A SOLAS:

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A SOLAS:

Sakura iba camino al hospital. Era una mañana fría, la lluvia había cesado durante la noche pero parecía que pronto se reanudaría. A la joven comenzaba a fastidiarle el clima de los últimos días, ansiaba sentir los rayos del Sol sobre su cuerpo, un poco de calor para variar, sin contar que esa mañana su ánimo no era el mejor, estaba desvelada y cansada.

El recorrido al hospital parecía ir más rápido que de costumbre a pesar de que la médico creía estarse tomando su tiempo. Tenía un nudo en el estómago cuando recordaba la noche anterior, en su rostro debían haber unas ojeras terribles pues no había logrado conciliar el sueño por más de un par de horas. Su corazón se mantenía en ritmo acelerado, sus mejillas estaban sonrojadas permanentemente y mordía sus labios con insistencia. Estaba nerviosa, tenía un cúmulo de sentimientos encontrados, la vergüenza y la culpa eran los primeros en presentarse ¿Cómo había podido aceptar las palabras de su sensei? Debió haber salido de esa habitación de inmediato, pero se quedó. Se quedó hasta el final. Era una completa hipócrita que había disfrutado de escuchar el deseo de su sensei por ella. Se había mentido, creyó haber superado a su sensei pero resultó que dos años después, terminaría por caer ante sus más profundos deseos, quizá con más fuerza que la primera vez. Con mucha más fuerza.

-Sakura- la llamó alguien a su espalda.

-Katetsu-kun, ¿Qué haces aquí?-

-Ayer vine a buscarte pero estabas ocupada, tu amiga me dijo que podría encontrarte hoy a primera hora- Sakura maldijo a Ino mentalmente.

-Estaba un poco ocupada, mi sensei resultó herido y me encargo de cuidarlo-

-Lo sé, me explicó todo tu amiga- el ninja se acercó a ella con una sonrisa de lo más atractiva pero que no hizo ningún efecto en la joven -Quería volver a verte, espero no molestar...-

-No, pero voy un poco retrasada...- no pudo continuar porque el ninja besó su mejilla, muy cerca de sus labios. Sakura no lo había visto venir y se quedó congelada. Fue un beso de cinco segundos, quizá menos.

-¿Podré verte más tarde?-

-Quizás mañana, estaré de vuelta en la biblioteca y tendré un poco de tiempo libre- explicó tratando de no sonar tan incomoda como se sentía.

-Te veré mañana, entonces- el ninja comenzaba a alejarse cuando se dio la vuelta- Luces bonita por la mañana- el comentario la tomó por sorpresa pero ni siquiera pudo sentirse halagada. No había disfrutado de ese beso, ya no quedaba nada de la emoción que sintió cuando hablaron por primera vez. Todo era culpa de su sensei.

Entró la hospital sin siquiera sonreír, se estaba dando cuenta del gran problema que tenía: hacía dos noches había disfrutado de la compañía del nuevo hombre en su vida, pero ahora nadie parecía estar a la altura de su sensei, estaba comparando al ninja con el encargado del equipo siete. Era peligroso que nadie le pareciera suficiente, Katetsu la había besado y a penas había sentido sorpresa, y sin embargo, habían bastado unas pocas palabras de su sensei para sentirse en llamas, bastaba con recordar el timbre ronco del ex ANBU para erizar su piel, para que su estómago se encogiera de emoción. Le preocupaba lo mucho que había disfrutado de una situación tan prohibida, y sobre todo estaba su propia vanidad al saber que no le era indiferente a ese hombre, era estimulante saber que la deseaba y no estaba muy segura de cómo había surgido esa atracción, para ser sincera ella nunca lo vio venir. No había sido capaz de notar cuándo fue que cambiaron las cosas, porque era evidente que el encargado del equipo siete hacía un tiempo que la veía a ella.

Se detuvo frente a la puerta de la habitación, su mente ya ni siquiera recordaba el beso de unos minutos atrás, ahora sólo podía concentrarse en el hombre que debía cuidar y deseó con ímpetu que estuviera dormido, por el bien de su propia tranquilidad.

SIEMPRE TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora