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Estoy echa un asco. Me he arañado las rodillas del pantalón por el derrape contra el asfalto, estoy levemente sudada y tengo el pelo enmarañado, qué estupendo día. Aun con todo esto, decido a acompañar a Hank a ese lugar de comida rápida de dudosa procedencia al que acostumbra a ir, y como no, Connor nos acompaña.

Sin duda un agradable y dulce viaje en familia.

Sin decir una palabra, Hank sale despedido de su automóvil en cuanto aparca, abandonándonos al androide y a mi, casi siendo atropellado en su huida. Obviamente no se había tomado tanta prisa por la ilusión de comer en ese cochambroso sitio, sino que lo hizo como una manera de escapar de aquel ambiente tan cargado que se había formado tras la "falla" de la misión. Que hasta Hank note nuestra incomodidad es ya para tirarse por un precipicio de cabeza. Noto los ojos de Connor clavados en mi nuca. Sé que quiere explicaciones, pero ¿qué voy a decirle? "¡Oh, perdona! Es que me ha dado mucha penita porque llevaba de la mano a una niña pequeña y vistas desde atrás parecían confiables".  El silencio comienza a ponerme incómoda.

—¿Por qué has echo eso? —Me pregunta por fin, como si me hubiera leído la mente.

El estómago me da un vuelco.

—No lo sé...— Mi voz es apenas un susurro cuando lo digo. —Parecerá una tontería, pero algo no me cuadraba. — Me encojo de hombros.

Él hace el amago de responder pero abro la puerta y me bajo del coche, dejándolo con la palabra en la boca. 

Soy una cobarde al no querer enfrentarme a lo que deseaba decirme. 

Me aproximo a paso rápido al camión de Chicken Feed, y cuanto más lo hago más noto como el olor a comida rápida inunda mis fosas nasales.  Hank estaba en el mostrador hablando con Pedro Aabdar, un delincuente con antecedentes penales de apuestas ilegales y fraudes. Ya decía yo que de nuevo estaba metido en esas mierdas, y en cuanto veo que le pasa el dinero y le da un golpecito amistoso en el hombro lo confirmo. Me coloco a su lado y saludo a Gary Kayes con una sonrisa, y este, que me había visto llegar, me lo devuelve de la misma forma y luego vuelve a su trabajo.

Hank rodea mis hombros con uno de sus brazos y me estrecha suavemente contra él.

—Veo que has conseguido escapar de nuestra querida maquinita, menudo suplicio. —Ríe. —¿Tienes hambre?

Niego con la cabeza. No me había dado cuenta del hambre que tenía hasta que me lo ha preguntado, y eso que no he probado bocado en todo el día pero prefería morirme de hambre a comer algo de ahí y pasar un día entero sin salir del baño. Yo no tengo el estómago tan resistente como él. Hank puede comer las cosas más insalubres que existen y aun así seguir igual, aunque bueno, entre esta mala alimentación y la cantidad de alcohol que consume al día creo que deja más que claro que este hombre es inmortal.

Noto por el rabillo del ojo que Connor se acerca a paso rápido hacia nosotros y me tenso. Tenía que relajarme, al fin y al cabo me llevo bien con él, lo único que ha pasado es que he tomado una decisión que estaba en contra de su objetivo... Bueno, de nuestro supuesto objetivo. Pero con todo esto no puedo evitar sentirme culpable y preguntarme si mi acción había valido la pena. No conocía nada sobre el caso, nada más allá del modelo de la androide. Tal vez me haya equivocado.

—¡Oh! ¿Pero a ti que coño te pasa? No tienes que seguirnos como un perrito faldero. —Refunfuña.

—Ahora que somos compañeros, sería bueno conocernos mejor para trabajar bien en equipo.—Le dice con una sonrisa.

—No somos compañeros. Yo soy un humano y tu eres una máquina. Anula ese programa de "compañerismo" que te han instalado, ¿vale? —Espeta. 

Indignada, separo su brazo de mis hombros con un brusco movimiento, recibiendo una expresión hastiada por su parte. Cuando se lo proponía podía ser muy desagradable, la verdad. Gary saca los brazos por el mostrador y le pasa la la hamburguesa y la bebida a Hank, este le da las gracias y comienza a caminar a una de las mesas para poder apoyarse. Contemplo a Connor durante un momento. Parece tan vulnerable que me da un vuelco el corazón. Sonrío y le pincho el brazo con el dedo señalando la mesa con la cabeza para que viniera conmigo.

ᵃʳᵗᶤᶠᶤᶜᶤᵃˡ ˡᵒᵛᵉ ||| ᵈᵉᵗʳᵒᶤᵗ: ᵇᵉᶜᵒᵐᵉ ʰᵘᵐᵃᶰ ((en pausa)) ((editando))Donde viven las historias. Descúbrelo ahora