Capítulo 9. Hola, acosador.

55 2 0
                                    

Graciela Heseen

— ¿Qué haces aquí?

Él se acerca con paso firme.

—Quiero de vuelta lo que es mío.

Aquel comentario hace que una alerta dentro de mí se avive.

— ¿De qué hablas? —indago.

—Mi jersey —, responde simple.

Claro, la primera vez que tuvo la amabilidad de visitarme dejó su prenda. Pero, ¿a quién engaña? Es manifiesto que existe otra justificación para que este aquí y ahora.

—Cierto—rio—. Ha pasado mucho, pensé que ya lo habías olvidado.

—La que deja al olvido las cosas es alguien más además de mi persona.

—Dudo de aquella afirmación—digo—, en fin. Buscaré eso por lo que según tu convicción has venido.

—Eso es lo que estoy deseando.

Me dispongo a ir por su jersey. Camino hasta él y me posiciono en frente, desafiante. Es muy alto, así que tengo que levantar un poco la vista.

—Apártate, estas frente al armario.

—Y, ¿si no quiero? —. Baja su cabeza hasta la altura de la mía. Nuestras narices casi chocan, por ello retrocedo un paso para que eso no suceda.

—Simple, no te doy nada y te vas.

Sonríe.

—Me quedaré hasta que me lo des. Simple.

—Haber, profieres que quieres de vuelta tu jersey, sin embargo no permites que lo busque. No me confundes, simplemente que ya sé cuál es tu verdadera intención de esta extraña visita.

Su expresión me dice que encuentra divertido el hecho de que lo haya dejado expuesto.

—Me alegro que me hayas dejado al desnudo—. Sus palabras cargan un doble sentido, y no sé por qué pero me río.

—Hazte a un lado, o utilizaré mis fueras sobrehumanas para darte la golpiza que te mereces.

—No, ¿qué tal si intentas? —, eleva una de sus cejas perfectas.

Lo miro entrecerrando los ojos y el me reta con la mirada. Desafío aceptado.

—Lo vas a lamentar, Sanders —. Se mofa ante mi comentario.

Me coloco a un costado de él y con toda la energía que poseo intento hacer que se corra a un lado, él pone resistencia. No lo consigo.

Dennis se ríe.

Hago un nuevo intento, esta vez lo empujo con mis dos manos en su hombro, y de igual forma no lo logro.

—Te enseñaré como se hace — espeta.

Toma de mis antebrazos, y con poca fuerza me hace retroceder tanto hasta caer en mi cama, quedando él encima de mí.

— ¿Qué es lo haces?

—Tomar lo que es mío —, antes de que pueda replicar, Dennis une sus labios con los míos y me besa desenfrenadamente. Correspondo al inicio, pero luego al sentir una mano acariciar mi muslo. Lo recuerdo. No llevo nada puesto además de la bata de baño.

Coloco mis manos en su pecho y con brusquedad lo separo.

—Yo no soy nada tuyo —. Vocifero tajante.

— ¿No lo sientes? —Mueve su cabeza con desaprobación—. El amarre me salió caro, y ahora resulta que no funciona.

—Eso, no es cierto— pega sus labios nuevamente, para mi desgracia correspondo. Esta vez movemos nuestras bocas lentamente, con dulzura.

Ley De La Atracción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora