Capítulo 4

33 6 2
                                    

Debido a que los refugios no están equipados para tener mantener encarcelada a gente nos habían dejado en la bodega con los conteiner, nos pusieron camas y teníamos unas lámparas que nos iluminan el lugar. La mayoría estábamos sentados en el piso, solo Catherine estaba acostada, la mujer, que más tarde nos enteramos de que se llamaba Elizabeth, la había herido en la pelea, nada grave, pero básicamente la obligamos a estar acostada para que descansara y para que su herida no empeorara.

–¿Cómo estás? – pregunto Catherine aún acostada.

–Bien – no entendía su pregunta, a fin de cuentas, ella estaba herida – ¿Por qué lo preguntas?

–Elizabeth llevaba katanas – ya entendía por dónde iba su pregunta – por eso te pregunto.

Catherine, al igual que los demás habían comenzado a ponerme más atención de lo normal luego que en un entrenamiento alguien utilizo una katana, en ese entonces no había pasado mucho tiempo de la muerte de Lydia así qué mi reacción no fue buena, me puse a llorar y comencé a gritar, me tuvieron que sedar para que me calmara porque estaba completamente perdida en mis recuerdos. Algo parecido paso en una misión tiempo después, solo que al principio me quede en shock, era como si la escena de su muerte de volviera a reproducir ante mis ojos y mi desesperación por intentar cambiar las cosas se salió de control.

–Creo que llevo mejor eso, por lo menos no me paralizo como estúpida – dije quitándole importancia al asunto – tranquila no me afecto tanto como crees.

–Por lo menos no tuvimos que sedarla y llevarla a rastras a la enfermería – dijo Zigor en broma, me agradaba que bromeara con esas cosas, le quitaba un poco el peso, aunque sabía que él se preocupaba, me lo decía algunas veces cuando nadie escuchaba – sabes que pesas mucho ¿Verdad?

–Me has repetido mil veces lo mismo – dije sonriendo.

Nos llevaron comida a la hora de almuerzo y medicina para quien estuviera herido, luego de eso recorrimos la bodega la cual descubrimos que era más grande que la nuestra, eso debe ser por la cantidad de personas que alberga dentro el refugio. Luego no hicimos mucho más, descansamos por turnos otra vez, hasta que al anochecer llego Elizabeth con un hombre de mediana edad a su lado, más otros kinesis que venían armados.

¿Qué los trae a las islas ratas? – pregunto a lo que Elizabeth tradujo de inmediato lo dicho por el hombre al español.

–Debo hablar con usted – supongo que este hombre es el líder de esta isla, Elizabeth volvió a traducir, pero esta vez al inglés.

¿Sobre qué? – pregunto extrañado.

–Sobre su traición a los kinesis – dije temor, Elizabeth se sorprendió, de hecho, no lo tradujo sino más bien me encaro.

–¿Cómo se te ocurre decir eso?, Carlos jamás nos traicionaría – ya sabía el nombre de su líder, además ella estaba indignada con mis palabras hacía él.

–Mejor traduce, que tu líder sabe de qué estamos hablando – no sé en qué momento se levantó, pero Catherine estaba a mi lado y Elizabeth con molestia tradujo.

No sabes de lo estás hablando – se notaba molesto, aunque trataba de verse como alguien al cual acaban de ofender, entre en su mente y sentí miedo, estaba asustado.

Si sabemos de lo que hablamos – hablé dentro de su mente – Usted nos vendió a los etherquinesis

–Que nadie se acerque a ellos – habló en español Carlos, aunque un poco extraño – solo tú – dijo señalando a Elizabeth para luego marcharse con todos los demás.

Los Telepatas (2°LIBRO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora