La Habitación De La Muerte

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Una fría noche de abril del 85 yo seguía en el laboratorio, había dejado de lado el proyecto del agua, simplemente ya no lo creía posible, era un gasto de recursos innecesarios, así que estaba desarrollando un nuevo proyecto. Me dediqué a analizar la importancia de las abejas para el mundo, había creado la simbiosis perfecta, diferentes insectos y escarabajos y unos cuantos ratones, cada uno en sus áreas, habían flores y céspeded, durante un mes dejé a las abejas hacer lo suyo, después, decidí que era tiempo de ver que ocurría sin ellas.

Mi simbiosis estaba muriendo, las flores traban marchitas pese a que las regué y les ponía abono, el césped estaba seco, aunque todas las noches lo regaba, empezaba a entender qué pasaba si las abejas no dejaban su polen por los campos de mi ecosistema. Durante esa noche reflexioné mucho sobre el destino de la humanidad si las abejas no estaban, así que decidí cambiar los roles, que pasaría con las abejas si no tuvieran que polinizar. Empecé a cambiar la forma de mi ecosistema, para adaptarlo al nuevo mundo de las abejas, cuando escuché un aullido ensordecedor, venía de la habitación sin ventanas...

Siempre respeté que mi padre mantuviera oculto el contenido de eda habitación, imaginé que era un proyecto tan excelente que temía se lo robaran. Nunca intenté entrar, hasta esa noche. Me sorprendí mucho ya que nunca había escuchando un solo sonido proveniente de esa habitación metálica, ¿que podía ser? Si había escuchado bien, podía haber algo vivo ahí dentro, pero ¿cómo era posible di nunca se abría esa puerta?
Me acerqué y pegué la oreja a ella, no hubo sonido alguno, permanecí así unos segundos, intentando convercerme de que había sido mi cerebro jugandome una mala pasada, posiblemente era que tenía mucho sueño. Me ajelé de la puerta y ¡pum! Un golpe seco contra la puerta, después otro, y otro, y otro. Me sentí aterrado no sabía que hacer, tomé mis cosas para irme del laboratorio, pero antes de salir sentí la necesidad de entrar a ese lugar.

Tomé el manojo de lleves que colgaba de la pared, sabía perfectamente cual era la llave de aquella puerta. Las manos me temblaban, sudaba igual que mi padre antes de su discurso, pero tomé coraje y metí la llave en el cerrojo... Le di dos vueltas y escuché como el seguro se quitaba, abrí.

-Esto no es real, esto no es real, estás loco, esto no es real. - me continuaba repitiendo. En el suelo, al lado de la puerta había un lobo, un lobo de pelo amarillento, muerto. ¿Cómo un lobo iba a vivir ahí dentro? Pero eso no era lo peor, no, ratones, había ratones muertos por todos lados, un cerdo estaba en una esquina retoeciendose y gritando, y habían gallinas muertas también . ¿Acaso mi padre era un sádico que disfrutaba matar y torturar animales? Empecé a sentirme mareado, mi cabeza me dolía tanto que no podía pensar, ya no podía respirar, empecé a ver borroso, intenté dar la vuelta e irme pero no podía mover un solo musculo de mi cuerpo. Y de pronto, dolor, dolor y oscuridad.

-¡Joan, Joan! Por favor Joan, ¡por favor, no! - escuchaba que alguien me decía a lo lejos. Cada vez más lejos.

La Cúpula de la TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora