Capítulo 18

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Me contacté con mi hermana para que le dijera a Sara que bajara, que se le necesitaba en la enfermería, se que ella es una bioquinesis y puede ayudar a que algunos kinesis que están heridos gravemente, tardaron algunos minutos en lograr hacer que bajara al refugió, la chica se notaba agitada, ni siquiera me quiero imaginar el desastre que debe estar quedando arriba. Mientras la amiga de Yael ayudaba a los heridos nosotros estábamos intentando contactarnos con el capitán del barco, habíamos logrado completar un plan, básicamente habría un grupo que distraerá a los militares y nos darían tiempo para sacar a los heridos en los botes, el grupo de mi hermana junto con algunos de los míos servirían de distracción, mientras los del grupo de las islas Mhon ayudarían a sus amigos y compañeros.

Luego de un rato logramos contactarnos con el Capitán del barco que nos trajo, él dijo que aún estaba esperando por lo cual se llevaría a los heridos, comenzamos a preparar todo y en menos de veinte minutos ya estaba todo listo para sacar a la gente. Sacaremos a los heridos por el ascensor que baja los container con las provisiones, el hecho de que estuviera lejos de la cabaña ayudaba ya que los militares estaban ensimismados en entrar por ahí.

Cuando salimos con los heridos y mi grupo ayuda a escoltarnos pude ver a los lejos al grupo de mi hermana luchando e incluso la vi a ella peleando y usando sus poderes, en este momento me recordaba a Lydia, ambas se parecían mucho a la hora de pelear y proteger a su gente, me sentía orgullosa de Yael y también triste.

Rodeamos a los heridos e íbamos atentos en el caso que nos atacaran, logramos llegar a los botes sin problema, comenzamos a subir a la gente hasta que empiezo a escuchar dos personas discutiendo, eran Sara y su hermano Victor, estaban hablando en su idioma ya que no se me hacía ni conocido, podía notar como ambos discutían, estaban molestos, pero no lograba entender porque, de pronto, ambos se abrazaron, Victor subió a un bote y Sara se quedó en tierra.

—¿No te vas? – pregunté al acercarme a su lado.

—No, aún puedo pelear – de pronto me miró directo a los ojos, los tenía llenos de lágrimas – debo proteger nuestro hogar y a los que se quedaran peleando, por ahí dicen que el capitán es el último en dejar el barco.

Ya íbamos de vuelta a la cabaña luego de que los botes con los heridos se alejaran lo suficiente, estábamos de camino cuando vimos una luz bastante fuerte alumbrar la isla, todos nos miramos entre nosotros sin entender qué había ocurrido, hasta que escuchamos un estruendo, todos comenzamos a correr apresurados, al tener una vista panorámica de la isla nos quedamos sorprendidos, muchos militares empezaron a retirarse, algunos sangraban y otros estaban por el suelo, algunos seguían de pie y continuaban atacando.

Comencé a buscar a mi hermana, pero no la encontraba, me aterro la idea de que algo le sucedió, nos acercamos rápido, pero un grupo de militares nos intercepto en nuestro camino, tuvimos que comenzar a pelear con ellos, varios recibieron disparos, pero ninguno que los matara, estábamos siendo superados, por que a pesar de nuestras habilidades ellos tienen armas de fuego que son mucho más letales, no hay comparación, no hay igualdad de condiciones en esta lucha, o eso creí hasta que escuchamos y vimos llegar a otro grupo de kinesis.

Me sentí aliviada, hasta que vi a Carlos, el líder de las islas ratas, me sentí traicionada otra vez, como si me hubieran enterrado una daga, me sentí así hasta que vi que nos estaban ayudando.

—Jamás pensé que nos ayudarías – comenté cuando su grupo se unió al de nosotros.

—Quiero redimirme de alguna forma, ya hice mucho daño – dijo él – sabía que ellos estarían aquí, lo usé a mi favor.

—Pudiste llegar antes – dije un tanto molesta.

—No es fácil traer a tanta gente a una isla a la otra punta del mundo – no podía negarle eso, lamentablemente tenía razón.

Los Telepatas (2°LIBRO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora