Capítulo 5

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Miré detenidamente la comida. Todo tenía forma de vómito, nada se veía como algo que me gustaría comer.

—Suben puntos por comer —miré a otra chica que estaba junto a mi.

—¿Puntos? —ella sonrió metiéndose un gran bocado a la boca.

—Si él ve mejorías, le avisará a la encargada y podrás salir. Comer es una gran mejoría —comió un poco más desesperada.

Miré al señor que apuntó hace no un momento. Sus ojos intimidaban un poco. Traté de buscar a Yewon con la mirada. No estaba en el comedor.

Agarré el jugo de manzana que tenía el plato y un pan un tanto extraño. Iría a ver como estaba.

Caminaba tranquila, miré a unas cuantas enfermeras, que con sólo verlas podrías deducir que no les gustaba su trabajo.

—Buenos días —saludé a una. Sólo me sonrió y siguió con lo que hacia.

Llegué a nuestra habitación, la abrí. Ahí estaba como siempre, acostada sin hacer nada, respirando y soñando.

—Come —pronuncie en un tono de orden.

—Déjame adivinar —cerré la puerta —. La chica que come como loca mencionó que te dan puntos por hacerlo.

Dejé el pan y el jugo en la mesa de noche que compartiamos ambas. Solamente habían pasando dos noches y ella y yo nos llevamos como amigas desde el kinder. Me gustaba, aunque también me digustaba verla sufrir por la noche.

—¿Entonces ella a estado comiendo en vano? —se tapó con la cobija.

—Así es, la única forma de salir aquí es haciendo la entrevista que nos hace la doctora para supervisar que podemos salir como civiles de nuevo —su mano se estiró al jugo que había dejado —. Gracias.

Me senté en la cama. Todo en este hospital es raro. Y eso que aún me quedan seis días para salir.

—¿Cuánto llevas aquí? —tomé el coraje para preguntar.

—Dos años —respondió rápidamente.

Dos años. Sinceramente eso es bastante.

¿Todo este tiempo ha estado bajo medicación? Puede que sí, pero supongo que es mejor estar aquí con personas que en una casa completamente a solas yendo a visitar a tu madre que se vuelve cada día más  loca.

—Chicas, su medicamento —una enfermera entró con unas pastillas junto a dos vasos de agua.

Tomé las mías. Las miré, estaban en mi mano, eran pequeñas, pero te hacían sentir bien de alguna manera. Antidepresivos.

La enfermera nos miró. Debía asegurarse de que nos tomaremos las pastillas. Ambas hicimos lo mismo, meter las pastillas en nuestra boca y tragar.

—Las veo mañana —se despidió para salir de la habitación.

Miré a Yewon. De su boca sacó las pastillas y las metió en una tela en donde había más pastillas.

—Cuando te vayas, será mi forma de morir —tragué saliva.

Suicide Love; cyn+kyw.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora