- NINE.

10K 607 33
                                    

NUEVE.

Se hizo insoportablemente obvio que Harry estaba desesperado por sentir mi tacto de nuevo. Como me desobedeció, lo dejé intacto y quité todos sus pequeños juguetes. Parecía que siempre intentaba tocarme, de alguna manera, ya fuera rozándome accidentalmente la piel o arrastrándome a la cama para dormir. Lo cedí con frialdad y me negaba a darle las caricias a las que se había acostumbrado enormemente.

Una vez más, como siempre, estaba limpiando los platos cuando sentí su presencia distante detrás de mí. Me volteo para ver su cuerpo inquieto parado en el umbral de la cocina.—¿Qué pasa, Harry?—Pregunto genuinamente, preocupada por su postura nerviosa, aunque era bastante normal.

—¿Q-qué te hizo e-enojar tanto ayer?—Preguntó lentamente, pulgada por pulgada gravitando hacia mí. Suspiro, fregando el último plato, enjuagándolo y colocándolo en la rejilla de secado. Me sequé las manos con el paño de la cocina, antes de poner mis manos en el mostrador, de espaldas a Harry.—No fue nada, Harry, nada de lo que no pueda lidiar por mi cuenta.

Lo escuché acercarse un poco más.—P-por favor dime, B-brisa, no me g-gusta molesta.

Pronto su cálida presencia fue justo contra mi espalda, haciéndome temblar.—P-por favor...—gimió, valientemente rozando sus labios regordetes contra mi cuello. Mis ojos se cerraron ante la sensación gloriosa de sus labios contra mi piel no merecedora. Pero no quería decirle lo que me molestaba, sería solo empeorar su corazón ya roto.

Así que abrí los ojos y me alejé rápidamente del adictivo calor de Harry.—Como dije antes, no es nada que no pueda manejar.—murmuro, antes de subir las escaleras.












dilfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora