PRÓLOGO, UNA DECLARACIÓN

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PRÓLOGO, UNA DECLARACIÓN:

Kakashi estaba frente a su alumna, la jovencita lo observaba con sus grandes ojos jade fijamente, de pronto parecía demasiado pequeña, su infantil rostro y su corta estatura. Estaban en la entrada cerca de la Aldea, era ya avanzada la noche y la luna resplandecía, no había nadie cerca, estaban completamente solos y no era para menos, era una hora poco usual para salir. Se había encontrado por casualidad con su alumna, al verla caminar sola pensó en acompañarla y de pronto todo se había descontrolado.

-¿Qué? - repitió el ninja confundido, había estado en completo silencio un largo minuto y aún no asimilaba lo que sucedía . Su mente tenía que estarle jugando una broma. No podía haber escuchado algo así.

-Yo, -la voz de Sakura titubeaba, no de duda, sino de nerviosismo - Estoy enamorada de usted- y luego torpemente se puso de puntillas y lo besó sobre la máscara. Fue un beso fugaz, demasiado, apenas un parpadeo, pero estuvo seguro de haberlo correspondido y sabía por qué lo había hecho, era porque lo había conmovido verla así, se veía tan frágil. Era una niña enamorada, no había escena más tierna. Ese, sin duda, debía ser el beso más inocente de toda su vida.

-Sakura...- le faltaban las palabras. Su alumna parecía tan inocente, su rostro totalmente joven y fresco, era demasiado pequeña. Y lo había besado, casi estaba tentado a devolver ese beso, pero en su suave mejilla, como debía ser para una niña como ella. La joven levantó su rostro y se encontraron en una mirada que sacudió al ninja de una forma extraña, los ojos de su alumna no parecían reflejar duda, se le veía esa inocencia tan característica para su edad, pero había algo más. Kakashi se inclinó, tuvo que hacerlo para llegar a su frente, y la besó. Era la prueba de lo imposible y absurdo que era la situación, ella no lo amaba, estaba deslumbrada. Y él amaba a alguien más.

-Lo lamento, sensei- bajó la mirada avergonzada y pudo notar como una solitaria lágrima bajaba por su mejilla, ella había entendido el mensaje -Sé que parece una locura... sólo tenía que decirlo en voz alta o me volvería loca- sonrió amargamente y limpió su mejilla con fuerza. Había quedado una mancha roja en su delicada piel, estaba siendo demasiado dura con ella misma -No tiene que decir nada, y le suplico que nadie se entere de esto, en especial Rin-san... es mejor que todos tratemos de olvidarlo-

-Yo...- el ninja tenía las palabras atoradas en la garganta. ¿Qué podía decir en un momento así?

-Lo veré después, sensei- de nuevo le ofreció una sonrisa rota, avergonzada y completamente falsa. Se alejó corriendo sin mirar atrás.

Kakashi se quedó de pie, la observó alejarse sin detenerla, no era correcto y no podría darle lo que ella pedía, él estaba con Rin, ella era su mujer y su compañera de toda la vida, nunca había tenido ojos para ninguna otra. No podía creer que hubiera sido tan despistado para no notar la actitud de Sakura, en su mente, su alumna seguía enamorada de Sasuke, pero claramente se equivocaba. Le acababa de confesar su amor, había declarado más que admiración hacia él e incluso lo besó torpemente, aseguraba estar enamorada y él lamentaba mucho que así fuera, la relación, que él creía hasta un poco paternal, no sería la misma y por un tiempo ellos dos serían los únicos integrantes del equipo siete. Todo se volvería incómodo y extraño, y ella era su alumna favorita, era la única que lo obedecía sin chistar, ahora entendía la razón.

En el transcurso de la tarde, Naruto se había marchado a su entrenamiento con Jiraiya, Sasuke había abandonado la Aldea algunos meses atrás y él quería creer que esa sorpresiva declaración se debía a eso precisamente, quizá Sakura se sentía sola y confundida por el único hombre que no la había abandonado. Dentro de poco se daría cuenta que todo había sido un impulso pasajero y sin fundamentos.

-Sólo está confundida- declaró para él mismo. Se dio vuelta y emprendió su camino, Rin lo esperaba y nunca le había gustado que la hiciera esperar, ella detestaba la impuntualidad. Tocó sus labios y le fue imposible no sonreír, una sonrisa discreta, de cierta manera era estimulante que una jovencita como ella, pudiera sentirse atraída hacia un hombre como él. Había dejado de sentirse como un posible prospecto para alguien mucho más joven y sumamente linda como ella. Pero eso era todo, jamás podría considerar actuar, y mantendría su mente al margen.

-Llegas tarde- observó la mujer apenas entró. Aunque parecía ser un reproche, le miraba con una sonrisa tierna.

-Lo lamento- seguía un poco aturdido.

-¿Todo está bien?- su compañera se acercó hasta refugiarse en sus brazos. Su aroma tan distintivo inundó sus pulmones.

-Sí. Te extrañé- levantó su rostro y la besó. Para ese entonces ya había bajado su máscara. Ella era la única que conocía su rostro completamente, sin esa misteriosa máscara. Compartieron un beso, llevaba años besando los mismo labios. La mujer comenzó a quitarle el chaleco Jounin, reconocía sus manos, su cuerpo y sabía perfectamente lo que sucedería.

Llevaban toda la vida juntos, siempre lo estuvieron, ella había su compañera de equipo, la razón por la que seguía de pie después de tantas pérdidas. La protegía, Rin había sacrificado tanto por estar a su lado, siempre había estado enamorada de él...

(Sakura)

Su mente lo traicionó, por un momento creyó haber pronunciado el nombre de su alumna en voz alta, pero besaba a Rin. Su alumna había dicho estar enamorada, lo había besado torpemente...

Se concentró en la mujer que tenía entre sus brazos y nada más, ella siempre fue perfecta para él, siempre paciente y dulce, se empeñaba en hacerlo feliz y él había logrado ser feliz.

El pasado de ambos no era muy bueno, Rin había tenido que dejar su lado ninja por una misión fallida, él no había podido protegerla y como resultado estuvo al borde de la muerte, y no sólo eso, debieron mantener la versión de su muerte para protegerla, no volvió a salir de misión fuera de la Aldea, así que no hubo más remedio que quedarse en casa.

La besó con más fuerza, tenía que hacerla feliz, se lo merecía.

-Creo que deberíamos comer un poco - se separó de ella. Había logrado tranquilizarse, para ese entonces ya no recordaba la reciente declaración de su alumna. Su mujer lo necesitaba sin ningún tipo de distracciones.

-Creo que puede esperar- observó sus ojos marrones, su cabello castaño y su delicado rostro. No había cambiado mucho, o por lo menos no lo notaba.

Rin lo tomó de la mano y lo guió hasta la habitación, realmente tenía hambre, más hambre de comida que de una noche juntos, pero nunca había sido bueno negandole algo a ella, no podría decirle que no y arriesgarse a ver sus ojos marrones tristes, tenía que recompensar cada día. Se dejó guiar y subieron a la habitación. Nunca podría dejarla, la amaba.

Comenzó a desvestirla y llevarla hasta la cama, le gustaba su cuerpo, ella era bonita y dulce, nunca le había molestado compartir la cama con una mujer así, aunque su sangre no hirviera cuando la tenía tan cerca y desnuda, no deseaba estar en otros brazos. Rin era la única mujer que podría entenderlo, conocía su pasado y cada error y aún así estaba a su lado, lo amaba a pesar de su pasado. Ninguna otra mujer podría hacerlo. Las noches si bien no eran particularmente satisfactorias o memorables, sí eran cómodas, y eso era suficiente de su lugar, excepto por un detalle: Rin está viva y al lado de Kakashi, como se supone debe ser.

SIEMPRE TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora