Madrugadores

8 1 0
                                    

No Maga, la gente que madruga no está mejor con sus tostadas con queso light y mermelada.
La gente que madruga se despierta y medio adormilada hace su rutina.
Y mientras toma su café piensa porque se despertó con la alarma otra vez y no la apagó y siguió durmiendo.
Se viste monotonamente como todos los días, una pierna y luego otra, una zapatilla y luego otra.
Mientras viaja en colectivo no disfruta el amanecer, se duerme con auriculares, o se pone a ver la ventana con cara de nada, cuando su cerebro piensa en todo y tiene dudas existenciales.
La gente que madruga es monótona y odia la monotonía.
Odia llegar tarde así como a veces espera que venga algo que cambie el que siempre llegue todos los días al mismo horario y pase siempre por la misma cafetería una y otra y otra vez.
La gente madrugadora, mira a la persona que canta al lado suyo a todo pulmón raro, porque ella no tiene la energía ni las ganas de cantar, capaz la monotonía nos consumió tanto que ni siquiera podemos cantar después de las diez de la mañana.
Los que madrugamos, pensamos todo, somos meticulosos, estamos igual de jodidos.
Esperamos el descanso de la siesta para irnos a dormir y no despertar en esta realidad.
Capaz estamos tan hartos.
Somos esos encadenados.
Esclavos.
De sus sentimientos y su vida.
Soñando en esas siete, tres, cuatro, ocho horas de sueño que hacen algo distinto, que se paran en el colectivo para bajarse en una parada que no era o tomarse el tren equivocado y así disfrutar el viaje.
Pero querida Maga, los madrugadores soñamos no soñar a la noche y mirar las estrellas, pensando en lo chiquitos que somos ante el cielo.
Los madrugadores queremos aunque sea un día poder quedarnos toda la noche despiertos y romper esas cadenas, que nos mandan a dormir para empezar de nuevo la rutina.

Lecturas a Medianoche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora