La Revelación

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-Joan, casi me has matado de un susto, creí que te había perdido. ¿Por qué entraste ahí? - dijo mi padre mientras yo me incorporaba.

-Yo... Yo, no sé qué pasó, habían, habían animales muertos... ¿Por qué hay animales muertos papá? - le dije intentando recuperar mi fuerza.

-No es el momento de discutir esto Joan, no estás en las condiciones necesarias para escuchar la realidad. - dijo mi padre apartando la mirada de mi.

-¡Tengo 25 años! He dedicado 9 años de mi vida a este laboratorio ¿y me dices que no estoy preparado? Si no me dices ya, me voy, me voy de Ginebra. - le dije yo con el tono más fuerte que tenía.

El mi miró por uno minutos, parecía preocupado, era como si tuviera miedo de decirme la verdad, la verdad que ni el quería decir ni yo escuchar.

-De acuerdo-, me dijo por fin. -¿Recuerdas mi discurso en aquella conferencia? - me preguntó el.

-Por supuesto, bueno, no recuerdo mucho, pero sí recuerdo que dijiste que íbamos a morir por el agua, oxígeno y algo más que ya no recuerdo. - le respondí yo, un poco tímido.

-Sí, bueno, Joan, es que ese discurso es verdad. Vamos a morir, aunque tal vez yo muera antes por causas naturales, eso espero. La realidad es que esa habitación es mi más grande descubrimiento, eso animales vivieron ahí desde que llegaste acá, 9 años, les di comida artificial, creé la comida para que no se comieran entre ellos. Vivieron con la cantidad mínima de agua, y la cantidad de oxígeno al mínimo. Yo necesitaba saber si nosotros podíamos sobrevivir a esas condiciones. - dijo el un poco apenado.

-¿Me estás diciendo que si los animales vivieron 9 años nosotros también viviríamos esa cantidad de tiempo? - lo interrogué yo.

-No Joan, yo a ellos les dejé agua y oxígeno, los seres humanos no tendremos eso. Yo les dije que eran 60 años pero me equivoqué, han pasado 14 años de la conferencia, para el 2030 ya estaremos en crisis, yo he estado intentado crear la manera de que la especie humana sobreviva. Aunque mi proyecto no ha dado frutos, mis animales mueren y aún no logramos desarrollar la sustancia que sea como el agua y algo que simule el oxígeno que ocupamos. - me explicó él.

-No entiendo por qué vamos a ocupar agua y oxígeno, padre. - le dije yo con un tono burlón.

-El ser humano busca expandirse, pronto talará tantos árboles para crear más casas y edificios, va a llegar un momento en el que no va haber qué talar, porque han consumido todos los árboles, y los árboles dan oxígeno. Y el agua, ¿has visto como han contanidado el lago? Así lo harán con todos los lagos, ríos y mares. ¿Entiendes, Joan? Tenemos que encontrar la manera de salvar a los niños que vienen, tenemos que intentar salvarnos.- terminó él.

Yo estaba aturdido, no podía creer que eso fuera a ocurrir, inmediatamente pensé en mis abejas, si no polinizan los árboles no crecerán, si cortan las flores ya no tendrán qué polinizar, se van a extinguir. Sin ellas, moriremos todos. ¿Qué iba a ser? Apenas era un chico de 25 años, y ya sentía el peso de mundo sobre mis hombros, el proyecto del agua volvió a ser una obsesión, pero ahora tenía varias, el oxígeno y la comida, ¿cómo carajos iba a crear comida que nunca expirara?

Desde ese día trabajé como un loco por resultados, pero nada, no habían avances, intenté hablar con otros colegas pero me decían que estaba igual de loco que mi padre, hoy, ellos están muertos, hoy tendrían 50 años tal vez, pero los mató el primer rastro de la perdición humana.

La Cúpula de la TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora