Capítulo 6: Accinxerunt saccum

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La noche era en el único momento en el que se sentía seguro de sí mismo, en el día era acosado con deberes y otras obligaciones de "omega" que debía cumplir, pero en la noche, cuando sus compañeros de manada dormían, o salían a cazar, él podía escabullirse con la facilidad que otorgaba la práctica, poder estar solo y disfrutar de un momento para sí mismo, poder recordar y tratar de olvidar.

Cuando era un cachorro, su madre le había inculcado la responsabilidad, que debía ser obediente y cuidar de Armin, que al ser menor, más pequeño y mucho más tímido y sumiso que él era constantemente molestado por los betas y alfas de la manada. Y aunque ahora entendía que su madre trataba de volverlo fuerte para que pudiese lidiar en un futuro con sus congéneres sin someterse solo porque sí, había fomentado en él la lealtad para con Armin y viceversa. Extrañaba a su amigo, el como solía meterlo en problemas, el cómo tímidamente se disculpaba por ser algo torpe a veces, y aunque Armin era el omega más sumiso de la manada, nunca se amilano cuando se trataba de sus conocimientos, el intelecto de Armin era más alto que el de la mayoría de humanos y lobos que conocía. Era espectacularmente brillante, pero no le habían permitido que enseñara a los cachorros de la manada, alegando que lo único que debería hacer era esperar a que un alfa o algún beta lo tomara. Era tan estúpido el que no valoraran el talento de Armin que casi lo sentía como una ofensa a su persona, pero ya nada podía hacer.

-¿Qué estarás haciendo ahora?- se preguntaba justo al salir del balcón y contemplar la luna que tanto le hechizaba y anheló una vez más estar en la montaña y poder aullar con toda la fuerza de sus pulmones.

Suspiro decepcionado. La señorita Petra le dijo que había un lugar en el que podría transformarse a su gusto, hubiera querido que le dijera donde estaba exactamente, y aunque podría transformarse en la habitación, haría estragos en forma de lobo, no quería más atención sobre él como para que lo metieran en el calabozo del que había hablado ese tipo antes, no podría escapar de allí. La decepción era tan fuerte en ese momento, que sintió como corroía en sus venas, anhelaba tanto su hogar, sus conocidos, el aire, el cielo, todo era diferente en casa.

Decepcionado y más que frustrado por la situación, decidido a retirarse a dormir dio media vuelta, pero justo antes de atravesar la puerta, el sonido familiar en el viento trajo consigo un sentimiento de calidez y nostalgia que se instaló en su pecho apremiándole a responder, haciendo que se sintiera en casa por unos segundos, trayendo a su memoria su gracia y su desdicha.

El lobo en su interior no espero una aprobación de su otra mitad humana, simplemente respondió al llamado del hogar vibrando en su pecho siendo entonado en su garganta haciéndole saber que aún era parte de la manada, aún había alguien esperándole, alguien que le recordaba que no todo estaba mal.

El sonido tan familiar le recordó su naturaleza dual, no solo debía alimentar las necesidades humanas, debía alimentar al lobo, debía satisfacer sus necesidades, pues no bastaba con un solo lado satisfecho, ambos debían estarlo para conservar la cordura.

Su padre lo había olvidado en el momento en el que permitió que fuese solo a ese lugar, viviría menos si no tenía a nadie de la manda con él, y por mucho que renegara de la necesidad omega de compañía, desesperaba por tener la calidez de su familia, cuando era cachorro urgía por su madre, después de su fallecimiento, su objeto de cariño y calidez fue su amigo de cabello rubio que se encontraba igualmente necesitado por la pérdida de su madre y padre de una vez, luego la de su abuelo. No entendía como un cachorro de edad tan corta sobrevivió a ello, esa era la mayor razón de respeto para su amigo, con el cual compartía el canto natural de la mitad de su alma, tanta nostalgia y tristeza en la voz de ambos casi le hizo detenerse, pero el lobo se negaba a que el humano interrumpiera su deshago con lágrimas.

El viento cambio, y con eso ceso el canto, totalmente desahogado el lobo en su interior guardo silencio, como si decidiera que esta noche dormiría. El humano igualmente silencioso contemplo el cielo brumoso anunciando lluvia y se resignó a dormir por hoy.

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De pie sobre el tejado, contemplo al chico recién llegado a su casa, recordando hace un par de años como una versión más joven de su persona contemplo a alguien con esos mismos ojos.

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Hanji Zoe era todo menos prudente. Había contemplado con sus ojos un espectáculo completamente exótico, era increíble que las cuerdas bocales que debían limitarse a sonidos articulados para la formación de palabras pudieran vibrar con tanta fuerza que se escuchaba incluso con más potencia que el de un lobo salvaje. Estaba más que emocionada, era jodidamente genial, aunque nunca pudo estar cerca de un espécimen de este tipo sin tener que matarlo pudo ver que se veía muy diferente a los que había enfrentado con anterioridad.

Eren era muy distintos a los lobos que había podido ver, empezando por su olor, su olor era especialmente particular, era un aroma fresco, ligero y un poco picante al final de la inhalación, y en su nulo conocimiento en el arte, eso le sonaba a poesía. La frescura podría llamarla esencia de bosque, como pino o roble; lo ligero y un tanto dulce lo denominaría como azahares o jazmín incluso como algo que se adhería al paladar; y lo picante, era realmente identificable como canela, suave y seductora.- Vaya... es todo un espécimen.- sonrió, esperaba poder ganarse la confianza del chico para que le dijera como era capaz de concebir, si tenía un aparato reproductor exactamente igual a una fémina, o si debía transformarse para eso. Ahora entendía porque a pesar de los esfuerzos económicos, tácticos y físicos de parte de los vampiros no había logrado aniquilar a los lobos, algunos de sus "machos" poesía esa increíble capacidad de dar a luz, aunque no estaba seguro de denominarlos "machos", pues la constante de concepción de vida era únicamente femenina, y el pequeño Eren no parecía una fémina, aunque ahora dudaba de la exclusividad de la capacidad, parecía que tendría algo interesante que hacer por un tiempo, pero debía lograr que el muchachito le hablara, esperaba lograrlo, sabía que los lobos tenía un potente sentido del olfato, y aunque los vampiros no tenía una esencia natural muy notable, sabía que podía detectarla, por ello se había ubicado en el techo de los establos, estaba un poco lejos, pero podía verlo, escucharlo y olerlo desde allí, era impresionante el que pudiera desde esa distancia.- Tengo mucho trabajo y menos de unas décadas para terminarlo... Hace mucho no tengo una fecha límite. Se carcajeo un poco y decidió volver a sus aposentos para trazar algunos puntos que quería investigar más que otras cosas que eran más complementarias. Y parecía no ser la única curiosa. Mikasa veía detenidamente desde el techo de su ala al chico, fruncía un poco el ceño de vez en cuando, finalmente suspiró y la vio bajar, pero si la heredera Ackerman había sido llamada a la curiosidad por el chico, como no iba estarlo ella.- ¡Esto será genial para mí!


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Holo... Capitulo extremadamente corto. Pero una transicion al siguiente.

Ojala les guste.

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