- TWO.

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DOS.

—Realmente te extrañaré, Brisa.—dice Lori, con los ojos brillantes y las lágrimas derramadas. Todas sus cosas queridas fueron guardadas en su auto alquilado, excepto su padre y yo. Decidió irse más temprano de lo esperado, pero regresaría pronto para controlar a su padre y obtener el resto de lo que no podía encajar ahora.

Sonrío tristemente.—Yo también te extrañaré, Lori.—le doy un fuerte abrazo, recordando todos los bonitos pasatiempos juntos.—Te amo, J-Dog.—Me incliné hacia atrás, mirándola. Ella se rió.—Oh vamos, sabes que querías que te llamaran así en primaria cuando querías convertirte en rapera.

Pongo los ojos en blanco.—Lo que sea, ahora pon tu culo en ese auto antes de encerrarte en el sótano.—Ella ríe, sus ojos azules chispean, ella obtuvo el color de ojos de su madre.

Cuando estaba a punto de darse la vuelta, se detuvo, volteándose con esa expresión de "una cosa más" en su rostro.—¿Qué pasa?

—Esta bien, sabes que tengo miedo de dejar solo a mi papá porque apenas puede pararse afuera antes de tener un ataque al corazón cuando pasa un auto... así que ¿te importa visitarlo de vez en cuando?

—¿Como "de vez en cuando"? ¿quieres decir que lo cuide como un hijo?—Ella gimió.

—Lo sé, lo sé, pero mira. Él realmente necesita a alguien que lo cuide, o al menos hasta que el pueda salir por si solo a comprar un refresco.

Nunca entendí completamente a Lori cuando se trataba de ella y su padre. Ella lo amaba mucho, pero lo trataba como si fuera basura todo lo que hablaba o trataba de hacer para ella. Ahora ella me estaba pidiendo que lo cuidara como siempre. Lo cuidé más que ella.

—De acuerdo, cuidaré a tu padre.—Le dije, revolviéndome el pelo. Ella sonríe ampliamente, se lanza sobre mí para otro abrazo.

—¡Gracias, gracias, gracias!—Lori chilla, abrazándome más fuerte.

—Vale, estás cortando mi suministro de aire.—Me quejo sin aliento antes de que ella me libere.

—¡Gracias, Brisa! Te veré en noviembre, dile a mi papá que lo amo, ¿de acuerdo?—Ella camina al auto. Asiento, mirándola sonreír. Ella asoma la cabeza justo cuando hace a un lado el auto.—¡Promete cuidar mis pops!

—¡Lo prometo!—Le grito antes de que ella ría, da tres bocinazos de despedida. Me puse de pie y miré hacia la casa para ver al mismo hombre mirándome por la ventana. Cuando ve que lo he atrapado, se aleja de la ventana.

Definitivamente van a ser tres meses muy largos.




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