Alma

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En cuanto los labios de Kyu tocaron los de Ryeo la luz que flotaba junto a SiWon descendió hasta el piso, tomando de nuevo la forma de Kim RyeoWook -¡ah!- el cuerpo etéreo del bajito estaba en el suelo, quejándose de dolor mientras sus manos apretaban su pecho como tratando de controlar los espasmos que lo estremecían -¡ahhh! ¡me duele!- SiWon se arrodilló junto a él, y lo miró por unos instantes, para luego voltear a mirar a Kyu –por lo que más quieras...no vayas a soltarlo- la luz que brillaba sobre la cabeza del cuerpo etéreo comenzaba a apagarse mientras sus gritos aumentaban de intensidad –¡Ian! ¡Por favor, que pare....voy a morir de dolor!- sus ojos estaban cerrados y su espalda encorvada, en su expresión se leía fácilmente que estaba sufriendo.

El pelinegro aún abrazaba el cuerpo de RyeoWook, sosteniéndolo en sus brazos y cerrando los ojos al escuchar aquéllos lamentos, dejando escapar algunas lágrimas sabiendo que no podía ayudarle. De pronto la presencia que estaba en el suelo comenzó a desvanecerse hasta desaparecer...y el cuerpo que Kyu acunaba comenzó a respirar de nuevo -¿Wookie?- el castaño abrió los ojos, tratando de hablar, pero las palabras no le salían, SiWon se acercó y con mucho cuidado lo retiró de los brazos del maknae –Cho KyuHyun...acabas de regalarle un alma a éste chico...él....se quedará aquí, contigo- el menor sonrió, mirando al pequeño castaño que yacía en los brazos del más alto –¿en serio?...entonces eso significa que...lo amo- Wook parpadeo sorprendido al escuchar eso, alzando el rostro para poder ver a su menor, SiWon sonrió, asintiendo ante la pregunta –sería mejor si los dejara hablar un instante...luego llevaré a RyeoWook a casa- suavemente depositó al castaño sobre una de las bancas, saliendo del lugar.

El más bajito estaba quieto, su cuerpo se sentía débil, aunque su corazón latía como loco en su pecho –tú...¿me amas?- el menor se sentó a su lado y tomó su mentón suavemente para voltearlo y que le mirara –si...yo...perdón por haberme dado cuenta hasta ahora- el mayor le miró con sus ojos color chocolate llenos de agradecimiento –también te amo- el pelinegro sonrió, acercándose a él para abrazarlo fuertemente, cerrando los ojos por la linda sensación que le invadía –nunca te dejaré...nunca- el castaño asintió, soltando un par de lágrimas, sin saber que más decir y solamente rodeó al contrario con los brazos, manteniéndolo tan cerca de su cuerpo como le fue posible.

SiWon entró en el recinto, soltando una tosecita risueña –lamento interrumpirlos, pero éste pequeño humanito debe regresar a casa, y tú KyuHyun, deberías hacer lo mismo- ambos jóvenes asintieron y SiWon tomó en brazos al más bajito, que se dejó hacer sin despegar la mirada de KyuHyun –nos veremos mañana- el menor asintió y les siguió con la mirada hasta que se fueron, soltando un leve suspiro.

Al siguiente día en el menor se levantó tan temprano como pudo y estacionó frente a la casa de RyeoWook, donde encontró al padre de Wook encendiendo su auto –Buenos días señor Kim- el hombre volteó al escuchar la voz en la ventanilla de su vehículo –Buenos días Kyu, ¿qué es lo que haces aquí tan temprano?- el pelinegro sonrió ampliamente- vine a ver cómo se siente Wookie esta mañana- el hombre salió del auto y cerró la puerta tras de sí- pues, se encuentra mejor, gracias por preocuparte...el doctor le recomendó quedarse en casa y reposar, pero él insiste en ir a la escuela hoy– Kyu sonrió de nuevo, a sabiendas que el motivo del mayor para asistir era encontrarlo –ah, ya veo...y supongo que usted va a llevarlo- el señor Kim asintió, dando palmaditas al capó de su auto –si, exacto- el joven asintió, metiendo las manos a los bolsillos de su uniforme- si usted quiere puedo llevarlo yo, no tengo ningún problema...además, yo me encargaré de que él esté tranquilo en la escuela- el mayor le miró con expresión ligeramente sorprendida, cambiando luego a una expresión de genuina comprensión –tú quieres mucho a mi hijo ¿verdad?- Kyu se sonrojó sobremanera, asintiendo con la cabeza –así es, y espero que no le moleste- el hombre negó con la cabeza, abriendo la puerta de la casa y dejando que el menor entrara primero –no tengo ningún problema, para mi lo único importante es que él esté seguro, tranquilo y feliz-  

Vida prestadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora