Un extraño conocido

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-RyeoWook es demasiado frío- los chicos murmuraban sobre aquél castañito, KyuHyun no lo entendía, y realmente no le importaba; Wook al fin había dejado de atribularle y no pretendía involucrarse en su vida.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la persona que los ocupaba, uno de los alumnos mayores, que le superaba notablemente en tamaño acababa de pasar empujándole a él y a su mejor amigo -quítate enano- el bajito ni se inmutó por el golpe que acaba de recibir, haciendo que el bravucón se enfureciera –y dile al inútil de tu amigo que deje de molestar a Jessica porque esa chica será mía- el pequeño reaccionó entonces, volteando a mirar al tipo con los ojos llenos de ira –mira idiota, conmigo puedes meterte todo lo que quieras, pero como te atrevas a tocar a JongWoon o a SooYeon te vas a arrepentir de haber pisado ésta escuela- el alto rió burlonamente -¿tú me vas a hacer arrepentirme?- el castaño no respondió, pero con un rápido y certero golpe derribó al fortachón, dejándolo tirado en el suelo y con la nariz sangrando para luego tomar a YeYe del brazo y comenzar a caminar lejos de allí –vámonos hyung, no quiero escuchar los quejidos de éste bastardo-

KyuHyun miraba lo ocurrido sin poder creerlo, ¿RyeoWook metido en peleas?, eso no era normal y lo asaltaba la curiosidad, pero no lo suficiente como para querer figurar de nuevo en el panorama del mayor.

A la mañana siguiente todo parecía de lo más normal, el almuerzo llegó sin retrasos y la cafetería se llenó de risas y pláticas, justo al medio día. El evil maknae se paró frente a la nevera, tratando de decidirse por una bebida cuando de pronto la puerta se abrió y RyeoWook tomó una coca-cola y cerró la puerta de nuevo, alejándose sin siquiera mirar al pelinegro que lo observaba sorprendido.

Las veces que lo topaba, eran las mismas que el bajito lo ignoraba tal y como si no se conocieran y jamás hubiera gustado de él. No podía creer lo fácil que lo hacía parecer. Después de varios días atormentando su cabeza decidió que un poco de información no le caería mal, después de todo, si RyeoWook actuaba de ese modo era porque ya nada sentía por él.

Comenzó a observarle, y a seguirle silenciosamente. El pequeño actuaba como si fuera otra persona; ya nada parecía importarle, y hasta sus ojos color chocolate parecían más oscuros cada día que pasaba. Sus actitudes frías herían a los demás y rehuía siempre a que las personas lo tocaran, si eso sucedía de inmediato se alejaba y se perdía por un rato. Estallaba en ira continuamente y sus arranques siempre terminaban con él lastimado físicamente de algún modo, a veces porque rompía los objetos que tenía en la mano o los apretaba con demasiada fuerza hasta hacerse daño a sí mismo.

Hyun sabía que algo malo sucedía y una de tantas veces que topó con él en la biblioteca escolar se decidió a hablarle –Hola Wookie- el bajito contestó sin voltear a mirarle –me llamo RyeoWook, no Wookie...Hola Cho- el menor suspiró –ammm...¿cómo estás?- Wook al fin posó su mirada en él –no te molestes, pero ¿en realidad te interesa saberlo...o son preguntas de mera cortesía?- Kyu se quedó impávido sin saber que responder, a lo que el mayor rió irónicamente –lo sabía- acto seguido tomó los libros que trataba de leer –estoy bien, gracias...y lamento decirte que como yo no soy cortés me largaré de aquí... no me importa como estés tú- de inmediato se alejó de allí mirando fijamente al frente y dejando al menor con la boca abierta.

Vida prestadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora