¿Qué podía hacer para escapar de allí? Pensaba mirando al chico, que fumaba descuidadamente posado sobre la pared, dándole la espalda. Pensó que al fin y al cabo, era un chico y los chicos sí, piensan en muchas cosas, pero le dan más importancia a unas más que a otras. Sobretodo si tienen de entre diecinueve y veinticinco años.
- ¿Tienes fuego, Evan?
Ella era consciente de la tentación que influía en los chicos. Si jugaba bien sus cartas puede que saliera de allí.
- ¿Tú fumas?
- Solo de vez en cuando.
Se imaginó como la chica más sexy y guapa que existía en el mundo, o al menos en aquella habitación, necesitaba toda la confianza del mundo porque sabía que se le daba fatal actuar así, pero sino jamás escaparía.
Se apoyó en los barrotes cerca de él y puso su cara de manera seductora, con el cigarrillo ligeramente posado entre sus labios entreabiertos para que le prendiera fuego.
Él lo hizo, sonriéndole de medio lado y volvió a apoyarse en la pared, observándola mientras ella se echaba hacia atrás y trataba de no toser y actuar natural.
Si lo hacía bien, el que primero tenía que apartar su mirada tenía que ser él. Debía ponerle nervioso. Sin embargo no lo hizo, no le quitó los ojos de encima. Qué complicado le resultaba.
Optó entonces por darse la vuelta y caminar un poco. No conocía bien a aquel chico pero con un poco de suerte, le miraría el culo al caminar. Tampoco es que tuviera mucho pero esperó que sirviera.
Otro de los chicos que hacía guardia se acercó a observar, tentado. Se le ocurrió un idea, distraerles.
¿Qué podía hacer para que entraran dentro de la celda sin sospechar y robarles las llaves?
Tomó otra calada y se fijó en sus pantalones. Hwall llevaba las llaves en el bolsillo y Evan colgadas del cuello, con una correa.
Tenía no una, sino dos oportunidades de conseguirlas. Debía ser valiente y pensar.
- Oye... me aburro tanto aquí dentro metida... ¿por qué no pasáis y jugamos a algo?
- Ni de coña, Jungkook y Mark nos han dicho que no podemos.- Dijo Hwall, siempre con esa mirada que le hacía distintivo y masculino.
- ¿Y vosotros les hacéis caso todo el tiempo? Qué...- levantó una ceja- aburridos.
Entonces se sentó en el suelo, dándoles la espalda y pretendiendo jugar con su pelo, tirándolo hacia atrás. Apagó el cigarrillo en el suelo.
Oyó unos pasos y el ruido de unas llaves abrir la puerta y cerrarla. Lo había conseguido. Sonrió triunfal. Parecía que les atraía tener aquello que era prohibido, en este caso, ella.
- Vale pero como intentes algo, guapa, te damos una descarga.- La amenazó Hwall enseñando el teaser que llevaba dentro del bolsillo de la camisa de cuadros.
- No soy estúpida, sé lo que hago.
- ¿A qué quieres jugar?- Dijo Evan con una sonrisa siniestra que le causó escalofríos.
Se tiró el pelo hacía atrás, con confianza, y se humedeció los labios. Tenía que utilizar sus propias armas para atraer su atención mientras intentaba llevar a cabo su plan. Ella no tenía un teaser pero algo más poderoso.
- Muy bien, sentaos. Podemos hacer el juego de las preguntas, cada uno contesta una y si se niega, lo paga. ¿Podréis con ello?
- Tengo un juego mejor, ¿por qué no bailas para nosotros?- Dijo Hwall riéndose mientras el otro le pegaba un puñetazo en el hombro, siguiéndole el juego. Era alarmante el hecho de que iban a sexualizarla de aquella manera.
- Yo... no bailo muy bien...- dijo Ryujin nerviosa al ver que la situación se le escapaba de las manos.
- Baila.- Le ordenó el de la camisa apuntándole con el teaser y una sonrisa perversa, Evan la miraba de la misma forma infame.
Se puso de pie en seguida con las manos en alto, provocando que se rieran de su miedo. Bajó las manos entonces enfadada. Estaba harta de que le trataran tan mal y la amenazaran constantemente. Decidió continuar con su plan como fuera y utilizar el baile a su favor. Inspiró con fuerza, aguantando la respiración para lo que estaba a punto de hacer.
- Necesito música.- Dijo rápido y metió su mano en el bolsillo del vaquero de Evan, donde sacó el movil que le sobresalía, ante la sorpresa de ambos.
Buscó una canción y la puso, dejando el movil en el suelo y levantándose con las manos otra vez en alto. Se preparó dándoles la espalda, expirando. Podía notar sus miradas expectantes y la hacían ponerse nerviosa. <<Relájate>>, se dijo, <<vamos, una, dos...>>.
La música comenzó y ella a la vez, moviéndose lentamente de un lado para otro, moviendo las caderas y los hombros. Después dejando sus manos libres por su cuello, sus labios y su pelo. No lo hizo parecer obsceno, sino elegante, preciso y atractivo.
Notó entonces que tenía toda su atención por como se inclinaban hacia adelante, comiéndole con la mirada.
Hizo unos movimientos rápidos y después lentos, alternando, como una serpiente atrayendo a su presa.
Sabía que a la canción le quedaban solo unos segundos y estaba en un apuro todavía por conseguir las llaves.
Se mordió el labio inferior, y después sonrió a Hwall sin pensárselo demasiado.
Se agachó para cogerle la mano y animarle a ponerse de pie. Él le siguió como un tonto y ella le sentó bruscamente en la cama, de espaldas al otro, que les seguía con la mirada inmerso y con la boca abierta, como si estuviese viendo una película.
Ella se sentó encima de él, sobre sus piernas, un poco incómoda y le puso las manos alrededor de la zona inferior de la espalda, abrazándolo por dentro de la camiseta que llevaba debajo de la camisa.
Apoyó la cabeza en su hombro mientras le susurraba al oído, con una mirada penetrante puesta en el otro, le sonreía de medio lado. Así jugaba con los dos, teniendo un campo de visión perfecto en Evan, el cual no veía lo que hacía del todo con el de la franela. Vio entonces que las llaves se hallaban en el bolsillo de su pantalón.
Para poder quitárselas de una vez antes de que acabara la canción, le desabrochó del todo la camisa y se la quitó por los hombros. Después le quitó bruscamente la camiseta por la cabeza con una mano, tapando sus ojos y, en ese instante, tiró de las llaves y las escondió dentro de sus propios pantalones.
Él tiró de la camiseta al ver que se había atascado y la envió lejos, perdido en el rostro de Ryujin.
Ella se levantó de repente y se alejó de él en seguida.
- Se ha acabado la música.- Se abrazó a sí misma incómoda sin saber muy bien qué hacer para que se fueran de su celda.
Evan se levantó en silencio también llevándose a rastras a su amigo, que parecía estar todavía asimilando lo que había pasado, con una sonrisa tonta en la cara.
- Muy bien, Ryujin. Volveremos cuando nos aburramos.- Le dijo Evan antes de irse.
Por suerte para ella el que cerró la puerta fue él, que tenía las llaves.
Se marcharon por el pasillo mientras le decía al otro que habría pagado lo que fuera por ver la cara de Jungkook al presenciar que Hwall la había tocado. Le dijo que estaría muerto. El otro le amenazó con que no lo contara y sus voces desaparecieron.
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Oigo tu corazón || Jungkook
Hayran KurguÉl creía que era lo peor para ella, un monstruo que no podía mantener calmados a los demonios que lo perseguían en su cabeza. Lo que no sabía, es que ella sería un lobo disfrazado con piel de cordero para él. **Esta historia está registrada en Save...