Game is not over| K. SeokJin

04» Game started.

•Cuando era apenas un niño leí en uno de mis libros del colegio que "la materia no se crea ni se destruye: solo se transforma". Hace dos años comprendí que los problemas funcionaban bajo la misma lógica. Una vez que aparecen, no los puedes destruir. Y cuando crees que desaparecen, en realidad solo se han convertido en algo que estará contigo para siempre.

Y solo tú tienes el poder de elegir en que se transformaran: Una cicatriz, un simple recuerdo, un trauma, una enseñanza, una condena...•

Día 01.

Kim SeokJin.

«Será una larga noche» pensé mientras observaba el reloj de mi muñeca el cual marcaba que habían pasado apenas unos minutos desde la media noche. El primer día acababa de comenzar y sentía una gran angustia pinchándome hasta los huesos.

Froté mis ojos con cansancio y, como si aquello se tratara de una especie de mensaje emergente en mi cerebro, estiré mi brazo a un costado del ordenador y con mis dedos tanteé la superficie del escritorio hasta que encontré la taza de café. Enredé mis dedos en la manija, absorbiendo su calor de manera reconfortante, y sin despegar mi mirada de la pantalla llevé la taza hacía mí, bordeando el filo de esta con mis labios y llenando mi boca de café. Mierda, sí que lo necesitaba.

Mi mirada ardía como el infierno en época de juicios y tampoco había dormido una cantidad de horas prudente. Solo había dormido una pequeña siesta de media hora en el subte y en cuanto llegué a mi casa –luego de robar el portátil del trabajo de mi padre– me había instalado en mi dormitorio y hasta entonces solo me había puesto de pie para ir por más café. Quizás podía escucharse un tanto loco, pero durante el trayecto que tuve que caminar desde la estación de subte hasta el edificio donde vivía se me había ocurrido un plan que como mínimo pudo aliviar levemente el peso sobre mis hombros y no pensaba descansar hasta conseguir algún resultado que pudiese considerar útil.

La conversación con ella no pudo extenderse mucho más pues luego de uno minutos unas personas vinieron a buscarla diciendo que eran ordenes de su madre y aunque mi cabeza sufrió una fuerte avalancha de preguntas y dudas, no me pareció correcto preguntar ya que, en cierto punto, la presencia de esas personas y la situación tensa me había intimidado. Tampoco me pareció correcto intervenir en defensa de ella, LeeNa solo hizo una cara de fastidio –de esas que ya consideraba parte de ella– como si hubiese anticipado que en cualquier momento aquello sucediera y aceptó en silencio seguir a aquellas personas después de dedicarme una leve reverencia. Luego de aquello, me dediqué a observar su figura alejarse por el vestíbulo con un extraño sentimiento en el pecho, como quien ve a una persona que sabe que es poco probable que vuelva a ver.

Mientras caminaba sin importancia bajo la lluvia, me recordé que era inútil encariñarse con ella o su historia. Además, era muy posible que jamás me acepte una llamada –eso si el número que dejó en mi celular no era falso–, nadie me aseguraba que ella no rompiera su promesa sobre no hacerse daño.

Era un idiota al preocuparme seriamente con esto y cargarme toda la responsabilidad sobre mis hombros cuando nada me garantizaba resultados positivos. Un posible número telefónico falso, una actitud derrotada y mi creciente e injustificado miedo sobre que ella haya actuado todo sobre la aceptación del trato para que pudiese dejarla tranquila. Sin embargo, a pesar de todas las negativas que tenía en mi contra, nada me detuvo a entrar en el sistema de búsqueda de personas con la contraseña de mi padre y comenzar a investigar un poco sobre ella.

Si iba a tomarme esto de manera seria, debía correr riesgos serios.

―¿Se puede saber dónde estuviste todo el día? ―preguntó la voz de NamJoon cuando pude escuchar sus pasos cruzar el umbral de la puerta. Retiré mi mirada unos escasos segundos de la pantalla solo para observarlo y asegurarme de que no estuviese algunos de nuestros padres cerca.