C a p í t u l o 49

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Al levantarse entre las suaves sábanas blancas y el blando colchón de su cama de matrimonio innecesariamente grande, se alegró de haber vuelto al hotel. Echaba de menos su habitación, la comida coreana y su vida entre lujos, aunque admitía que en Berlín no lo había pasado nada mal.

Aquel día se levantó de muy buen humor, por la tarde se vistió con su mejor camisa y vaqueros y se subió al coche deportivo, hacia el garage. Iba a ser un noche importante y debía estar guapo para la ocasión. Al llegar, antes de cruzar la puerta, sacó el móvil para que actuara como espejo, arreglándose el pelo. Cuando acabó, cruzó la estancia con confianza, haciendo una entrada deslumbrante, o eso le pareció a él. Porque los únicos que le vieron fueron Taeyong y Jun, que jugaban a un videojuego frente a la televisión y no le prestaron mucha atención.

Él se llevó una decepción y les pidió que llamaran a Ryujin. Taeyong le dijo que estaba en el segundo piso, demasiado concentrado en la partida para hacerlo.

Jungkook se cruzó de brazos y subió las escaleras haciendo ruido en cada pisada, molestando a los chicos que jugaban, haciéndoles quejarse de su comportamiento infantil.

Allí en el segundo piso al único que vio fue a Hwall haciéndose un café en la máquina que tenían, el cual le saludó amablemente. Jungkook se acercó sonriéndole.

- ¡Cuánto tiempo, Jungkookie!

- Echabas de menos a tu líder, ¿verdad?- Vio como el otro se encogía de hombros y hacía ademán de pagar unas monedas a la máquina.- Espera, yo invito.

- Ese es el Jeon que conozco. Y es ex-líder.

Hwall se rió y Jungkook le siguió, llevándole el café hasta la mesa. Una vez que se sentó, agradeciéndole lo atento que se mostraba, fue a tomar la taza de plástico antes de soltarle alguna tontería de las suyas. Jungkook la cogió antes y se la tiró por encima de la cabeza, con el café ardiendo.

Hwall saltó de la silla, gritando que le quemaba y necesitaba desesperadamente agua fría. Fue corriendo a la mini nevera y abrió una botella, que se echó él solo por encima de la cara para quitarse el ardor.

- Está bien, reconozco que me lo merezco.- Dijo en voz baja, tratando de evitar la ira del otro.- Pero en mi defensa diré que estábamos a punto de morir todos.

Jungkook corrió hasta él con la intención de perseguirle, mientras Hwall huía a todo correr dando vueltas por la habitación.

- ¡Cómo pudiste! ¡Voy a matarte!

- ¡Para, solo fue un beso! Ni siquiera le puse una mano encima, bueno, solo para que parase de pelear y me escuchara...

- ¡Ya puedes correr porque como te alcance puedes estar seguro de que te corto las manos!

Una presencia parecida a un fantasma entró en la habitación de repente, abriendo la puerta del pasillo que daba a las habitaciones. Ambos pararon de correr y se giraron lentamente hacia el espectro, que estaba de pie, mirándolos. Hwall comenzó a gritar agudamente y se tiró en brazos de Jungkook, el cual le apartó de un empujón y le hizo caer al suelo, aterrorizado.

- ¿Se puede saber qué demonios estáis haciendo?- Su voz femenina ahora era ronca.- Intentaba dormir. Aish, qué molestos.

- ¡Ryujin! Qué susto. ¿Cómo se te ocurre llevar un pijama largo blanco con lo pálida que estás y con tu pelo largo oscuro, pareces de una película de terror.- Dijo hablando muy deprisa, enfadado por el susto.- Y encima con esas ojeras de drogada. ¡Me voy!

Oigo tu corazón || Jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora