Capítulo 17

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Arthur nos envió un barco mediano que nos llevaría a Chile y luego tomaríamos un avión que nos llevaría a Rusia, también me dijo que nos estaría esperando otro barco para llevarnos lo más cerca de las islas Mhon. Por un momento pensé que un barco sería muy grande para que fuéramos un pequeño grupo, pero la verdad es que se presentaron más voluntarios de los que creí, entre mi grupo y el de mi hermana hacíamos un grupo de cerca de 30 personas, lo cual es un gran número.

En menos de 24 horas ya íbamos en el barco camino a Chile para tomar el avión, todo el trayecto se hizo muy rápido ya que entre los grupos teníamos mucho de qué hablar y concretar como entraríamos a la isla y ayudar a la gente, también al llegar tendríamos que ver que tan mal iba la situación, solo espero que todas los kinesis estén resistiendo, por lo menos hasta nuestra llegada.

Rápidamente tomamos el avión que estaba en un lugar donde podríamos volar sin ser detectados por la policía, apenas nos subimos el avión despegó y comenzó nuestro camino a Rusia, igual tendríamos que hacer una escala ya que debían recargar combustible.

Al tomar el barco para la isla el ambiente se puso un poco tenso, estábamos preocupados por lo que nos encontraríamos, teníamos miedo de que nos encontráramos con un lugar desolado y lleno de muerte, solo espero que alguien esté con vida y podamos ayudarlos, espero que no lleguemos tarde.

—¿Cómo murió Lydia? – estaba con mi hermana en la proa del barco, tratábamos de pasar el tiempo y yo de mantenerla alejada de Zigor, aunque si me había dado cuenta de que desde que no están pasando tiempo juntos ambos no están tan felices, eso me dolía, ya que sé que soy la culpable.

—Lydia se mató – mi voz temblaba, pocas veces me tocaba hablar de ese día, ya que la mayoría sabía por qué las chicas habían contado lo sucedido, pero yo pocas veces me tocaba hablar y aun me dolía – ella considero que era mejor quitarse la vida a que se la llevaran presa o que tuviera que decir dónde estábamos, nos salvó – sentía la garganta apretada.

—¿Con que se mató? – pregunto luego de un rato largo en silencio.

—Con una katana, que prácticamente era suya – ambas nos quedamos viendo el mar frente a nosotras en silencio, solo escuchando como las olas chocaban con el barco.

El viaje fue tranquilo, aunque todos estábamos expectantes sobre con qué nos encontraríamos en la isla, intente hablar con el capitán del barco, pero este tampoco sabía mucho, él había logrado sacar algunas personas de la isla, pero no sabía si la situación habría empeorado, él y el resto de la tripulación nos contó que todo fue un caos, ya que habían llegado buques de guerra con un montón de gente irrumpiendo en la isla, con disparos y alguna que otra bomba, no lograron sacar a todos, así que esperaban que los que se habían quedado estuvieran aún con vida, y eso era algo que nosotros también esperábamos.

Los siguientes días fueron una tortura, todos pasábamos cerca de la proa por si en cualquier momento llegábamos a ver la isla, cuando eso sucedió tonos nos quedamos en shock, de la isla salía humo de ciertas partes, lo cual nos preocupaba, lográbamos ver a lo lejos los buques de guerra, los cuales no abre contado menos de tres; al acercarnos comenzamos a ver pequeños puntitos moviéndose, eran personas andando por la isla, al ver a las personas con más claridad el barco se detuvo, el capitán apareció a nuestro lado avisándonos que desde aquí el ya no podía avanzar ya que ponía en riesgo a su tripulación y al barco, pero que de todas formas se quedarían cerca por un par de horas más en el caso de que los necesitemos.

Nos subimos a los botes con los cuales contaba el barco, y con ellos nos acercamos a la isla, rodeamos un poco el perímetro buscando un lugar que se viera seguro para bajar, por suerte lo encontramos, aunque estaba lejos de la cabaña, pero en este momento no podíamos quejarnos por algo así. Al llegar a la orilla nos bajamos de los botes y comenzamos a correr hacía donde estaba la cabaña, cuando nos fuimos acercando y pasando por un pequeño monte que tenía la isla vimos el caos real de lo que estaba ocurriendo.

Habían militares en toda la zona, llevaban armamento pesado, el número de los militares comparado a los kinesis que veíamos era una monstruosidad, no había comparación, de hecho, hasta me era complicado imaginar que solo ese número de kinesis logrará aguantar tanto tiempo peleando, ya muchos se veían heridos y cansados, se notaba por la fuerza de sus poderes que estaban agotados, y ellos solo estaban protegiendo la cabaña a toda costa, vi de manera más panorámica la isla y me arrepiento de haberlo hecho, veía cuerpo de compañeros tirados en la nieve tintada de rojo, al acercarnos algunos cuerpo los vi perforados, no habían tenido piedad alguna, los habían masacrado.

No había comparación, mis ojos solo podían ver un par de cuerpos de militares, pero no los suficientes para decir que iban a mano, no, ellos seguían en pie y los nuestros morían protegiendo su hogar.

Al acercarnos lo suficiente comenzamos a atacar, mi grupo por un lado y el grupo de Yael por el otro, teníamos técnicas diferentes por lo que juntos iba hacer un desastre además así podríamos dividirnos y ayudar más, por suerte tuvimos el efecto sorpresa, por lo que varios militares fueron abatidos, pero luego los otros reaccionaron atacándonos también, lo bueno es que el grupo que atacaba a los que estaban protegiendo la cabaña había disminuido.

Estuvimos un buen rato intentando llegar a la cabaña hasta que lo logramos con la ayuda del grupo de mi hermana, al entrar nos encontramos con Sara y Victor, los cuales se veían un poco sucios, tenían algunas heridas en todo el cuerpo y se notaba que Victor le costaba mantenerse de pie ya que él tenía una herida de bala justo en la pierna.

—Gracias a Dios que llegaron – habló Sara apenas nos vio cruzar la puerta – por un momento creímos que estábamos solos en esto – estaba a punto de romper a llorar.

—Apenas recibimos su mensaje nos pusimos en marcha para venir – comentó Catherine – no los dejaríamos solos, al final solo nos tenemos a nosotros – Sara solo asintió sonriendo con los ojos llorosos.

—¿Tienen algún plan para sacarlos de la isla? – pregunto Zigor, la verdad me tomó por sorpresa, todo el viaje estuvo en silencio en un rincón sin hablar con alguien.

—Por el momento no, solo tratamos de mantener a la gente a salvo – dijo Victor – hay muchos heridos y la verdad es que con los que quedan en pie, ya nos les quedan fuerzas para un plan muy rebuscado – nuestras habilidades son limitadas, al contrario de lo que podrían pensar los demás, nos cansamos, somos personas y nuestras habilidades dependen de nuestra mente, si estamos cansados, nuestras habilidades no serán buenas.

—Creo que hay que buscar una forma de sacar a los heridos, en especial si están muy mal – dije luego de unos pocos segundos en silencio – el capitán del barco que nos trajo dijo que se quedaría un rato cerca en caso de que se le necesitara, busquemos una forma de sacar a esas personas y ponerlas a salvo – todos asintieron, yo solo sé que será una jornada larga y agotadora para todos.

Los Telepatas (2°LIBRO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora