No comprendía como la situación se había salido de control. La verdad es que fue demasiado rápido para poder meditar exactamente que fue lo que sucedió. Se suponía que simplemente debía presentarse y dar una declaración de hechos, nunca se imaginó que terminaría bañado en sangre y con la resolución total de que irse era su única alternativa. Una decisión que ya había tomado desde la primera noche en este lugar, aunque había dudado con los acontecimientos de ese día, con la sangre que había salpicado su rostro, que se había extendido por el piso inmaculado, que teñía las alfombras con su oscura marca, que impregnaba el aire de su ferroso aroma agitando su estomago y comprimiendo su pecho, llenándole de angustia con la macabra pintura frente a sus ojos.
Aun era extraño para el como conservaban la calma como si no hubiera pasado nada en absoluto, el como la señorita Hanji se inclinaba sobre dos cuerpos sin vida como si no hubieran sido personas que antes vivían, como el señor Erwin caminaba y dictaba ordenes sin la más mínima señal de angustia, como la chica de cabello obscuro y traje marcial se mantenía fríamente distante del hecho frente a ellos mientras extendía una mano elegante en su dirección para ayudarle a ponerse de pie; mucho menos comprendía como este hombre, con el que se suponía que debía compartir su vida, había tomado dos vidas sin la mínima señal de arrepentimiento, sin nada que traicionara sus actos, todo ello a pesar de que había visto unos ojos muy diferentes unos momentos antes de que la sangre manchara el elegante espacio. ¿Cómo es que todo era tan complicado con estas personas?
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-Tu debes ser inmisericorde. Si no lo eres... Bueno, morirás. – Aun recordaba esas palabras que habían marcado su existencia. Habían sido pronunciadas por alguien que llevaba su sangre, que había logrado encontrarle mientras buscaba a su madre, Y aunque había pasado tiempo después de su primer encuentro para enseñarle todo lo que aprendió, esas palabras habían sido dichas con una sonrisa burlona en su cara, seguidas de una serie de golpes que le habían hecho sangrar y encogerse de dolor. Hoy, había puesto nuevamente en practica los resultados de ese dolor, había matado de nuevo. No sentía nada respecto a eso, era la única manera, pero el profundo, sentía un tirón irreconocible, sin nombre que le hizo voltear en dirección del condenado cachorro de lobo que era el culpable de todo este problema para empezar. Mikasa extendía una mano para ponerlo de pie, su rostro estaba cubierto de sangre, sus ojos llenos de pánico, y, al encontrarse sus miradas, entendió que este chico no pertenecía a lo violento de sus vidas, no quería un lastre que hiciera mas lento su camino, no quería ese eco de dolor sin nombre que le recordaba una voz que nunca había escuchado, de manos que nunca había sujetado, de memorias que nunca había vivido, las cuales se presentaban tras sus parpados estos últimos dias. Bien podría haber perdido la cordura por culpa de este mocoso que había sido forzado a su vida.
Una vampira se acerco pidiendo ordenes con respecto a el cuidado del perímetro, rompiendo el contacto visual con el condenado niño que había puesto su vida de cabeza en pocos dias. Con facilidad organizo de nuevo las tropas cubriendo ciertos puntos ciegos por donde pudo haberse infiltrado el culpable del hecho. Aun no entendía como todo se había ido al demonio en tan poco tiempo, pero era su trabajo averiguarlo.
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-Adelante consorte. – Erwin insto la presencia del chico dentro del despacho. – Petra. – fue la secuencia para que se retirase del espacio en el que no debería de estar por el momento. – Si, amo Erwin. – fue la educada respuesta de Petra, seguida de una reverencia y dos pasos sin dar la espalda, cerro las puertas y se retiró.
Toda la atención se dirigió de inmediato al mocoso de pie justo frente a la puerta. Su corazón palpitaba con violencia y sus ojos fluctuaban entre el esmeralda y el ámbar con los lentos descensos de sus pestañas, como si estuviera en espera de un ataque. Hanji grito de emoción por el descubrimiento y se acerco haciéndolo chocar contra la puerta. - ¡Eso es increíble! – chillo casi colocando sus manos sobre el rostro del chico para ver el cambio mas de cerca. – Hanji. – amonesto Erwin y la lunática entro en razón y se alejo del chico para sentarse de nuevo, pero su sonrisa de excitación aun rasgaba su cara sin ningún intento por disimularlo.
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Offer Eum
FanfictionPor la paz, se firma un tratado entre los habitantes de la noche, de aquellos que salian a cantar a la luna, y los que perforaban las venas de mortales a modo de sustento. Con un rostro de piedra, con un corazón tan frio como el invierno más crudo y...