- tomen esto, es hora de trabajar- dijo Richard entregando unos uniformes a su hijo y Butters, dejando a estos con cara de WTF -que sucede? Yo les manteni por varios años por eso es momento de pagarme el favor- sonrió y fue directo al mostrador.
Butters solo río nervioso y empezó a hacer su trabajo, mientras que el adolorido Tweek se arrepentía por haber regresado a casa. Ni siquiera había descansado por un día 😦😦😦😦😦😦.
Resignado siguió haciendo lo que hacía su amigo, apuntando lo deseado de los clientes, limpiando el desastre y todo con una sonrisa fingida. Olvidándose por completo donde estaban los niños.
En la cafetería todo pasaba normal, excepto por los clientes que se habían quedado maravillados por las hermosuras que tenían frente suya. A pesar de haber tenido hijos, todavía en ellos tenían sus hermosos cuerpos con curvas resaltantes y piel suave.
Alguien había ingresado a la cafetería, alguien que Butters nunca hubiera desea volver a verlo, la culpa empezaba a llenarlo de manera exsaltante, empezando a hiperventilarse.
-... Que hace él acá?- pregunto Tweek al ver al tipo, sabía que causaría en Butters si lo viese, y ya empezaba a notarlo como este se exaltó.
Butters no podía seguir viéndolo su corazón empezó a latir rápido, y más cuando el chico lo vio. Permitiéndose en ambos un asombro, ambos habían cambiado físicamente pero podían reconocerse, Butters camino delante del tipo, hiso una referencia y dijo:
"Buenas tarde, Kenny. Que se te ofrece?"
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El gordo no paraba de mirar al pequeño castaño, haciendo que este se sonrojarse de los nervios y se oculte detrás de Creek.
Nadie hablaba y solo se escuchaba las pisadas al tocar la nieve, y de fondo otras pisadas, de otras personas de la calle, Eric empezó a rebuscar en sus cosas compradas. Encontrando tres barras de chocolate, ofreciendo a los niños; Theo agarro uno y Creek otro diciendo por parte de ambos: gracias.
Eric tambien comió uno, siempre compraba chocolate pero está ves se sentía feliz comiendolo, quizás por el simple hecho que Butters está en Colorado. Pero se entristeció al instante, el pequeño castaño es hijo de Butters, de seguro había empezado una nueva vida con otro y habían tenido un hijo.
Pero le bastaba solamente poder verlo y decirle las palabras que siempre quiso decir a Butters:
"Te quiero mucho, Butters, quizás no sea correspondido, pero solo quería decirte eso, te quiero"
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