Tierra firme (Vara)

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Narra Belén
Aquel día llegó con más fuerza que desgana, Marco y yo volvíamos a Madrid. Yara se quedaba unos días por asuntos de los que no quería ni hablar. Así que quedé con ella para despedirme en la playa, al buen paraíso.
La vi sentada en la arena, mirando el horizonte.
-¡Yariiisss!-grité.
-Belenzuelaaaa-dijo ella. En su cara se reflejaba tristeza.
-Nos vamos esta tarde, ¿seguro que no quieres venir?-pregunté dudando.
-No... de verdad.
-Vale, entonces dime qué te pasa y por qué tienes esa cara-dije sentándome a su lado.
-Nada importante, tranquila.
-Lo tuyo es importante... tendré que preguntárselo a Vane...-musité.
-Sí, no tendrás otra cosa que hacer.
-Soy capaz, te lo juro por mi Marco Asensio-dije riendo.
-Siempre lo eres-miró al infinito- mmm. Estoy con alguien. Ya está, lo solté.
-¡isidksiidis!-chillé palabras sin sentido- ¿Quién es? ¿Antonio?
-No te pongas así, no es para tanto.
-Ya claro, salir con un famoso no es para tanto-insinué.
-Pues tú estás con mi hermano y es un futbolista famoso. Así que ya estarás acostumbrada-dijo riendo.
-Al menos te he sacado una sonrisa-me miró sonriendo- pero dime... ¡porfitas que no se lo digo a nadie!
-Vanesa.
-¿Qué pasa con Vanesa?-pregunté inculta.
-Que es ella, ¿te lo tengo que explicar mejor?
-¡No! ¿Y por eso estás así? Tía se notaba que le gustabas... habrás sido la única en no darte cuenta-dije exagerando.
-Pues si...-musitó- por eso me quedo unos días aquí.
-¿Y me dejas a mí sola con ese hombretón? Pero... ¿cómo osas? ¿Cuándo vuelves?-dije riendo.
-Sí, tenías muchas ganas y te has salido con la tuya... volveré pronto, te lo prometo.

Pasó el mediodía y las dos nos despedimos con un abrazo, no la iba a ver en mucho tiempo... eso era evidente.
-Estoy contigo para todo-dije.
-Y yo, Belenzuela.

Narra Yara
Llegué a casa de Vanesa agotada, me senté en el sofá y miré las revistas que estaban en la mesa.
-¿Has llegado ya?-preguntó mientras venía desde la cocina.
-Sí, vaya loca está esta mujer... me lo ha sacado todo.
-¿Se lo has contado?-preguntó sentándose a mi lado.
-Me lo ha sacado todo... creía que estaba con Antonio, imagínate cómo se ha quedado-reí al recordar su cara.
-Ya...-musitó.
-Ey, ¿qué pasa?- besé su mejilla. Se apoyó en mi hombro.
-Ya que has sacado el tema de Antonio... ¿pasó algo entre vosotros?-preguntó.
-Algo hubo, no te voy a mentir, pero solo somos amigos. Nada más-dije rodeando los ojos, intentando que no me viera. Ríe ante mi gesto.
-¿Qué quieres de comida?-cambió de tema.
-Ya la hago yo-me levanté y fui directa a la cocina. Se acercó y me rodeó los brazos por la cintura.
-Creo que hemos empezado las cosas mal... no debería haberte besado en la playa... estabas mal y... bueno... lo hice mal-susurra en mi oído.
-No hiciste nada mal, cariño. Las cosas no siempre empiezan como queremos, pero siguen como sabemos-me doy la vuelta apareciendo delante de ella- y yo se que quiero estar contigo. No me importa nada mas.

Se sonroja y baja la cabeza. Su flequillo le tapa gran parte de los ojos, cosa que me encantaba. Aparté su flequillo de su cara y la miré. Me besó, un beso tierno, encantador.
-Se que es pronto para decir esto... tengo hábito de ti-soltó de repente.
-Y me siento en deuda... déjame que yo te invente, déjame que te deshaga la memoria...-seguí la canción. Me di la vuelta para seguir haciendo la ensalada-hoy toca ensalada César.
-Lechugas... ays tengo que quedar con ellas-ríe.
-Yo... yo tengo que volver a Madrid-dije- me encanta estar aquí, contigo sobre todo. Amo Málaga, pero me acabo de comprar un apartamento allí, y...
-Sí quieres podemos volver cuando quieras, yo no me quiero separar de ti-dice quitándome el pelo de la cara.
-Como quieras, tengo que preparar la mudanza-abre los ojos- tengo las cosas en casa de mis padres y necesito llevarlas a mi apartamento. ¿Qué te pensaba tú?
-Nada... pensaba que venías aquí a mudarte o algo-rió ante la imaginación de mi Vane-¿Qué pasa?
-Estás loca-contesto.
-Por ti- dice abrazándome por la espalda con fuerza. Cojo sus manos y las acaricio, mientras se apoya en mi hombro, apartando mi pelo negro del hombro.
-Ya está acabada-dije- ¿Qué hacemos luego?
-De momento comer, luego ya veremos. Quiero que conozcas a una persona.
-Uyyy, ¿A quién me querrá presentar esta mujer?
-A mis hermanos-contesta mientras lleva la ensalada.
-¡Madreeee!-me quejo riendo.
-No, a mi madre más tarde.
-Más te vale-contesto.
Comimos entre risas y algún que otro beso. Después de fregar, me mandó ponerme el bikini.
-¿Por qué?-pregunté.
-Venga, póntelo, yo ya lo tengo puesto-mintió.
-Claro, como has tenido tanto tiempo para hacerlo-dije subiendo las escaleras. Me cambié y en cinco minutos ya estaba lista.
-¡Guau!-chilló, cogiéndome en brazos y llevándome a la piscina-ya verás...
-¡No! Vanesa... ¡para!-dije antes de tocar el agua-¡bua! Ya verás tú, así que para eso querías que me pusiera el bikini...
-No podrás conmigo, también quería verte con él-guiña un ojo, y entra en casa dejándome dentro de la piscina. Doy unos largos, y me asomo por el bordillo.
-Holis guapi-dice acercándose con alguien al lado.
-Hola, cariño-respondo sonriendo.
-Os lo pasáis genial oye...-dice mirándome.
-Sí, sólo ella porque es la que se divierte tirándome a la piscina-contesto riendo.
-Ya, claro...-dice ella- este es mi hermano, Antonio.
-Holis-contesto mientras él se agacha para darme dos besos. Hasta que Vane le tira de una patada encima mío y caemos los dos en la piscina.
-¡Qué capulla es mi hermana oye!-dice Antonio riendo-encantado, cuñi.
-Vaya recibimiento...-rió y le doy dos besos.
Nos asomamos desde el bordillo, y vemos cómo vienen Ana, Peca, Carmela y Vanesa y se sientan en el bordillo con nosotros.
-Hola guapa, ya me ha contado Vane todo-dice Ana acariciándome la mano que tenía apoyada en el bordillo.
-¡Hola, Anita!-digo sonriendo.
-¿Tú cómo sabes mi nombre?-pregunta riendo.
-Pues es que soy muy lista, wachis-contesto mojándola.
-¡Oye!-se quejan. Salgo de la piscina y abrazo a Vane por la espalda.
-¡Ay, que bonitas!
Estuvimos toda la tarde en la piscina, con risas y alguna que otra salpicada. Antonio y Ana se fueron pronto y nos dejaron a nuestra bola.
-¿Quieres salir esta noche?-pregunta Vane sonriendo.
-¡Claro! Me encanta cuando sonríes.
-A mi me encantas tú...-contesta.
-Te quiero-digo sonrojada.
-Y yo, cariño.
Nos preparamos para salir, Vane quería presentarme a unos amigos. Ella se puso unos pantalones pitillo negros y una blusa blanca. Yo me puse un vestido celeste.
Entré en el baño y me quité la coleta dejando que el pelo cayera sobre mis hombros. Me peiné y me maquillé un poco.
-¿Hola?-ríe-¿tú eres Yara?
-Sí, soy yo. ¿Quién es?-le sigo el juego.
-Estás preciosa-se me queda mirando apoyada en el marco de la puerta.
-Vamos, anda.
Llegamos a la plaza y estaban esperándonos. Me presentó a todos sus amigos como su novia, me pareció adorable al decir aquella palabra.
-Manuel, esta es Yara, mi novia.
Llegamos al bar, pusieron buena música y salí a bailar con Ana y Alba, sus dos amigas.

Narra Vanesa
-Es preciosa-le dije a Manuel en la barra.
-Sí que lo es-contestó.
Vi cómo me hacía gestos para ir a bailar con ella, así que me acerqué y rodeé su cintura con mis brazos. Bailamos bachata, reggaeton... de todo, pero juntas. Me encantaba cómo movía su pelo, como daba vueltas de un lado a otro de la pista.
Cuando llegamos a casa, más o menos a las 5 de la mañana, estábamos agotadas.
-Me voy a dormir ya-dijo tumbándose en el sofá.
-Al menos cámbiate-reí.
-Es verdad-dijo cogiendo el pijama del armario.
-Ven-dije cogiéndole de la mano y llevándola a la piscina.
-¿No irás a tirarme, verdad?
-No-contesté cogiéndola de la cintura y empujándola. Caí con ella, y empecé a besarla cada vez más lento.
-Te voy a matar-dijo riendo. Nos fuimos deshaciendo poco a poco de la ropa interior, nos tocábamos... hicimos el amor en la piscina. Y así acabó aquel día maravilloso a su lado.

Un amor tan grandeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora