Narra Malú
Volvimos a Madrid, después de todo una tiene que volver a su casa, y a su ciudad. Llegué a casa, la que compartía con Alborán. Recordé todo aquello mientras entraba en la habitación. No estaban sus cosas, estaba el armario vacío... Pablo me sacó de mis pensamientos.
-Mmm. Creo que tienes que leer esto-me dice dándome un beso en la sien- ha aparecido en la mesa de la cocina."Ojalá volvamos a ver todo aquello con sonrisas, volver a verlo desde el brillo de tus ojos. Querría quererte como aquella vez lo hice, querría amarte como nunca lo hice. Me cansé y fui un idiota, no quise hacerte daño, lo prometo. Las cosas suceden por algo, y noto que estás bien con quien estás. Yo lo único que quería y que siempre querré es que seas feliz, tal como eres. Tendría que haberte querido más o haberte dejado escapar, pero no pude. Yo te quería de una forma especial, y me dediqué a estropear todo en vez de arreglarlo. Te pedí matrimonio para que Pablo se alejara de ti, lo confieso. Soy muy celoso, siento muchísimo haberte hecho daño... lo siento. Espero que seas feliz, que sonrías como lo hacías cuando estábamos tumbados mirando las estrellas, como lo hacías cuando hacíamos el amor, o después cuando te tumbabas en mi hombro y me acariciabas mis mejillas. Te quiero más que a nadie, más que a nada. Y sé que nunca te voy a olvidar, te recordaré con esas vivencias que nos dedicamos, con esas estrellas que miramos en aquel cielo cuando las cosas iban mejor que nunca. En ese momento supe que las cosas iban a cambiar, a peor si cabe duda. Supe que no iba a verte con aquellos ojos con los que te veía.
El día en el que te conocí, con aquel vestido negro y aquella sonrisa que iluminaba tu cara. Supe que eras la única que me iba a hacer sentir tan grande, siendo tan pequeño; supe que ibas a ser la chica de la que me iba a enamorar algún día. Lo supe todo, y siempre lo sabré. Las cosas han cambiado, como todo y todos... cambian, todo cambia. Y yo cambié, cambié de la peor forma posible, y no tendría que haberte tratado así en ningún momento. Te voy a querer siempre, que lo sepas. Y recuerdes todo lo que vivimos con una sonrisa, como yo. No llores leyendo esto, se que lo estás haciendo, te conozco más que a nadie. Sonríe pequeña, tienes una sonrisa que ilumina ciudades. Y brillas más que nada ni nadie.
Te quiero, te amo, te adoro... siempre lo haré. Nunca me olvides.
Alborán"Lloré al leerlo, él lo sabía. Me conocía perfectamente. No podía asimilar todo aquello.
-Tranquila-dice López quitándome las lágrimas- tu puedes con todo.
-Te quiero Pablo-dije- ¿lo has leído?
-Sí... lo siento... pensaba que era la lista de la compra.
Río al oírlo. Menudo humor...
-¿Qué? Es verdad-dice.
Me di la vuelta y le vi la cara, aquellos ojos, aquella boca que tanto tenía ganas de besar... me decantaron. Y lo besé con fuerzas infinitas.
-Mmm-gimió-para, Lula, te lo suplico.
-Ni lo intentes- dije besándole de nuevo. Caímos en la cama de tanto amor, de tantos besos. Recordé que allí fue donde Alborán y yo lo hicimos por primera vez. Me dio pena, pero la no pude con la situación. Tuve que seguir besando esa boca... y lo hice.
-¿No te recuerda esto a él?-pregunta cuando me apoyo en su hombro.
-Sí... pero eres tú, no él. Él es pasado, tú presente y futuro.
Sonrió.
-Tienes la sonrisa más bonita del mundo-dije besándole.
-Te quiero tanto...-contestó-tú sí que eres bonita, no... preciosa.
-Te... te quiero. Más que a nada. Y olvídate de esa carta, es pasado. Le sigo queriendo, como para no... fueron años de felicidad. Pero tú me importas más. Siempre supe que ibas a ser tú.Me besó de una forma que no me esperaba. Se tumbó encima mío como si nada y seguía besándome, por toda la cara. Sigue bajando poco a poco, llegando a mis pechos. Me hizo quitarme la camiseta rápido. Los empezó a besar lentamente, después fuerte. Gemí. Él seguía a lo suyo, bajó a mi tripa.
-Pablo... para-dije de repente.
-¿Qué pasa, cielo?
-Yo... lo siento-me levanté y corrí hacia el baño. Noté cómo venía detrás de mi.
-Cariño...-abrió la puerta.
-Lo siento-lloré.
-¡Ey!-se queja-No llores... ¡cariño!
Me abrazó, un abrazo que mató mis ganas de llorar.
-Lo siento... yo...
-Tranquila mi vida, no pasa nada... tú puedes con todo-dijo.
-Es que no puedo estar aquí, así... en el sitio este con el rondándome la cabeza...
-No pasa nada, lo entiendo perfectamente. Es duro para ti... tienes que asimilarlo, y con el tiempo lo harás, te lo prometo.
-Esa nota...-interrumpo.
-Esa nota me ha gustado hasta a mí, que no tengo nada que ver con ello.
-Desde que lees las listas de compras...-contesto. Ríe. Me encanta. Lo beso con ganas. Esas ganas que matan todo de golpe.