Feliz día del niño

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"¡Feliz día del niño!, ¡feliz día del niño!"

Ojalá nunca hubiera grabado ese video.

¡No!, ojalá nunca hubiera conocido a Edgar. Ojalá jamás hubiera sido novio de mi mejor amiga y ojalá jamás hubieran cortado por mi culpa.

Salí de mi clase de baile e iba caminando (por que, obviamente, mi papa jamás pasó por mi a la escuela) a mi casa. Siempre que pasaba eso, lo cual era muy seguido, aprovechaba para pensar. Y esta vez tenía muchas cosas en que pensar.

La semana pasada había sido el día del niño, y como yo vivía con uno de 4 años, me dieron ganas de hacer un video para los niños. Nunca imagine que ese video fuera a llegar a los ojos de Edgar, ni me imagino como fue que llego ahí.

Toda la mañana se la paso diciendo a cualquier persona que pasara "¡Feliz día del niño!" y después, junto con Rene, se echaban a reír a carcajadas. Al principio no entendía de que se trataba hasta que fui atando cabos y me di cuenta de que iba el asunto.

-¿De qué se ríen esos dos?

- No sé, y para nada me interesa.

¡MENTIRAS! Claro que me interesaba, que si no... ¡Se estaban burlando de mi!, pero obviamente no lo iba a aceptar frente a Vale. Ella siempre me alentaba a hacer lo que quería sin pensar en lo que opinaban los demás, ojalá hubiera sido como ella, especialmente en esos momentos.

Llegue a mi casa y mi papá estaba en la sala jugando al Xbox con Chris, mi hermano mayor; mi mamá estaba en la cocina y Alex, mi hermano menor, estaba coloreando un libro de dibujos en el comedor.

- Ya llegue.- dije aventando mi mochila y toda mi anatomía en el sillón, junto a mi papá (para que notará mi presencia y se diera cuenta que, para variar, había olvidado pasar por mi).

- Que bueno, mija- contesto mi papá, rápidamente y con la voz tensa. Christian le estaba ganando.

-¿En serio, pa'? "Que bueno, mija"... Te espere media hora en la puerta de la escuela, entérate.

- Hijole, se me olvido que hoy salías tarde... Perdóname muñeca, mañana te llevo a comer por ahí saliendo de la escuela, ¿va?- Mi papá, comprando mi silencio, como siempre.

-No, no va...- claro que iba. El siguió jugando y ni siquiera volteó a verme -Eres el peor papá del mundo, ¿lo sabias?- no, claro que no lo era, el era el mejor padre del mundo... Despistado, pero el mejor.

- Ágata, no te pongas así... Es la última... Te lo prometo... ¡Christian!... Chin...- lanzo el control del juego a la mesa y hizo una especie de bufido bastante gracioso.

Si, Chris siempre le ganaba a mi papá y el estaba obsesionado con ganarle en el Xbox algún día.

- Cuidado con esa boquita, amor... ¡Agy, ya estas aquí! - beso- ¿quieres algo de comer, mi vida?- dijo mi mamá mientras entraba a la sala ya con su uniforme puesto y lista para irse a trabajar. Ese día le tocaba el turno de la noche.

Mi mamá es la mujer más amorosa del mundo, nos tiene a todos una paciencia enorme. Especialmente a mi papá, el es como un niño. Tuvieron a Chris a los 17 años y tuvieron que casarse a esa edad por que los papás de mi mamá se enojaron muchísimo. Ambos siguieron estudiando después que nació Chris, pero de nuevo los cálculos no salieron bien y aparecí yo. A mis abuelos no les pareció muy bien mi llegada y corrieron a mis papás de la casa, ellos se fueron a vivir con mi abuelo José (papá adoptivo de mi papá) y como querían darnos a Chris y a mi un buen futuro, siguieron estudiando. Papá es abogado y trabaja en el mejor bufete de abogados del estado y mamá es enfermera y trabaja en un hospital muy cerca de mi casa. Son los mejores padres del mundo, ella es adorable y el es... Muy peculiar, todavía salen de fiesta los sábados en la noche, se van de vacaciones juntos y son muy cursis.

- No mami, no tengo hambre. Ya comí en la cafetería de la escuela. Chris... Puedes venir, necesito contarte algo...

El distractorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora