Casa vacía

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Había una vez una casa vacía, que se llenaba de gente en verano y las risas llenaban los silencios en los pasillos, habitaban en ella personas de todo tipo en verano, en ella ardían, las risotadas, las corridas, las peleas, las borracheras, el amor, la amistad, los recuerdos, la casa cobraba vida cada verano siendo habitada por gente de personalidades distintas, parejas, grupos de amigos, familias, la casa se veía acogedora y además tenía un aire de confianza cuando era habitada... hasta que el verano se acababa. Las maletas se empacaban y el silencio empezaba a reinar, la casa se volvía vacía, los pasillos solitarios y callados, el jardín se marchitaba y la casa tomaba un tono lúgubre.
Dejaba de vivir la casa, por dentro parecía llorar, daba angustia...
A veces me pienso como una casa, llena de vida en verano y en invierno vacía, a veces soy una casa en la que habitan muchas personas y dejó pasar muchas personas por esa puerta. Y otras... soy la casa de invierno vacía, sin gracia, llena de silencios, sin vida...

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