El Muelle

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Odio mi cumpleaños, aunque debo admitir que amé el de ese invierno del 77. Desperté como siempre a las 7 de la mañana para hacer mis quehaceres, tenía tarea de matemática en el colegio, aunque ese día había decido no asistir a clases, le diría a mi padre que estaba enfermo, a él no le importaría. A eso de las 9 de la mañana decidí que quería desayunar en el muelle del pequeño lago que estaba frente a la mansión, así que tomé dos trozos de pan y de queso, me preparé un té y me fui. Al llegar al muelle descubrí que había una pequeña caja de cartón cuidadosamente envuelta con un papel de regalo de cuadros, al frente tenía una nota que decía "para Joan", quité el papel de regalo y abrí la caja. Cuando logré sacar su contenido descubrí que era una bata blanca de laboratorio, todos mis vellos se erizaron, sentí como un frío recorría todo mi cuerpo y escuché unos pasos aproximarse a mi. Era él.

-¿Te ha gustado mi regalo? - preguntó mi padre.

-¿Esto es un regalo? Yo no quiero una bata blanca, no me interesa ser como tú. - le respondí yo.

-Joan, sé que he cometido muchos errores, sé que no he sido el padre que mereces, pero te amo, y no estoy dispuesto a perderte. - me dijo él con un tono triste. - por favor, ven al laboratorio conmigo, si después de esi aún piensas que no quieres nada conmigo y el laboratorio, lo respetaré- concluyó él.

Yo estaba tan dolido con él, que no lograba entender como si quiera se atrevía a decirme eso, pero algo ocurrió, recordé a mamá cuando de pequeño me decía que yo iba a ser mejor que mi padre, que iba a ser el mejor científico del mundo. Yo siempre había soñado con ser científico, pero mi padre había hecho que lo odiara, pese a eso, decidí darle una oportunidad.

Llegamos al laboratorio y me enseñó todo el lugar, todos sus aparatos y estudios, era un sueño hecho realidad, pero hubo algo que llamó mi atención, un letrero gigante de NO Pasar estaba sobre una enorme puerta de metal sin ninguna ventana.

-¿Que hay ahí dentro? - pregunté yo señalando la puerta.

-Eso no es importante por ahora, más adelante te contaré lo que hay, por ahora quiero saber si has tomado una decisión. Debes saber que si decides trabajar conmigo tendrás tu propio estudio y plena libertad para hacer tus investigaciones, aunque claro, tendrás que ayudarme en algunas cosas. - me respondió él.

-Sí, quiero trabajar aquí. - le dije yo sin mostrar mayor interés.

-Excelente, empecemos. Lo primero que ocupo de ti es que busques la manera de crear una sustancia que sea igual de saludable que el agua, pero sin ningún elemento que la conforma. - dijo él sin alzarme a ver.

-¿Estás loco? Eso es imposible. - aseveré yo.

-Pues tendrás que intentarlo. - repuso él.

Durante meses trabajé en eso y no podía crear nada similar al agua. Pasaron 3 años más y yo todos los días seguía con el mismo proyecto, ya se había convertido en mi obsesión, necesitaba crear algo que funcionara como mi padre quería.

La Cúpula de la TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora