La Conferencia

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Dicen que un mecanismo de defensa del cerebro ante situaciones traumaticas es reprimir el acontecimiento, mi cerebro definitivamente no funciona bien, porque recuerdo perfectamente el 5 de Julio de 1972 en Suecia. No estaba lloviendo, lo cual era algo tremendamente bueno, tampoco había sol, también era bueno, eso hacía que mi padre estuviera de buen humor. Recuerdo cómo se preparaba para ese día, la cantidad de veces que repitió su discurso hasta saberlo de memoria, cuidando perfectamente su gesticulación y las palabras que utilizaba para ser concreto y directo, pero también respetuoso. Yo no debía estar presente, ese día, yo debía estar en mi casa en Ginebra, pero la mujer que cuidaba de mi avisó una semana antes a mi padre que no podría encargarse de mi cuidado. Así que ahí estaba yo, en Estocolmo.

Vislumbré desde la ventana del coche un enorme edificio color grisaseo, tenía enormes ventanales, y muchos policías estaban a sus afueras. Cuando entramos al lugar, todos las personas que estaban cerca ser aproximaron a mi padre y a mi para saludarnos con gran entusiasmo.
-Eres el hijo de Colleman, Joan, ¿cierto? - me preguntó un hombre un poco mayor con el cabello canoso y el bigote como el de una morsa.

-Sí señor, mucho gusto. - Respondí yo con una falsa sonrisa que dejaba a la vista los dientes torcidos.

-Bueno Joan, espero que te diviertas. - Me dijo el hombre antes de irse.

¿Divertirme? ¡Estaba en una conferencia! Y contra mi voluntad estaba ahí, ¿cómo pretendía que me divirtiera?

Después de muchos aburridos saludos, pasamos a una sala llena de sillas, frente a ellas había un escenario con un micrófono en el centro, y a su lado una mesita con un pichel y un vaso de agua. Nos sentamos en primera fila, al menos yo me senté, mi padre se fue y no supe a dónde. Junto a mi se sentó una señora con largas piernas y un vestido blanco, y al otro lado un hombre obeso con un traje que parecía le iba a explotar, ambos me miraban como si fuera muy extraño ver a un niño en una conferencia.

-Buenos días, damas y caballeros, sean bienvenidos a la Conferencia de Estocolmo. Primero les quiero agradecer su asistencia, sabemos que los temas que trataremos aquí no son convencionales, les pido que tengan la mente abierta. Nuestro primer expositor será el Dr. Colleman, por favor un aplauso. - dijo un hombre en el centro del escenario, parecía el jefe del lugar.

Vi a mi padre subir al escenario y tomar el micrófono, pude ver como le temblaban las manos, estaba sudando como un cerdo, y parecía que le costaba respirar. Cuando consiguió calmarse empezó a hablar.

-Damas y caballeros, para mi es un gusto estar en esta mañana con ustedes, espero que mi exposición sea de interés y que logremos desarrollar una consciencia más profunda sobre los temas ambientales. No voy a alargar esto de manera innecesaria, vamos a morir. Sé que suena radical pero la realidad es que estamos condenando al planeta tierra a una muerte segura, y con su muerte, la de la especie humana.- dijo mi padre antes de ser interrumpido.

-¿De qué narices está hablando doctor? - dijo el hombre sentado en la última fila.

-Hablo de nuestra extinción Sr. Withaker, hemos utilizado los recursos naturales tan drasticamente que se van a agotar, el agua se va a acabar, sin agua morimos. Y si las generaciones futuras siguen con este derroche va a ser el fin de toda la especie humana, sin oxígeno, sin árboles, sin comida, la solución es simple: alertar al mundo de la situación y generar un cambio. Si no hace...

-¡Es sufiente doctor, baje del escenario y retírese! , usted está loco, usted no sabe lo que dice y nos asusta innecesariamente, larguese de aquí, considere cambiar de profesión. - le dijo el hombre que lo había presentado a la audiencia.

El rostro de mi padre se ensombreció, desde ese día nuestra vida cambió totalmente, cada día estaba más convencido de que mi progenitor estaba muerto desde que mi madre lo estaba. Ay de mi y aquellos hombres que no escucharon a tiempo.

La Cúpula de la TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora