Mis expectativas se habían cumplido, aquella mañana había decidido saltarme las clases y así poder dormir todo lo que mi cuerpo quisiera... además de que no tenia muchas ganas d ver la cara de de Max, me pasaba siempre que teníamos sexo... durante el día siguiente su rostro parecía el de un cachorro abandonado con unas grandes ojeras que relataban el echo de que no había dormido nada, por no decir que no tenía ganas de aguantar su mirada acusadora durante... ¿Cuantas horas eran lectivas en las clases? No tenía ni idea ya que o no les prestaba atención, o acababa largándome antes de que el día terminase... la escuela no estaba echa para mi, eso estaba seguro.
Con pereza, aunque ya debían de ser más de las doce del día, me levanté de la cama para ir a sacar a la calle a Ares, el cual había aprendido ha hacer sus necesidades en una caja grande, como los gatos, cada vez que yo acababa durmiéndome, pero tenía que sacarlo a que diera una vuelta y corriese.. era un animal bastante grande. Tras vestirme con una sudadera, vaqueros y las zapatillas de deporte amarré la correa de Ares para irme, prefería ir sin desayunar por las horas que eran. El recorrido de los días como hoy era siempre el mismo: Calle principal, parque, alrededores del embarcadero y vuelta atrás, recorrido que lo hacía corriendo ya que había que cuidar semejante cuerpo como el mio... aunque ese día sería algo diferente. Nada más llegar a la calle Ares salió corriendo en otra dirección, parecía que había olido algo que le gustaba y me arrastró hasta tres calles detrás de mi casa.
Jamás había estado pro aquí, serían solo tres calles pero ya estaba en un nuevo barrio y esto se notaba. Los edificios de viviendas tenían solo tres pisos, no siete como el mio y todos, pero absolutamente todos eran blancos... de echo casi parecían adosados de las semejanzas que guardaban. Sonreí con superioridad, serían solo tres calles pero ahora mismo me daba cuenta de que yo tendría más dinero que la mayoría que vivía aquí... por no decir todos. Se salvarían el banquero y quizás si hubiera alguna tienda de joyas. Ya que Ares me había traído aquí y no podría correr como a mi me gustaba, no estaba mal dar un vistazo a este nuevo barrio para mi, ¿Quien sabe? Quizás y encontrase a otro lindo juguete aún sin descubrir. Con esa idea en mente comencé a pasearme por la calle en la cual estaba, apenas había un par de viejos que ni caso me hicieron cuando pasé por su lado. El recorrido estaba siendo bastante... ¿Aburrido? Si, definitivamente aquella era la palabra, de echo estaba a punto de irme a otro lado, a regresar a mi ruta habitual cuando tuve que pararme a esperar que Ares hiciera sus necesidades... aunque no pensaba recogerlas claro estaba...
-¡Pero que demonios!-
Mi teléfono móvil había sonado puesto que había recibido un mensaje justo cuando iba a irme sin recoger las necesidades de Ares... era de un número oculto como la noche anterior, pero esto ya no me lo tomaba como un reto, sino más bien como un acto claro de acoso. Leí los dos mensajes, y por la forma de escribir, aunque el numero fuera oculto, no cabía duda de que eran de la misma persona. Esto me estaba cabreando... si hubiera seguido como el día anterior...
Mensaje 1:
<<¿No crees que dejar así a ese rubio no es la mejor forma de asegurarte sexo? Aunque seguro que lo disfrutó>>
Mensaje 2:
<<Si vas a otro barrio... ¿No deberías de recoger las necesidades de ese can tuyo?>>
Lo que me había desconcertado por completo era la forma en la cual me había llegado el mensaje, justo en el momento en el cual iba a irme del sitio, no como el de la noche anterior que me llegó horas después de que todo aquello pasara, motivo por el cual había supuesto que sería algún amigo o conocido de Max, pero ahora que me ponía a pensarlo eso era imposible por el echo de que Max no quería que se enterasen de que era gay, y mucho menos de que se acostaba casi diariamente conmigo. Me giré buscando a alguien con un móvil o con aptitud sospechosa, o simplemente que me estuviera mirando... pero definitivamente n aquella calle no había nadie más que los dos viejos que había pasado hacía un rato... el resto de la calle estaba desierta... ¿Acaso el o la dueña del mensaje vivía en esta misma calle? Era probable... lo que significaba que me habría visto desde su venta. Como detestaba la idea de que otra persona me estuviera observando en aquel momento y conociera todos mis pasos, y más que yo no tuviera ninguna idea de quién era o como los sabía.
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El poder del Sexo
RomanceAlex es un chico independiente, fiestero... cree que tiene el mundo a sus pies y que todos los tíos y tias están deseando a tener una aventura con él. Usa a sus ''amantes'' como juguetes solo para sexo y sin darle más importancia a unos que a otros...