Capítulo 8: Omega Guttae

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Tomar un baño siempre había sido una tarea sencilla. Esta consistía, en limpiar su cuerpo de la suciedad con jabón y retirarlo con agua, al menos era lo que había aprendido, una actividad simple que no le tomaba mucho tiempo, excepto cuando el omega de su interior quería relajarse en la intimidad en el interior de su habitación, en la que solo admitía a Armin. Pues aquí no era para nada así. Los vampiros volvieron su baño en un vaivén de agua caliente en una amplia bañera de mármol blanco en la que podrían caber unas cuatro personas sin tocarse seguido de una fila de sales y aceites que debía aplicarse y luego más agua caliente, más aceites para finalmente vestirse. Eso era lo que en síntesis le había explicado la señorita Petra en el momento en que le ofrecía una bata para que entrara en un espacio tras un biombo donde debía desvestirse por completo, luego cubrirse con la bata y entrar a la tina.

- Eren... ¿Estás listo?- cuando se encontró desnudo tras el biombo se había sentido extraño, nadie aparte de Armin había estado tan cerca de su persona cuando se encontraba desnudo, aun así la idea de sentir su desnudez nunca fue de su agrado, se sentía vulnerable, solo con la piel del lobo le permitía sentirse seguro. Al envolverse con la bata y ver la gran transparencia por la mayor parte de la tela le hizo ruborizar. Eso era muy revelador. La suave tela le envolvía hasta los tobillos, dejando solamente libre un pequeño triangulo inverso en la zona bajo su cuello, el encaje abrazaba sus hombros toda la parte del bordado de la seda cubriendo realmente muy poco por el efecto traslucido de la diáfana tela que en definitiva no estaba destinada a cubrir, sino a avergonzarlo. Su respuesta no pudo ocultar su vergonzoso rubor. - Eh... yo... preferiría algo que me cubriera más. La tela es muy delgada.- ella soltó una ligera risita, seguida por dos vampiras de cuerpos pequeños que estaban agregando sales al agua caliente mientras una humana traía toallas.

-Verás Eren, esa bata te permitirá entrar al agua vestido, una vez dentro, te la quitaremos y podremos bañarte.- ¿Había escuchado bien? No lo dejarían bañarse, ¿Ellas lo harían?- ¿Qué? ¡No! Puedo bañarme solo desde hace mucho ¡No soy un cachorro!- una de las vampiras que estaban sentadas a la horilla de la tina, trataba de disimular su risa con una mano enguantada en blanco. No pudiendo evitar sentirse ofendido, pues tanto el lobo omega y el humano eran orgullosos, y aunque sentía que ella simplemente encontraba graciosa la situación, salió de detrás del biombo olvidando la vergüenza previa y la encaro. No pudiendo contenerse, sintió como sus cuerdas vocales se ensanchaban en el interior de su garganta haciendo vibrar desde su pecho un gruñido de advertencia que provoco terror en la mujer humana que entraba por la puerta, que presa del instinto de supervivencia dejo caer las toallas que traía del armario de la sala previa del baño. Las vampiras que asistían a la señorita Petra habían caído frente a él en una intensa reverencia que lo puso incómodo. Incluso, la misma señorita Petra había inclinado el rostro después de escucharlo gruñir.

-Yo... Consorte... - hablo con voz temblorosa la pequeña vampira de no más de metro cincuenta, escucho su corazón latir acelerado, y se sorprendió de sentir calor proviniendo de ella, junto con el sudor que acompañaba al miedo. Miedo que él había producido.- Sé que no soy nadie para dirigirle la palabra consorte, pero le ruego perdone el atrevimiento de mi hermana, ella es joven. Y sé que no es excusa como para evitar el castigo por la osadía de burlarse de su incomodidad mi señor... Pero, si desea proceder, hágalo conmigo, yo estoy encargada de su formación como dama de compañía, así que acepto la responsabilidad.- sintió el corazón obstruyendo su respiración, como si el mismo órgano hubiera saltado del espacio que le correspondía en su pecho al escuchar semejante declaración. Veía a la más joven de las dos temblando sutilmente a pesar de estar tan apoyada sobre el deslumbrante mármol blanco que era el piso del baño. Eran hermanas. Una dispuesta a proteger a la otra, y la otra tratando de detener a su hermana mayor de asumir la responsabilidad. Sintió su aliento llenar de nuevo sus pulmones de vital oxígeno, después de entender, que no todas las criaturas de esta casa, estaban perdidas.

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