Capítulo 1: Las maldiciones no existen.

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Dos simples palabras pueden explicar los próximos sucesos en mi vida. Con solo 16 años tengo que soportar todo tipo de catástrofes los cuales una simple y torpe niña no debería de pasar. Nadie se merece lo que yo vivo día a día por lo que no se lo deseo a nadie. Todo por mi increíble e extremadamente exagerada torpeza.

Ustedes se preguntarán de que estoy hablando... Bueno, todo comenzó la semana pasada en parque de diversiones...

Hace una semana...

— Hey Annie. – Summer estaba llamándome a lo lejos agitando su mano. Yo suspiré aliviada por haberla encontrado de nuevo. Me había perdido y yo no era la mejor para esas cosas. Si me perdiera en el bosque de noche, lo más probable es que Slender se canse de mí por pasar mil veces por el mismo lugar— Dios, si que eres torpe — Summer suspiró.

— Lo siento, me quedé mirando unas chucherías muy bonitas.

— No puedes hacer eso, todos sabemos que eres una idiota para estas cosas. No tienes que alejarte por que juro que te dejaré sola — Summer me miró. Ya ven que compresiva y amable es mi mejor amiga.

— Ok —suspiré—, los llaveros estaban bonitos.

— Está bien pero no tienes que aleja-

— ¡Mira! —grité interrumpiéndola mirando un puesto colgantes. Si algo aprendí de las películas es que siempre tienes que perseguir tus sueños y esa cadena era de verdad un sueño. Corrí, no me importó nada. Grave error, choqué con un puesto dónde había una anciana, tirando todo lo que tenía en la mesa— Lo siento —dije sintiéndome culpable tratando de levantar todas las cosas.

— ¡Estúpida! —gritó la anciana.

— Dije que lo sentía.

— ¡Eres una idiota! 

— No me falte el respeto abuelita —la señalé con el dedo y ella me miró indignada.

— ¿Que pasó Annie? —Summer se acercó.

— ¡Esta imbécil tiró todas mis cosas! —dijo la anciana levantando las cosas del suelo.

— ¡Ya le pedí perdón! Y si usted es una abuelita amargada no es mi culpa. —me crucé de brazos.

— ¿Abuelita amargada? No te metas conmigo muchacha.

— ¡Usted no se meta conmigo abuelita, llamaré al asilo! 

— No juegues conmigo o te vas a arrepentir.

— ¿Ah si? Pues mire como tiemblo —comencé a agitar mis piernas exageradamente—, no me haga reír abuela y mejor valla a cocinar galletas.

— Estás haciendo que pierda la paciencia.

— ¡Me importa un pepino!

— Te maldigo —dijo apretando los dientes. 

— ¿Wat? — Dije. Mi ingleishon es muy avanzado.

— ¡Te maldigo! —repitió más fuerte— Te maldigo a tener que soportar las desgracias de la mala suerte —gritó señalándome mientras su mano temblaba.

— Te maldigo a soportas las desgracias de la mala suerte—la imité con vos chillona—, no creo en esas cosas.

— ¿Ah no? —ella sonrió maliciosamente. Me dio miedo—, pues ya verás.

Fue entonces cuando vi una bola de cristal en el suelo. Las cosas que yo tiré eran collares hechos a mano con figuras extrañas. Parecían cosas vudú.

Summer me agarró del brazo y me llevó arrastrando de ese lugar.

— ¿Que demonios te pasa, Annie? —ella me miró frunciendo el ceño.

A Esto Se Le Llama Mala Suerte [Cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora