Dentro de los sueños

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Kyu limpiaba con mucho cuidado la sangre del rostro de su acompañante, usando un paño humedecido con agua tibia para quitar los restos –mira éste labio....lo tienes muy lastimado- el castaño suspiró –me preocupan mis padres, no quiero asustarlos- el menor lo miró –realmente no te ves muy herido, excepto por tu labio y tu mano..pero...déjame ver tus brazos- el castaño extendió los brazos –yo no quiero ver....estoy dañando de más éste cuerpo y aún no es mío- el menor le enrolló las mangas y se encontró con al menos tres pares de enormes moretones –dime el teléfono de tu casa- el castaño se sorprendió -¿mm?- el otro tomó un teléfono inalámbrico de la mesita que tenía al lado –mejor...marca el teléfono de tu casa y comunícame con tus padres, le diré que tenemos un trabajo en equipo y que te quedarás aquí ésta noche- el mayor suspiró –no es necesario, ya encontraré una forma de arreglarlo- el otro negó con la cabeza –por favor, no seas necio...déjame ayudarte- Wook suspiró profundamente –está bien- tomó el teléfono y marcó el número, hablando unos instantes con sus padres antes de entregarle la bocina al pelinegro.

La llamada no duró mucho, los padres de Wookie aceptaron que su hijo se quedara con Kyu, conocían a sus padres y sabían que era un buen chico. Así que el menor dispuso una habitación justo al lado de la suya, para que Wookie se quedara esa noche. Y Kyu por supuesto "se olvidó" de mencionar que sus padres no estaban.

El pelinegro no podía conciliar el sueño, esa noche cada una de las palabras de Wook daban vueltas en su cabeza. Al fin, después de mucho intentar el cansancio lo venció y pronto se encontró soñando que caminaba libremente por un campo, entonces una vocecita comenzó a hablarle suavemente –Kyu...Kyu...Cho KyuHyun- el joven volteaba hacia todos lados en busca del origen de la voz -¿quién anda ahí?- nadie le contestó, pero una lucecita pequeña y pálida empezó a dar vueltas a su alrededor, Kyu se le quedó mirando por unos instantes para luego atraparla con un rápido movimiento de sus manos -¡Ey Cho!...no me aplastes- el joven de inmediato apartó las manos y la lucecita se materializó en la forma de su amigo, el pelinegro le sonrió -¡Wookie!- el castaño correspondió la sonrisa –Kyu...Kyu- el maknae examinó con la mirada al mayor -¿qué haces aquí?- el mayor rió suavemente –sentí que no podías dormir y vine a asegurarme que no despiertes hasta mañana- el pelinegro se le quedó mirando pensativo, por lo que el bajito siguió hablando –déjame adivinar tus pensamientos...estás preguntándote porque si en éste instante soy un ángel me veo como RyeoWook...y por qué no tengo alas-

-Tú me conoces así, entonces creí que lo mejor era que me presentara de éste modo- el menor sonrió y jaló a Wook para abrazarlo –aigooo...hyung- el bajito se quedo quieto, sintiendo el abrazo mientras reía ligeramente -¿qué? ¿por qué me abrazas?- el menor rió de forma suave- porque me da gusto verte, y tú me dijiste que no abrazara a Kim RyeoWook....en éste instante eres un ángel y puedo abrazarte todo lo que quiera- el mayor correspondió entonces el abrazo, recargando suavemente su cabeza en el hombro de su amigo –es cierto- una ligera risa escapó de nuevo de sus labios.

El menor sintió que el castaño temblaba levemente y se separó para mirarle a los ojos -¿qué tienes?- el mayor estaba un poco pálido y empujó ligeramente al pelinegro hacia atrás –un momento, apártate un momento- el temblor de su cuerpo había aumentado pero la sonrisa que estaba dibujada en su rostro no desparecía. De pronto, y con un pequeño resplandor aparecieron en la espalda del más bajito un par de alas blancas.  

Vida prestadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora