Sabaku No Gaara Pov
Siempre existirá una especie de temor hacia lo desconocido. Dudas igual que un parajito que intenta saltar del nido por primera vez; la diferencia está en que ellos nunca piensan que probablemente sea la última vez que lo hagan, simplemente no existe esa remota posibilidad de ser incapaces de volar, lo hacen y listo, saltan y confían en sí mismo, en que sus alas se abrirán y estarán a un paso de ser libres… eso intente hacer yo, confiar no solo en mí sino en Itachi, en sus palabras, en sus acciones.
La realidad es que deseaba continuar con este intercambio de caricias y besos, pero también tenía miedo, miedo a perderlo, a que me dejara tal y como lo hizo Sai. Por un instante llegue a creer que no era suficiente para Itachi Uchiha, al grado de que cada parte de mi cuerpo se tensó y sopese la idea de pedirle que se detuviera; incluso pensé una rápida disculpa con la esperanza de que no se enfadara. Justo en el momento en que le mire para detenerlo, su pausada y aterciopelada voz me tranquilizó. Aquel suave ronroneo sobre mi oído logro que recuperara la confianza que por instantes me abandono.
Deje que sus manos siguieran explorando mi cuerpo con parsimonia y una delicadeza que hasta ese momento desconocía. Sonreí para mis adentros ya que no era de cristal, no me rompería con su toque, por lo que un tanto avergonzado oprimí su mano sobre mi sexo que comenzaba a despertar; recibiendo como respuesta un beso hambriento y necesitado que me hizo gemir entre nuestros labios, sintiendo su húmeda lengua juguetear con la mía a un ritmo desesperante.
—Itachi —suspire con necesidad y anhelo de ser tocado.
Ansiaba que sus manos recorrieran cada parte de mi cuerpo, que mi hicieran vibran en un mar de placer, por lo que comencé a acariciar su pecho, subiendo un poco más mis brazos hasta enredarlos en su cuello.
Hundí mis dedos en esa espesa mata de cabello azabache conforme sus labios degustaban mi cuello, dejando besos húmedos, bajando cada vez más, mientras sus hábiles manos desabotonaban con desespero mi camisa y pantalón, dejándome al descubierto y a merced de él. Me permití cerrar los ojos y disfrutar de los múltiples mimos que repartía sobre mis pezones, los cuales mordisqueaba y lamia hasta que estuvieron erectos.
Delicado, tierno y amoroso, así era él, así era cada caricia que me proporcionaba y me perdía entre las infinitas sensaciones llenas de placer que me provocaba el solo rose de sus dedos contra mi piel desnuda. Suspiraba y jadeaba su nombre de manera entrecortada, arqueando levemente mi espalda cuando ha comenzado a masajear mi miembro directamente, en un rítmico movimiento de arriba hacia abajo, conforme bajaba más y más mi pantalón y bóxer, hasta estar completamente desnudo.
—Eres realmente hermoso —susurró contra mi muslo, estremeciéndome y excitándome en partes iguales. Su cálido aliento sobre esa zona me hizo soltar un fuerte gemido, creyendo que estaba a nada de correrme con solo eso.
El suave sonido de las prendas cayendo me hizo levantar la vista, observando como la blanca camisa que portaba se deslizaba sutilmente por sus hombros, como si le acariciara, hasta caer en el suelo con las demás prendas. Instintivamente acerque mi mano a su firme torso, deslizándolo por su blanca piel, dibujando con mi dedo cada contorno de su cuerpo, antes de que tomara mi mano y la besara, esbozando una sonrisa ladina demasiado seductora.
Sus labios reclamaron los míos mientras su mano seguía con la deliciosa tarea de masajear mi miembro. Al separarnos deslizo su nariz por el centro de mi cuerpo, haciéndome cosquillas cada que inhalaba sutilmente mi aroma.
Lo deseaba y mi cuerpo lo necesitaba.
—Itaa… ¡Ah!~ —balbucee cuando ha metido mi pene en su boca, comenzando una deliciosa felación, sintiendo como mis músculos se contraían y mis manos se aferran a la sabana con desespero ante cada sensación desbordante, llevándome al séptimo cielo de Itachi Uchiha.
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Promesas de alcoba
FanfictionEmbriagados por el éxtasis y a punto de un orgasmo las personas son capaces de prometer cualquier cosa. -Prométeme que siempre estarás conmigo. -Sin importar que... Lástima que esa solo era una promesa de alcoba, de esas que olvidas cuando el placer...