C a p í t u l o 31

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Todos estaban diferentes, Jun, por ejemplo, estaba más alto y se había vuelto más extrovertido. Taeyong llevaba el mismo eyeliner que lo definía, pero había cambiado el color de su pelo a un azul oscuro. Hwall, Yuhei y Chan no estaban. Dedujo que se habían marchado, ya que sus cosas tampoco parecían estar. Evan se había llenado el brazo de tatuajes y la oreja de piercings.

Les saludó respetando una cierta distancia y miró a Jun, que le indicó con la cabeza que Mark estaba arriba.

Por supuesto, el único que no había cambiado era él. Parecía que sus ansias de poder seguían en su interior. En cuanto la vio entrar por la puerta de la sala de reuniones, una falsa sonrisa se formó en su rostro.

- Bienvenida de nuevo, Ryujin.

- No por mucho tiempo.- Se sentó ella frente a él, alerta de cualquier movimiento brusco que pudiera hacer él.- Dime que tengo que hacer y me iré.

- Siento haber tenido que...

- ¿Hacerme chantaje? Ni te molestes en mentirme, nos conocemos Mark.- Ya no le tenía nada de miedo, quería acabar con todo.- Habla.

- Me gusta la nueva Ryujin, te hace ver más dura. Tienes que hacerme un pequeño favor, que yo no puedo hacer porque se necesita una mujer. Así que ahí entras tú. Pero tranquila, será fácil, estoy seguro de que has hecho cosas peores y tendrás seguridad cubriéndote todo el tiempo.

- ¿Qué tengo que hacer?

- Tan solo colarte dentro de la suit Golden Closet, de Jungkook. Pero no te preocupes, él no te reconocerá, irás disfrazada.

- Me niego, ya dije que no quiero nada que ver con él ni con esta vida tóxica.

- Pero no tienes otra opción, Ryujin. ¿No me digas que no quieres vengarte del cabrón de Jungkook?- Puso los pies sobre la mesa, reclinándose hacia atrás en la silla, con aires de superioridad.- O tu novio se verá envuelto en todo lo que odias.

- Ni te atrevas a mencionarle, él para ti ya no existe, ¿me oyes?

- No me obliges a hacerlo.

- Y, ¿ahora te has vuelto el líder?,- levantó una ceja Ryujin, incrédula- ¿dónde están los que faltan?

- Ah, ¿te refieres a los chicos? Qué gracioso, pensaba que a estas alturas ya lo sabías. Jungkook se casó con la señorita Kim, del clan Kim, y ahora se dedica a manejar a los peces gordos y el dinero en el centro de la ciudad, con su padre y sus hombres. Se han vuelto de lo más poderosos y juegan a controlar el país entero. Hwall le siguió como el perro que es. Yo solo intenté que los que nos quedáramos nos mantuviéramos unidos, pero a los idiotas de Yuhei y Chan no les gustó la idea y huyeron.

- Me alegra haberme ido antes de que todo se derrumbase.- Se levantó a coger una cerveza de la nevera y le pasó otra a Mark, que le sonrió divertido. Necesitaba digerir toda esa información con un buen trago.- Entonces ahora somos socios.

- Las cosas siempre suceden por algo, aunque vayan a peor.- Dijo él mientras abría la lata, sin quitarle la vista de encima.- Me alegra hacer negocios contigo, Ryujin. Dime, ¿alguna vez te has puesto una peluca blanca? Echa un vistazo a la caja.

Siguió su mirada hasta una enorme caja de cartón con su nombre en el suelo. Se agachó para abrirla, dejando la lata en el suelo. Sospechó de que había algo peligroso dentro de ella pero se deshizo de la idea al ver el contenido de su interior. Se equivocaba al ver un brillante vestido.

- Tienes que estar de coña... ¿me tengo que poner esto?

- Así es, vas a hacerte pasar por una prostituta de lujo. Entiendes ahora por qué necesitamos una mujer.

- ¿Por qué querría Jungkook una...? ¿Sabes qué? Da igual, lo haré de todas formas, pero quiero saber qué ganas tú con que yo entre en la suit de un hotel.

- Quiero exactamente lo mismo que tú, destruir a Jeon Jungkook.

Sus palabras la alteraron demasiado como para ponerse a pensar si "destruirle" era lo que de verdad harían y si realmente era eso lo que ella deseaba. Se levantó para irse cuando Marcus se quitó la chaqueta que llevaba y quedó en una camiseta de tirantes, dejando ver sus hombros y parte de su espalda. Entonces se fijó en que, en su omoplato, la exacta cicatriz que vio un día en la espalda de Jungkook, sobresalía en el mismo sitio que la suya.

- Una pregunta más antes de irme. ¿Qué significa la cicatriz del dragón?

- Te refieres a ésta.- Se la señaló, haciendo asentir a la chica, que deseaba conocer más sobre el misterio que la rodeaba.- Nos la hacen a todos los chicos al entrar en el clan, tras pasar los dieciocho años. Es un dios dragón del agua. Con una katana afilada la trazan sobre nuestra piel desnuda, sin anestesia ni un poco de alcohol para soportarlo. Se supone que representa el dolor que hay que aguantar para ser un verdadero hombre. Gilipolleces para etiquetarnos de su propiedad, en realidad, ya que cada clan tiene la suya. Es una tradición estúpida.

- Lo siento, no se lo desearía a nadie.

- ¿Ni siquiera a mí?- Sonrió falsamente, ocultando su pesar, que era más que evidente para Ryujin.

- Por mucho que seas un cabrón, ni siquiera a ti.- Le dijo ella desde el otro lado de la puerta, antes de marcharse.

Oigo tu corazón || Jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora