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Abro la puerta de mi domicilio como si abriese las mismísimas puertas del paraíso.
Me encanta mi trabajo, pero estoy empezando a pensar que debería tomarme un bien merecido año sabático... o dos... o bueno, mejor seis.

Dejo mi abrigo en el perchero y enciendo la calefacción. Parece mentira que después de vivir en Canadá durante toda mi vida, donde los osos polares son los sustitutos de los perros, tenga frío con tanta facilidad.

—Connor, voy a darme una ducha rápida, estoy que doy asco. —Me vuelvo para mirarlo mientras peino las puntas de mi cabello.

Asiente y sonríe.

—Claro, detective. ¿La ayudo? —Pregunta.

Me atraganto con el aire.《¿Está de coña? Debe estar de coña.》Cuando dejo de toser lo miro de nuevo con los ojos como platos. No creo que sea consciente del peso real de sus palabras.
Intento recomponerme de la forma más elegante que puedo y me masajeo el ceño.

—No, gracias, puedo hacerlo sola.

Me dirijo paso rápido hacia mi baño y cierro la puerta con pestillo.
Peino mi cabello, me desvisto y me meto en la ducha en un tiempo récord. En el momento en el que el agua comienza a envolverme, mis músculos se relajan. Suspiro y disfruto del contacto. No quería tardar demasiado, tenía a Robotín en mi salón, seguramente analizando mi existencia y no me hacía mucha gracia.

Desde que Connor llegó a la central lo puso todo patas arriba. Me pareció curioso: su forma de comportarse, sus expresiones... Y además yo, que no había tenido contacto tan directo con otro androide que no fuera el de mi padre, era obvio que iba a alucinar a la mínima.

Me obligo a no ponerme a reflexionar sobre el sentido del mundo justo ahora y a salir de la ducha.

Seco mi cuerpo y mi cabello y es en ese momento cuando me doy cuenta de que no había traído nada de ropa para cambiarme porque literalmente había huido del autómata y no se me había ni pasado por la cabeza.

—¡Connor! —Vocifero. —¿Puedes traerme un pijama de la cómoda, por favor?

Escucho como los pasos del androide se dirigen a mi cuarto y abre la cómoda.

—¿Cuál quiere ponerse?

—El que sea.

Al poco rato pica a la puerta del baño con suavidad. La abro lo justo como para ser capaz de sacar el brazo y agarro el pijama que me tendía. Se lo agradezco y vuelvo a cerrar para ponérmelo. Después de vestirme regreso al salón. El androide estaba de pie, sosteniendo entre sus manos una de las fotos que anteriormente estaba en la estantería. En cuando estoy detrás de él observo la fotografía y le digo con voz dulce:

—Esta es la primera vez que conocí a Carl Manfred, mi padre. —Se vuelve de forma algo brusca hacia mi, como si no hubiera notado mi presencia por estar tan concentrado en la imagen. —No estaba cómoda, creo que se me nota en la cara. —Río, tenía cara de querer que alguien me pegara un tiro en la frente.

La regresa a su sitio y me mira curioso. Esa carita de curiosidad combinada con su cara de cachorrito era adorable.

—¿Conocer a su padre?  

Una sonrisa triste se dibuja en mis labios.

—Si... Dejó preñada a mi madre en una noche loca y como no tenían demasiada relación decidieron que ella me criaría en Canadá pero que él me reconocería como su hija y pagaría mi manutención, justo como hizo con mi hermano... —Explico. —Larga historia.

Le doy la espalda y me siento en el sillón con las piernas cruzadas.
Al momento se acomoda a mi lado, no aparta la mirada de mí en un solo momento. Siento que está constantemente analizándome y eso me pone muy nerviosa.

—Noto por su tono de voz que su relación con el señor Manfred no es de las mejores —Da por hecho correctamente.

—No, no lo es. Quiero decir, adoro a Carl, pero no lo considero mi padre —Le digo con sinceridad mientras me encojo de hombros. —Hank para mi es lo más parecido que tengo a una figura paterna y, bueno, supongo que Markus substituye el puesto de hermano que le corresponde a Leo. 

Connor ladea la cabeza extrañado para seguidamente añadir:

—¿Markus?

—Sí, Markus, el androide de Carl —Contesto. No puedo evitar sonreír como una boba al pronunciar su nombre.  

Markus era muy importante para mí. Fue el primer androide con el que tuve contacto, y a decir verdad desde el primer momento que interactuó conmigo sentí que tenía incluso más humanidad que yo. Me acuerdo que el primer día que lo vi me propuso jugar al escondite como si fuese una niña de cinco años, supongo que se puso nervioso al ver que estaba tan aburrida y fue la primera cosa que se le ocurrió. Recorro el rostro de Connor con la mirada. Tenía el ceño fruncido y su mirada denotaba a leguas que algo no le cuadraba

—Su ritmo cardíaco ha acelerado al decir su nombre... —Dice casi en un susurro.

El silencio se comienza hacer pesado en el pequeño salón. No sé que decir.

—Bueno, yo... —Balbuceo.

—¿Está enamorada? —Me pregunta.

— No, Connor, joder. —Me levanto del sofá y camino por la sala sin saber que hacer. El androide se mantiene impasible. —Le tengo cariño, nada más.

—¿Y qué siente exactamente por mí, detective? —Cuestiona con total determinación.

Su pregunta me cae como un balde de agua fría. ¿A qué coño venía esa pregunta?

—No quiero entrar en esos temas ahora. —Paso la mano por mi frente. —Además, ¿a ti qué demonios te importa, eh? 

El androide se levanta y se posiciona delante de mí.
Cierro los puños con fuerza por no elevar la cabeza y mirar aquellos ojos café tan bonitos.

《¿Qué siento por él?

—Detective, no comprendo los sentimientos humanos —desliza una de sus manos hasta mi barbilla y la alza para poder verme la cara. —Y no sé si este es el mejor momento para hablar sobre esto, pero lo que sí sé es que desde que la conocí mi software ha sufrido infinidad de inestabilidades. Algo no va bien en mí, y es causado por usted.

Las palabras no salen de mi garganta, aunque tampoco sé lo que puedo decir.
No tenía claro mis sentimientos, y menos ahora mismo. Ni siquiera sé como hemos llegado a esta conversación. Me siento culpable y feliz al mismo tiempo. Culpable porque por mí está presentando signos de divergencia y corría peligro, y por otra parte feliz porque no sólo era una máquina, era más que eso.

Sin esperármelo, me da un abrazo y yo me hago pequeña. No tenía tantas fuerzas como pensaba, ni físicas ni mentales.

—Detective... —Susurra. —No quiero que me sustituyan por presentar anomalías en mi sistema.

Me tomo el privilegio de acariciarle el pelo y pegarlo más a mí.

— Todo irá bien. Somos un buen equipo, Connor.

—Somos un buen equipo —Repite.

No sabía que iba a pasar de ahora en adelante, pero si el destino se había ocupado de unir nuestros caminos, debía confiar un poco más en él.



Nota de la autora: Agh, siendo sincera este capítulo me parece que me ha quedado super hiper mega duper extra horrible. (Sólo quiero publicarlo y esconderme debajo del sofá para llorar). Ya me diréis;v;

¿Alguien se esperaba que actualizaría en menos de una semana? PORQUE YO NO ahre(???

No sé con exactitud cuando actualizaré, y más ahora que estoy de vacaciones, así que si veo que hay bastante apoyo sacaré tiempo de debajo de las piedras para poder escribir un nuevo capítulo(????♡ (ahora xdxd)

ᵃʳᵗᶤᶠᶤᶜᶤᵃˡ ˡᵒᵛᵉ ||| ᵈᵉᵗʳᵒᶤᵗ: ᵇᵉᶜᵒᵐᵉ ʰᵘᵐᵃᶰ ((en pausa)) ((editando))Donde viven las historias. Descúbrelo ahora