Capítulo 13

192 12 19
                                    

Narrador:

El joven D'Artagnan estaba sentado viendo la espada de Calissa, preguntándose que habia pasado ese día ¿Porqué todo salió mal? Pero sus pensamientos  fueron interrumpidos por una cabalgata desesperada que se oía a lo lejos.

La lluvia se hizo presente en un segundo y si el hubiese imaginado lo que se avecinaba, hizo bien en no irse del lugar.

La neblina no tardo en aparecer, eran apenas las 4 de la tarde y se veía con si fuese las 6 de la madrugada, tan frío, tan silencio, tan solo.

El ruido que provocaba la herradura de aquellos caballos se intensificó más y más a tal punto en que D'Artagnan logró ver la figura de los caballos y la parte frontal de la carrocería. Tal vez sea alguién más pensó algo preocupado.  Pero había algo que lo animaba a quedarse hasta ver quien era la persona que iba en el armatoste ese.

- Ahhhh!!! - escuchó el grito a lo lejos seguro provenía del carruaje, decidió a no quedarse de brazos cruzados. Tomó la espada de Calissa y fue corriendo a buscar aquello que tenía en el pecho.

Sin embargó no se fijó que detrás de él a una distancia moderada, se encontraba parado aquél quién dejó su camino al sacerdocio por la perdición.
Aramis se sentía culpable en parte por lo que había sucedido, él solo quería proteger a sus amigos pero no los veía como solo eso, los consideraba ahora una nueva familia.

Aramis también tenía un presentimiento que no podía explicar, por unos instantes pensó que era un mensaje que Dios le estaba mandando indirectamente. Al ver que el joven gascón se había levantado a buscar a Calissa el también quiso ayudar, pero lo haría desde lo lejos para no oír un sermón largo del muchacho.

———

Mientras tanto a no muy lejos del reloj Calissa procuraba que aquél personaje dejara en paz a los monarcas. La Reina Ana parecía mantener un poco la calma, en cuanto Louis hacia rabietas e intentaba abrir la puerta y saltar pero ¡Oh sorpresa! cuando entró a Calissa al carruaje el fue el culpable de atascar su único medio de salida.

- Estarán bien - susurró la muchacha atando la cuerda de los caballos al salpicadero, lugar en donde el paje ponía sus pies.

Ella al asegurarse de hacer un amarre seguro y fijó; se paró sobre el asiento del paje, se agarro de un pequeño adorno que estaba en el techo del carruaje para impulsarse y así quedar cara a cara con aquel agresor irreconocible.

-¿Qué quieres y por qué nos atacas?  - estaba parada justo enfrente del encapuchado. El solo le vio de pies a cabeza, sacó su espada para enterrarla de nuevo en el techo - Parece que no te enseñaron modales - Vocifero la pelinegra, ella iba a tomar su espada pero no recordaba que la había dejado tirada en el momento de irá que tuvo.

Aquella figura dudó por un buen tiempo, de hizo hacia atrás de un brinco para caer de manos, tomó impulso para dar dos giros y patearle  la cara a Calissa.

Ahora sería una batalla cuerpo a cuerpo.

Calissa no hizo ningún gesto de dolor, el golpe hizo que retrocediera pero no hizo más. Ella puso su mano en puño para pegarle en el estómago al sujeto, pero él o ella puso sus manos en forma de X recibiendo el golpe en el antebrazo, todo iba a favor del sujeto hasta que Calissa logró darle un rodillazo en la cara.

Comenzó una pelea fuerte. Y la lluvia hacia que se resvalaran entre veces del techo, los Reyes mientras tanto intentaban salir. Hasta que escucharon la voz de D'Artagnan a lo lejos, ellos retomaron la compostura de nuevo.

- ¿Calissa estará bien?  - dijo Louis con una mirada que transmitía cansancio.

- Sería bueno que le preguntarás - Respondió su esposa, ella estaba nerviosa también. Louis asomo la cabeza a la ventana.

Los tres mosqueteros: La hija de BuckinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora