Recuperando la Triple Diosa
Texto: Sophia Style
Crecí en una familia y una cultura protestantes, y solo después de los veinte años me di cuenta de hasta qué punto el culto a una imagen exclusivamente masculina de Dios había afectado mi auto-estima como mujer. Cuando descubrí que “Dios” no siempre había sido masculino, que la mayoría de culturas antiguas veneraban un aspecto femenino de lo divino, todo un nuevo panorama se abrió ante mí.Al principio exploré algunas expresiones de la espiritualidad femenina en la tradición judeocristiana, como Sophia, personificación de la sabiduría, o como la Shekinah de la Cabala. Luego me di cuenta de que había una multitud de imágenes de diosas que se remontan hasta hace 35.000 años. Este arte sagrado ponía de relieve el poder femenino de dar a luz y mantener la vida, venerado por los pueblos paleolíticos y neolíticos, que veían a la Gran Diosa como el principio organizador del universo. Estaba familiarizada con la Trinidad masculina (Padre, Hijo y Espíritu Santo), pero fue una gran sorpresa descubrir que triadas de divinidades femeninas habían aparecido miles de años antes del cristianismo en muchas culturas.
La arqueóloga Marija Gimbutas, famosa por sus investigaciones acerca de la cultura prehistórica europea, recogió numerosas pruebas de la cosmovisión sagrada de los pueblos neolíticos, conectando los ciclos de la vida y la muerte, la luna y las estaciones con el culto de la Triple Diosa. Son especialmente significativas las representaciones de diosas que se encontraron en mas de 40 salas rituales en la cuidad anatolia Çatal Hüyük que se remontan al año 7500 a.C., donde encontramos el simbolismo de la Triple Diosa en su encarnación mas temprana, reflejando tanto las tres etapas de la vida de la mujer (virgen, madre y anciana), como las fases de la luna (creciente, llena y menguante).
La trinidad femenina aparece en numerosas culturas. En la antigua mitología griega, las tres diosas Perséfone (Virgen), Demeter (Diosa Madre del Grano) y Hécate (Anciana Sabia) están relacionadas en el mito del viaje de Perséfone al inframundo. Otras divinidades femeninas son representadas con tres aspectos, como ocure con Hécate y la diosa de la luna, Selene. Las tres Moiras (o Parcas en la mitología romana) – la que hila, la que teje y la que corta el hilo al final de la vida, y las tres Gracias son otro ejemplo de una triada femenina divina.
En India, la triada de diosas se encuentra en la variante Shakti del hinduismo: las diosas Sarasvati, Lakshmi y Kali se manifiestan como tres aspectos de MahaDevi (Gran Diosa). En Irlanda la diosa céltica Brigid se representa como una diosa triple de inspiración, metalurgia y sanación. Una triada de diosas se encuentran asimismo en los mitos de otras culturas.
La trinidad femenina a menudo sigue un modelo de Virgen, Madre y Anciana. A la vez tres y una. Es a la vez tres y una, a veces tres aspectos de una única diosa, otras tres diosas separadas que aparecen como un grupo. Desde los años 70, el símbolo de la antigua Triple Diosa se ha recuperado como parte del interés de muchas mujeres contemporáneas en el resurgimiento de la espiritualidad femenina. Mas allá de las etapas biológicas de niña, madre y anciana (no todas las mujeres tienen hijos), esta triada representa arquetipos o energías interiores que existen simultáneamente en la psique de cada mujer en todo momento.
La Virgen Blanca de la luna creciente es libre, salvaje y encantadora, llena de curiosidad y entusiasmo por la vida. Preside la primavera, época de nuevas posibilidades. Aparece en las mujeres que luchan por sus propios valores y metas sin la necesidad de que un hombre las confirme. Diosas que representan a la Virgen incluyen Artemisa, Atena, Nimue, Brigid, Rhiannon y Flora.
La Madre Roja de la luna llena nutre, mantiene y protege la vida. Preside el verano y simboliza el poder de crear y dar fruto. A menudo se la representa con un vientre redondo y preñado, pero este arquetipo no se limita a la concepción de hijos biológicos, sino que abarca todo el desarrollo de procesos creativos y toda época de exteriorización. Demeter, Gaia, Isis, Isthar, Yemaya, Pachamama, Tara y Kwan Yin son ejemplos de diosas que personifícan el arquetipo de la Madre.
La Anciana Negra de la luna menguante es sabia, la culminación de una vida llena de experiencia. Su estación es el invierno, época de introspección, finales y regeneración. Tiene la llave del poder de morir y renacer, y nos ayuda a comprender cíclicamente los tiempos de transición, pérdida, envejecimiento y muerte. A través de la historia fue temido como destructora, y su papel como renovadora fue olvidado. Las diosas Ancianas incluyen Kali, Lilith, Medusa, Hecate, Baba Yagga e Innana.
Las mujeres podemos descubrir a la Triple Diosa a través de la exploración de nuestro ciclo menstrual. Las religiones patriarcales han vilipendiado la menstruación como una maldición, pero las antiguas culturas que veneraban a la Diosa entendían que la menstruación es un tiempo de gran sensibilidad psíquica y espiritual, como una bendición. No es una coincidencia que la media del ciclo menstrual sea 29.5 días, equivalente al ciclo de la luna. Las palabras menstruación, mes y moon (luna en ingles) derivan de la misma raíz, mens. Los primeros calendarios se basaban en las fases de la luna y se ayudaban a calcular el ciclo menstrual. El estilo de vida moderno, en el que pasamos poco tiempo al aire libre y con luz natural, ha hecho que perdamos la conexión con el ciclo de la luna. Pero lo habitual en las culturas tribales es que las mujeres ovalen con la luna llena y sangren con la luna negra. Si consideramos el ciclo de la fertilidad femenina en relación con el ciclo lunar, la luna creciente y el arquetipo de la Virgen corresponden al principio de un nuevo ciclo, la luna llena y el arquetipo de la Madre corresponden a la ovulación y la luna menguante del arquetipo de la Anciana corresponde con la fase premenstrual y la menstruación.
El paradigma de la Triple Diosa también permite a la mujer de hoy reinterpretar los ritos de paso de la primera regla, el dar a luz y la menopausia. En la época moderna, estos ritos de paso han sido reducidos a acontecimientos biológicos, privados de significado y misterio, y acompañados de vergüenza, dolor y complicaciones, pero lo que sabemos de muchas culturas antiguas y tribales, nos permite entender estos momentos clave en la vida de la mujer como épocas de profundos cambios de conciencia y apertura a la sabiduría. En cada uno de estos casos, cuando una niña vive su primer periodo, cuando una mujer va a dar a luz y a nacer como madre, o cuando retiene su sangre sabia después de la menopausia, estos momentos pueden celebrarse y honrarse con rituales sencillos y poderosos, que le permiten morir conscientemente a una fase de su vida e iniciarse a una vida nueva.
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Extraído de:
http://mujerciclica.com/2013/01/25/la-trinidad-femenina-recuperando-la-triple-diosa/
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Mi Libro de las Sombras
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