- FOUR.

11.9K 733 279
                                    

CUATRO.

—Oh, vamos, Rachel, no seas odiosa.—Me río por el teléfono. Estaba empacando mis cosas para poder vivir con Harry por el momento hasta que supiera que él era realmente capaz de hacer ciertas cosas por sí mismo.

—Oh, por favor, se que quieres follar con el papá de Lori desde aquí a México. Mierda, yo tambien quería cuando mis hormonas se hicieron presente a la 15 años.—Me reí, aunque sentí un ardor de posesividad que me hizo querer criticar a Rachel por pensar en él de esa manera.

—Lo que sea Rachel, quédate con los chicos de tu edad.—Digo sin rodeos, tratando de sonar juguetona cuando realmente lo dije en serio.

Ella se rió.—Está bien, está bien. Llámame más tarde—Prometí que lo haría antes de decir adiós y colgar. No entendía exactamente por qué me sentía de esta manera por Harry, él era solo el padre de mi mejor amiga.

Sentí la necesidad de protegerlo contra cualquiera y para todos, incluso de mi mejor amiga. Y no pude precisar de dónde se originaron estos sentimientos. ¿Era de la fiesta de graduación? ¿O siempre estuvo allí?

Cerré mi maleta y comprimí rápidamente.

Simplemente empaqué lo suficiente para que me dure una semana, ya que no estaba segura de cuánto tiempo me necesitaría. Mi compañera de cuarto estaría bien y mantendría el apartamento limpio, así que no tenía preocupaciones. Rodé mis maletas junto con el equipaje de mano en mi hombro. Gemma estaba tendida en el sofá mirando la televisión, con un tazón de cereal descansando en la parte superior de su pecho mientras se alimentaba lentamente con cucharas.

—Cada vez que te veo, noto cuán más te estás convirtiendo en un hombre.—Bromeo, colocando mis cosas en la puerta antes de caminar hacia ella. Ella me miró con una mirada en su rostro.—Oh cállate.

Puse los ojos en blanco.—Bueno, me voy y probablemente no regrese hasta la próxima semana.

Esto llamó su atención, su cuerpo se sacudió hacia arriba mientras dejaba el tazón.—¿Te vas? ¿A dónde?

La miré.—Voy a vivir con un amigo que necesita supervisión.

Su rostro se iluminó—¡Perfecto! ¡Ahora puedo caminar desnuda!—Me burlé, empujándola.

—Ew. Bueno, me voy.

Me dio un adiós lleno de cereales cuando salí del apartamento.

[• • •]

—Harry.—Llamé como de costumbre, dejando mis cosas a un lado. Y como siempre, sin respuesta. Subí las escaleras, mirando todas las paredes de fotos familiares.

Me detuve ante cierta foto, la única foto que Lori se negó a quitar: la última foto tomada de su madre. La madre de Lori era hermosa y una mujer amable. Lori la favoreció más en apariencia y color de ojos, pero su padre la bendijo con rasgos de personalidad como la terquedad.

Siempre admiré a la mujer porque parecía estar en su mejor momento y se preocupaba tanto por su familia y amigos. Ella fue absolutamente maravillosa.

De repente, escuché un ruido amortiguado en la habitación de Harry.

—¿Harry?—Rápidamente me moví hacia la puerta.—¿Estás bien?

—¡E-estoy bien, B-brisa!—Su voz sonaba tensa y sin aliento.

—¿Estás seguro? ¿Qué pasa?—Sin embargo, insistió.—Estoy b-bien.—Sabía que debía confiar en él y esperar a que saliera, pero me preocupaba tanto por él que quería entrar y ver si estaba realmente bien.

—Voy a entrar, Harry.—le dije, agarrando el pomo de la puerta.

—N-no Brisa.

Me congelé cuando el hombre que había conocido por años estaba acostado en su cama, agarrando con la mano su abultada entrepierna. Mi boca se secó mientras lo miraba, viendo una mancha húmeda saliendo a la superficie en sus boxers gris oscuro.

—¡L-lo siento m-mucho!—Rápidamente lo cubrió y corrió a la esquina.

Su cara estaba enrojecida por la vergüenza y rápidamente fui a consolarlo.—No, no, no te disculpes, es completamente normal.

Él me miró con temor.—No, te incomodo con mis indiscreciones.—Me apoderé de él. Puede haber sido impactante, pero era completamente normal que un hombre estuviera caliente a veces.

—No, no lo hiciste.—Acabas de hacer que me moje un poco, pero...

—N-no, soy un p-pervertido asqueroso, Brisa ¡P-perdóname!—Ahora le salían lágrimas y me rompieron el corazón. Lo abracé, esperando a calmarlo. Puede parecer una situación simple, pero todo para él se magnificó y sintió como si hubiera hecho algo mal.

—No eres un pervertido, Harry. Esto es completamente normal para un hombre en tu situación.—Sus brazos alrededor de mí se tensaron y pude sentir el repentino calor radiante de su cuerpo. Lo había avergonzado.

—L-lo siento.—Me cortaron cuando sentí algo contra mi pierna. Con la simple suposición de lo que podría ser, mi pierna comenzó a arder. Los brazos de Harry se apretaron aún más, un pequeño sonido se deslizó más allá de sus labios. ¿Todavía estaba excitado?—Harry...

Hubo un golpe repentino desde la planta baja, seguido por el timbre. Rápidamente me alejo de Harry y corro por las escaleras hacia la puerta principal.

Abrí la puerta y habia un hombre de FedEx.—Hola, tengo un paquete para el señor Harry Styles.—Sonreí.

—Está ocupado en este momento, ¿sería suficiente mi firma?

Él asintió, entregándome el portapapeles para firmar. Una vez firmado se lo entrego a cambio del paquete sin marcar. Él se despidió y lo devolví antes de cerrar la puerta y mirar la caja en mis manos.

Me pregunto qué hay en la caja... No era de los que fisgonean, pero no pude evitar preguntarme por qué no tenia marcar. Lo sacudí cerca de mi oído, escuchando el ruido de algo duro y sólido.

De repente, la caja fue arrancada de mis manos y Harry se puso rojo, expresión de sorpresa.

—G-gracias.—Dijo antes de volver a subir las escaleras a toda prisa.

¿Qué había en la caja?

dilfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora