Narra Malú
Estoy en mi cuarto, después de que mis queridas amigas me sacaran toda la informacion con la que podrían hacer una novela. Son las doce de la noche y estoy esperando la llamada de mi prometido, que me prometió que me llamaría nada más llegar a Argentina, pero no da ni una señal de vida, así que decido llamarle yo.
-Hola cielo, te iba a llamar...-dice agobiado por algo- estoy cogiendo la maleta entre un montón de gente, odio estos momentos del aeropuerto- me río mucho.
-Hola-sigo riéndome- tranquilo.
-¿Qué tal por ahí? Te echo de menos...
-Y yo cariño, bien, Vanesa y Pastora me han sacado toda la información, como es normal en ellas...-nos reimos.
-Había pensado que podías ir mirando por ahí un sitio para casarnos- otra vez con casarse en Málaga...
-Pablo, amor, ya lo teníamos hablado, era en Algeciras, en la finca de mi tío- y escucho un suspiro.
-¿Casi cuela, no?- pregunta.
-Estoy agotada, mañana hablamos, te quiero.
-Y yo- cuelgo.
No puedo dormir así que decido ir a ver a Ale, sé que está a estas horas despierto porque está en línea en whatsapp.
Salgo al pasillo y mientras voy intentando hacer memoria de su habitación. ¿231.. 321... 123...? pues nada, a investigar. La 231 está libre, la 321 nadie contesta y sé que es de alguien conocido. Finalmente, la 123. Llamo una vez y nadie abre, llamo otra vez y nada, decido irme a ver la 132. Pero alguien abre la puerta llamada y no es Ale.
-¿Lula? ¿Qué haces a estas horas despierta?- me río mirando su pijama de dinosaurios- me lo compró mi hermano por mi cumple, no te rías- y eso provoca que me ría más.
-Lo siento, es que es muy original- nos reímos- estaba buscando la habitacion de Ale, pero se me olvido el número y sé que tenía que ver con el 123.
-Algo si, porque es la de al lado tuyo- recuerdo que estoy en la 133.
-Ya me vale, me he recorrido todo el hotel buscándole y he acabado aquí -me río- bueno, hasta mañana.
-Lula, no me digas que te vas a ir ahora a tu cuarto, que esta a tomar por culo a la derecha- es verdad- anda pasa, que ser anfitrión tiene sus ventajas.
Decido pasar y me encuentro con un mini apartamento en vez de habitación.
-Sí, sus ventajas tiene, madre mía, esta habitación es como mi piso de grande- se ríe- es la verdad Pablo. Siento haberte despertado, en serio.
-Tranquila, que no me has despertado, hace cinco minutos se fueron los Antonios y Melen, ¡menudos sinvergüenzas!- me rio.
Noto como se fija en mi mano, tal y como hizo Vanesa y me pongo nerviosa.
-Enhorabuena, no me había dado cuenta- me pongo más nerviosa aún- ¿hace cuánto te lo pidio?
-Más o menos dos meses, el día que viniste a decirnos lo del concierto.
-¿Me dejas verlo?- levanto la mano y él me la coje- ¡Se lo ha currado el jodío... Es muy bonito!
-Sí- sonrio y le miro a los ojos.
-Lula, tengo que darte algo, y siento que si no lo hago ahora, no creo que pueda nunca más- dice muy cerca de mí y me sonrojo aún más si es posible...