Narra Pablo L.
Empezamos el concierto con Alejandro Sanz, cantando El Mundo. Cuando dije su nombre el público aplaudió con mucha intensidad...
-El mundo... este precioso mundo...-digo.
-El mundo, querido Pablo, a veces inhumano, otras increíble... pero siempre será nuestro mundo-dice sonriendo y mirando al público. Me siento en el piano, y empiezo a tocar los primeros acordes de la canción.
Acabamos de cantarla, y tocaba el turno de mi chica, así que la presenté al público.
-Ella... ella es el remolino en persona, es increíble y espero que esta "amistad" nos dure para siempre... sin más que decir, porque prácticamente lo sabe todo... Malú-dije mirándola. Entró al escenario y empezó a hablar.
-Gracias por aquellas aventuras en el patio... nuestro patio-dijo. Que chica más guapa...
Terminamos de cantar, ahora era el turno de Vanesa... miré, y allí estaba sentada, nerviosa y abrazada a Yara. Noté como Yara le decía algo, ella se levantó corriendo.
-Ella es una mujer poderosa, increíble... única... ella es... Vanesa Martín.
-Tú si que eres maravilloso, boquerón. Pero siempre sobran los zapatos, ¿no?-dice riendo. Cantamos la canción y noté cómo ella miraba a todos los lados, yo sentado al piano... y alguna que otra vez se le escapaba una miradita hacia Yara, que sonreía mirándonos. Después le tocaba a Orozco, que salió espléndido del backstage.
-Él es mi enemigo... mi Luigi pero siempre será un gran amigo-dijo mirándome.
-Mario, no digas tonterías... con todos ustedes, Tu Enemigo.Acabamos el concierto, las últimas dos canciones las canté solo con piano.
-Bonita noche, Málaga. Nunca la olvidaré. Gracias por estar siempre ahí...Salieron todos del backstage.
Narra Vanesa
El concierto terminó con un abrazo de todos en el escenario. Nos lo pasamos genial cantando aquellas canciones... fue una noche mágica. Malú cantó con Pablo 3 canciones, ella fue la afortunada... ¿cómo no serlo? Era su novia, y eran felices... yo no. Desde que la vi sentada en aquella playa no he dejado de pensarla...Nos cambiamos de ropa en el camerino, Pili se había ido a Conil, a ver a su niña y a su Francis; cada uno se fue a su ciudad aquella noche. Lula se quedó en casa de Pablo, y se tomó unas vacaciones que tanto necesitaba, y más teniendo a su novio.
Yo me tomé la libertad de ir a la playa con desgana. No sabía lo que me estaba pasando, pero no me encontraba bien y decidí relajarme en ese paraíso llamado playa. Y allí me la encontré, cuando menos me lo esperaba, y en el sitio donde no quería encontrarme a nadie. Estaba mojándose los pies en el mar, descalza. Me acerqué y le tapé los ojos.
-Uhm, Belén no. ¿Vanesa, eres tú?-preguntó.
-Sí...-susurré-¿Qué haces aquí? ¿Tú no deberías estar con Belén?
-Tú lo has dicho, debería. Desde que ha venido mi hermano no me hace mucho caso. Lo entiendo...se nota que Belensio es real-ríe.
-Cuando quieras puedes venir aquí y pasear por aquí... yo te estaré esperando-dije sin pensar.
-El mar es precioso, gracias-me interrumpe. Empezamos a andar, mojándonos los pies. Caminamos hasta la otra punta de la playa, sin hablar.
-¿Qué ha pasado antes? ¿Estás mejor?-pregunté pensando en la llamada telefónica.
-Bueno... cosas de novios y así-contestó sin dar más explicaciones.
-Ya...
-No te preocupes, estoy bien-sonríe-gracias por preguntar, amiga.
Amiga. Esa palabra inundó mi cabeza.
-¿Qué te pasa?-dijo sentándose en la arena.
-Nada, tranquila-me siento a su lado. Le miré, nunca había visto a nadie mirar el atardecer como ella. Le brillaban los ojos de una forma inédita.
-Me encanta-dijo sin quitar la vista del sol ocultándose. Inundó su cabeza en mi hombro, y besó mi mejilla-gracias.
-Gracias a ti por haber aparecido en mi vida, y llenármela de tanta paz y tranquilidad-dije acariciando su mejilla. Noté mojada mi mano, la miré y la vi llorando.
-¡Ey! No llores. ¿Qué pasa?
-Nada, yo...-contestó llorando. Le sequé las lágrimas.
-No te gusta hablar de tus sentimientos, ¿no?
-Mmm. No...-contestó- no puedo dejar de pensar en él... yo...
La besé, no aguantaba más. Ella no me siguió.
-Lo... lo siento-dije.
-Vanesa...
-No aguantaba más, mejor me voy-me levanté y empecé a andar-lo siento.
-¡Vanesa!-chilló, salió corriendo acercándose a mí y cogiendo mi muñeca. Me giré. Puso una mano en mi cintura y la otra en mi nuca, acercó sus labios a los míos y me besó con lengua, suave.
-Me enamoré de ti el primer día que te vi, allí a lo lejos-me abrazó y miramos el atardecer. No contestó, se dedicó a sonreír. Un silencio repentino.
-Vanesa... yo...-paró.
-No tienes nada que decirme, lo entiendo...
-Te iba a decir que... siento algo por ti-dijo sonrojada. Levanté su cara con la mano en su barbilla.
-El amor no se explica...
-Me dijo un día la piel, que hay montañas que nunca conocen el mar...-canta. Sonrió.