¿Acaso tenía algo que ver con Lance? Joder, seguro.

Debía preguntárselo. La próxima vez que le viera le preguntaría y no me volvería a emocionar con sus ojitos azules y su cuerpo moreno. El caso es que es casi imposible.

Por fin llegué al hospital. Subí las escaleras lo más rápido posible y llegué a la planta 8 donde estaba ingresado mi padre. Allí dije mi nombre a la secretaria pelirroja y me explicó donde se encontraba mi padre. Corrí por el pasillo, deseaba ver a mi padre, aunque fuera en esa situación. 

Abrí la puerta de la habitación 122 y, dormido en la cama, se encontraba mi padre.

-Cariño, por fin estás aquí, por favor siéntate. Tu padre está dormido, pero esta bien. Lo único que nos extraña es que tiene sueños muy raros.

-¿De qué sueños hablas?

-¿Sabes si tu padre conoce a un tal Lance?

En ese momento, mi corazón latió como loco. Era yo el que conocía a Lance, y era yo el que me había enamorado de Lance. Pero no podía hacer otra cosa que poner cara de "No tengo ni idea" y seguir con la conversación. Sin embargo algo me decía que todo tenía relación con el accidente del que me habló anteriormente mi madre.

-Ni idea, nunca había oído ese nombre.

-Es que tu padre no hace más que hablar de él y yo no tengo ni idea de quien es. Además está todo el rato soñando con ese tal Lance.

Y justo se despertó mi padre de un salto. A los dos nos asustó y dimos un paso hacia atrás, él estaba respirando muy rápido, como si algo a él también le hubiera asustado.

-Papá, tranquilo somos nosotros, estamos contigo, tranquilízate. ¿Qué ocurre?

-Dios Keith ¿Que haces aquí? 

- No papá, tú eres más importante ahora, en que soñabas.

- Casi no me acuerdo, pero os lo contaré. Había un chico, más pequeño que tú Keith, tenía el pelo moreno y la tez también morena, sus ojos destacaban del resto de su cara y vestido de un verde oscuro. Creo que era ese tal Lance, aunque no lo se bien. Bueno, el caso es que él estaba sentado, solo, escuchando música con sus cascos, en uno de los asientos del tren, debía ser de noche. De repente, el tren empezó a frenar y del impulso Lance se levantó y, sin querer se le enredó el cable de los cascos en un gancho que había en la barra vertical que servía para agarrarse. El maquinista salió de su cabina y empezó a gritar para que todo el mundo saliera, pero Lance se quedó desenredando sus cascos con dificultad. Yo incluso podía oler el humo del fuego y el gas de la caldera del tren. En ese instante se empezó a oír un pitido ensordecedor, pero el chico moreno seguía ahí, salvando a sus cascos. Pero, cinco segundos después la cabina explotó y entonces es cuando me he levantado asustado.

- Madre... Mía... - dije yo, casi sin dar crédito a lo que decía.

Mis lágrimas iban cayendo poco a poco, casi sin darme cuenta hasta que mi madre me preguntó:

- Cariño, ¿Te ocurre algo?

- No, ¿por?

-Keith, estas llorando muchísimo.

Me toqué la cara con las manos y note toda aquella agua salada que me cubría la cara. Salí corriendo de la habitación en busca de un baño. Por un lado no quería que mis padres me viesen así y por otro lado, quería estar solo en aquel momento. Entre en el baño, cerré la puerta con pestillo y me quedé pensando en una sola persona.

LANCE.

Por fin sabía lo que le había ocurrido, aunque no podía estar feliz por lo que le había pasado, me sentía bien por saber lo que ese chico ocultaba y por que se encontraba de esa manera, es decir, porque era un fantasma. Él había tenido un accidente, en un metro, de noche... ¿De qué me sonaba todo aquello? Claro, lo que me contó mi madre por teléfono, lo que había leído ella en las noticias era lo mismo que lo que me había contado, todo encajaba. Lo único que no conseguía entender era, porque estaba aquella noticia hoy, si ocurrió en otro momento.

No tenía ganas de volver a ver a mi padre estando de este modo, así que llamé a mi madre y la dije que me iría a mi casa, que necesitaba descansar. Ella aceptó sin decirme nada y me colgó. Debía estar enfadada por como me contestó con un simple " vale". El caso es que me dirigí a casa volviendo por el mismo camino por el que fui al hospital y cuando ya estaba esperando a que el metro llegara me di cuenta de que me volvería a encontrar con aquel chico llamado Lance, y ahora que sabía su historia, entendía como debía tratarle.

El tren llegó y yo me monté junto a otros pasajeros en una de las cabinas. Ya amanecía, eran sobre las 6 de la mañana por lo que no tenía mucha esperanza de verle ahora mismo. Saqué mi móvil y me puse a ver Instagram. De repente, sentí  unos labios fríos en mi cuello, y como bajaban por mi cuerpo. Mi cuerpo se empezó a estimular y noté como mi pene se ponía duro por ello, y por él. Sabia que era Lance, conocía sus labios como si me pertenecieran. Me giré para ver si estaba allí, pero no. Solo notaba su presencia y como él me tocaba. Decidí quedarme quieto y que me hiciera lo que Lance quisiera. Aunque se la devolvería cuando nos volviéramos a encontrar.

Noté sus labios bajando por mi pecho hasta el pantalón. Por alguna extraña razón Lance podía atravesarme la ropa y yo no podía impedírselo ya que quedaría como un loco delante de todos. Empezó a chuparme la punta de mi pene con su lengua, podía sentir como le daba un poco de vergüenza, sin embargo poco a poco se la fue metiendo en la boca hasta que llego a chupármela entera. Yo me agarre muy fuerte de la barra del Metro para poder aguantar, pero era casi imposible hacerlo. Era como un experto en hacer felaciones, añadió una de sus manos  a mi pene y me pellizcó un pezón con la otra. Entonces, me corrí. No había sentido tanto placer nunca, era como si todos mis pensamientos y preocupaciones se fueran con tan solo sentirle junto a mi. 

Entonces Lance me susurró al oído:

- Te amo, Keith.

Lo que pensé y sentí en ese momento fue inexplicable. 

El Metro de las 3:30 (Klance, Yaoi Hard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora