Capítulo 7: Algo que agradecer

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Sabaku no Gaara Pov

Hace muchos años, cuando aún era muy pequeño mi madre me dijo que si la vida te da limones, que hagas limonada. En ese entonces no le entendí, de hecho ni siquiera tenía una idea clara de lo que me quería decir con eso, por lo que ingenuamente espere que de la nada aparecieran limones, para entonces así poder hacer una rica limonada que tomáramos mi madre y yo. Ahora todo es distinto y comprendo que lo que me quiso decir en ese momento, quería que aprovechara las oportunidades que te da la vida, pero ¿qué pasa si me niego a aceptar esta nueva oportunidad para amar por miedo a ser lastimado?…

Respiro profundamente y con pasos lentos me adentro a la habitación de Sakura, la cual es demasiado amplia, incluso hay una pequeña mesilla junto a la cama, con un florero –al parecer bastante caro– de color lila, el cual tiene hermosas rosas blancas.

—Sakura —susurro bajo, acercándome hasta la cama. Con delicadeza acomodo un mechoncito de su cabello, deslizando el dorso de mi mano por su mejilla—. Lo siento —pido entre lágrimas—, todo esto fue mi culpa…

—Gaara… —la escucho muy bajo, por lo que guardo silencio—, nada de esto ha sido tu culpa, así que no digas eso.

—Claro que lo fue —miro esos ojos jade que me observan con desaprobación—. Todo lo que hago es causarte problemas…

Agacho la mirada sintiéndome un completo inútil, ni siquiera puedo conseguir un trabajo para pagar mis gastos, por lo que dependo de Sakura, y encima de eso mi padre le ha hecho daño por mi culpa. Todo lo que quería era cuidarla y termino inmiscuyéndola en mis problemas familiares, que terminan con una visita al hospital.

—No llores —me rodea suavemente con sus brazos, comenzando a hacerme mimos en el cabello para intentar calmarme—, estoy bien, vas a ver que todo se solucionara.

—Debería ser yo quien te reconforte…

—Ey… —protesta separándose de mi—, ¿acaso está mal que quiera apapachar a mi lindo hermanito?

—¿Hermano?

—Para mí lo eres —responde segura. La observo con cariño al tiempo que toco con las yemas de los dedos el vendaje sobre su cabeza.

Estoy tan perdido en mis pensamientos que no escucho la puerta de la habitación abrirse, hasta que la enfermera me llama sutilmente esbozando una cálida sonrisa, es una mujer pelirroja bastante hermosa, la cual se acomoda las gafas para poder leer algo en los documentos que sostiene en la mano.

—Señorita Haruno ¿cierto? —responde tímidamente Sakura con un “sí”, que apenas y he podido escuchar—. Mi nombre es Karin —comenta caminando hasta nosotros para hacerle un rápido chequeo—. Me alegra verla despierta, realmente es admirable la vitalidad de los niños de hoy —dice jovial al tiempo que te minina de revisar a Sakura—, al parecer no fue tan grave, por lo que el médico ha decidido darla de alta.

Me quedo de pie observando atentamente a la enfermera, quien llena una hoja con los datos de Sakura y le da varias indicaciones, sobre cómo debe cuidarse la herida, que al parecer no fue tan grande como creí, sin embargo la cantidad de sangre que la cubría era suficiente para alertar a cualquiera, y necesito como diez puntadas… lo admito, eso suena fatal, pero en términos médicos “No es nada grave”.

—Gracias, por cierto… ¿Dónde puedo pasar a pagar la cuenta del hospital? —Inquiere Sakura con seriedad y yo me tenso.

Por poco y lo olvido, comienzo a jugar con mis dedos nervioso, ¿Cómo rayos se me pudo pasar algo tan importante? Y viendo el hospital, seguramente la cuenta es altísima, pero al ver la amplia sonrisa que nos dedica la enfermera quedo más que desconcertado.

Promesas de alcobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora